El 28 de abril de 2023 fue la última vez en que Tatiana Mostiko, una animadora infantil de 19 años, cumplió una jornada de trabajo. Y también, fue la última en que se le vio con vida.
La joven era llevada en auto de regreso a casa por su jefe, Kirill Chubko, cuando de repente sufrieron un pinchazo en una de las ruedas. Aquello llevó a que pararan a un costado de la carretera en las cercanías de Berezanksaya, una ciudad rusa de unos 7.000 habitantes.
Según contó Daria, la esposa de Chubko a los medios locales, él la llamó por teléfono para decirle que llegaría tarde, debido al percance que enfrentaron. Le dijo que no se preocupara, ya que un grupo de jóvenes se detuvo para ayudarlos.
Sin embargo, ni su marido ni Mostiko volvieron a sus hogares la mañana siguiente.
Daria, preocupada, marcó el número de la policía para alertar sobre la situación. Presentía que su pareja estaba en peligro. Y el tiempo le dio la razón.
Tanto Chubko como la joven habían sido asesinados fríamente a puñaladas, a manos de tres sujetos.
Luego, sus cadáveres fueron puestos en unos ataúdes de madera improvisados, los cuales fueron encontrados posteriormente por los investigadores, cerca de los restos del vehículo.
Hoy, un hombre llamado Demyan Kevorkyan está siendo acusado de ser el cabecilla del trío de criminales. Se presume que combatió en Ucrania como mercenario del Grupo Wagner, luego de haber aceptado ir a la guerra a cambio de que lo sacaran de la cárcel.
Los presos rusos que fueron liberados para combatir en Ucrania con Wagner
Informaciones reunidas por la BBC detallan que él es uno de los 150 presos que fueron reclutados el 31 de agosto de 2022, fecha en que el fundador de Wagner, Yevgeny Prigozhin, visitó la prisión en la estaba.
Después de haber estado en el campo de batalla, fue visto en una localidad del suroeste de Rusia llamada Pridorozhnaya, en donde vivía antes de estar tras las rejas.
Fuentes consultadas por el citado medio relataron que él les aseguró que había estado en Ucrania como mercenario.
Además de él, otros dos sujetos llamados Anatoli Dvoinikov y Aram Tatosyan fueron arrestados por ser sospechosos del doble asesinato.
Estos dos últimos declararon a la policía que Kevorkyan era quien estaba al mando, pero él se ha mantenido firme en negar todas las acusaciones.
La madre de Mostiko, Nadezhda, dijo que cuando supo de la muerte de su hija entró en un estado de pánico.
“Fue un miedo animal. No puedo describirlo”, manifestó a la BBC.
Y cuando se enteró que Kevorkyan solo había cumplido seis de los 18 años de prisión que le adjudicaron en 2016 —debido a un asalto con asesinato incluido— , su rabia se intensificó.
Más aún, porque las leyes rusas establecen que los internos deben cumplir al menos dos tercios de su condena. Él, solo completó un tercio.
“No debería haber salido hasta 2028″, insistió Nadezhda, “debería haber purgado al menos 12 años”.
La salida prematura de Kevorkyan, según la BBC, se debió a que aceptó militar en las filas de Wagner para apoyar la invasión rusa en el territorio de Ucrania.
El mismo Prigozhin les ofreció dicha posibilidad durante su visita a los convictos rusos e incluso precisó que prefería reclutar a convictos que hayan matado más de una vez o tuviesen un historial violento.
“Necesitamos sus talentos criminales”, les dijo, para luego advertirles que cerca de un 15% de ellos regresarían dentro de “ataúdes de zinc”.
Pese a lo último, prometió una serie de beneficios para quienes pudiesen sobrevivir por seis meses en el campo de batalla: volver a su hogares en Rusia, un bono de 100.000 rublos (unos 900 mil pesos chilenos) y un indulto.
En junio de este año, el mandatario Vladimir Putin confirmó públicamente por primera vez que había firmado el perdón presidencial para reclusos que regresaron de la guerra.
Las cifras de criminales que estuvieron en el frente y volvieron a delinquir
Datos entregados por Prigozhin afirman que Wagner reclutó 49.000 pesos en un año, de los cuales volvieron 32.000. Según él, el porcentaje de reincidencia una vez de regreso es de entre un 10 y un 20% inferior al de otros convictos liberados.
No obstante, investigadores de organizaciones independientes dijeron al citado medio que se presume que la cifra es de 20.000 y que la reincidencia es mayor.
Así lo aseguró la directora de Rusia Tras las Rejas, Olga Romanova, quien defiende los derechos de los presos a través del mencionado colectivo.
La especialista en este ámbito planteó que aquello se debe a que no quedan registros de los delitos, debido a una nueva ley que criminaliza a quienes desacreditan a quienes hayan luchado por los objetivos del Kremlin.
A ello se le suma que los familiares de víctimas pasadas temen que vuelvan más violentos, como consecuencia de las experiencias por las que pasaron en la guerra.
Una de las personas con esa preocupación es Oksana Pekhteleva. El año pasado su hija de 23 años, Vera, fue estrangulada y acuchillada más de cien veces por su ex novio, Vladislav Kanius.
En junio de 2022 fue condenado a 17 años de cárcel, pero unos meses más tarde, vio unas fotos suyas vestido con uniforme militar y empuñando un fusil en las redes sociales.
Al inicio, pensó que se trataba de un montaje, pero después le confirmaron que había sido trasladado a otra prisión en Rostov, ubicada en el sur de Rusia, sobre la cual se cree que es un punto neurálgico de reclusos que se unen a las tropas de Wagner como voluntarios.
Con esas dudas, se dirigió al tribunal correspondiente para preguntar dónde estaba, pero dijo que ahí le respondieron que no podían ubicarlo, ya que su paradero era considerado un secreto de Estado.
Pekhteleva cree que efectivamente está con Wagner y le aterra la posibilidad de que regrese y reciba un indulto presidencial. Teme que pueda atacar a otras personas, tal como pasó con el atentado hacia su hija de 23 años.
“Es una blasfemia”, dijo a la BBC, “es como si nos hubieran asesinado a todos (...) una señal para toda la escoria ahí fuera: ‘hagan lo que quieran, no los van a castigar’”.
“Por supuesto sé quién es el responsable por la muerte de mi hija y sé que no era su primer crimen (...) es duro para mí”, sentenció
Abogados consultados por el citado medio explicaron que no se puede hacer nada en estos casos, ya que no existe la posibilidad de que se juzgue dos veces a una persona por un mismo delito.
Por lo tanto, para que alguno de ellos regrese a la cárcel, lo única manera es que vuelvan a delinquir.