La invasión militar que Rusia desató en Ucrania el pasado 24 de febrero de 2022 ha llevado a que las fuerzas del país busquen múltiples formas de defender su territorio.
Si bien, el presidente Volodimir Zelenski ha solicitado recursos a sus aliados occidentales para hacer frente a los ataques rusos, sus tropas también han debido recurrir a nuevas tecnologías militares para contrarrestar la ofensiva.
En este sentido, los drones han adquirido un rol fundamental en la guerra.
Varias empresas locales se han dedicado a la fabricación de armamento que incluye piezas que pueden comprarse en tiendas comerciales y ferreterías. Incluso, algunos aparatos utilizan controles y consolas de videojuegos portátiles para su operación.
Uno de los puntos más significativos está en que tienen un bajo costo —de unos miles de dólares o menos— , en comparación a otros sistemas militares de carácter más avanzado.
Pero también destaca que sus fabricantes han empleado tecnologías como la inteligencia artificial (IA) para contribuir a que sean más efectivas.
Cómo son los drones impulsados por IA y qué otras armas ocupan
Una crónica realizada por el New York Times relata cómo algunos de estos drones pueden volar de manera autónoma para perseguir a sus objetivos.
Aquello es posible gracias a que poseen un software que analiza las imágenes que captan sus cámaras de video.
De esta manera, los sistemas pueden identificar patrones y seguir al blanco que se ha fijado.
Ese es solo un tipo de arma que se ha visto en la guerra que Rusia ha desatado en Ucrania.
Otro aparato automatizado que han utilizado es una unidad desarrollada por Roboneers, una empresa local.
Se trata de un dron terrestre que es de un tamaño similar al de una cuatrimoto, pero que cuenta con una torreta en su superficie, la cual es transportada por ruedas todoterreno.
Tras fijar a un objetivo, lo único que deben hacer los soldados es apretar botones en un control a la distancia para que dispare.
El comandante de uno de los batallones ucranianos, Oleksandr Yabchanka, afirmó al citado medio que cuando utilizaron ese ejemplar en su unidad vieron resultados efectivos para combatir a las tropas rusas.
Las compañías que se han dedicado a la construcción de artefactos de guerra han aumentado desde que el Kremlin desencadenó la ofensiva.
Es por esto que hoy se construyen distintos tipos de drones, que varían tanto en tamaños, funciones y capacidades como en su valor y los espacios en los que pueden operar.
El principal objetivo es que puedan contener a las fuerzas enemigas y evitar que sigan avanzando en el frente.
Todo esto, en medio de un escenario en el que los recursos se han desgastado y en el que ya han pasado más de dos años desde el inicio de la guerra.
Desde el periódico estadounidense detallan que más de una decena de emprendedores, ingenieros y unidades militares plantearon que en un futuro cercano se podrán ver aparatos con la capacidad de coordinar y efectuar ataques por sí solos.
De hecho, en una de esas entrevistas, se aseguró que están desarrollando un helicóptero no tripulado que utiliza metralletas para abatir objetivos.
A lo largo de la guerra, algunos de los aparatos que han adquirido mayor protagonismo entre las tropas ucranianas son los drones de visión en primera persona (FPV, por sus siglas en inglés).
Estos son guiados a la distancia por los pilotos, quienes utilizan lentes similares a los de realidad virtual para ver desde el punto de vista del artefacto, como su nombre lo sugiere.
Destacan porque pueden cumplir desde labores ofensivas hasta otras de reconocimiento y vigilancia.
Además, tienen valores considerablemente menores que otros armamentos.
Para hacerse una idea, según cifras rescatadas por The Economist, los proyectiles de artillería no guiados cuestan entre $800 y $9.000 dólares, mientras que los guiados por GPS cuestan alrededor de los $100.000 dólares.
Por su parte, un misil antitanque Javelin vale alrededor del doble que esta última cifra.
En cambio, un dron FPV simple puede costar unos $400 dólares.
Según rescató el Times, el ministro de Transformación Digital de Ucrania, Mykhailo Fedorov, dijo que en 2023 empezaron sus esfuerzos para automatizar los FPV, pero enfrentaron retrasos a raíz de problemas en la programación del software de control de vuelo.
No obstante, confirmó que pudieron resolverlos y que actualmente hay una decena de empresas dedicadas a la construcción específica de drones autónomos.
“Necesitamos máxima automatización (...) Estas tecnologías son fundamentales para nuestra victoria”, recalcó el representante de dicha cartera.
Sin embargo, a pesar de la utilidad que tienen estos elementos tanto para tareas de ataque como estratégicas, distintos analistas han planteado que su rol —al menos hasta la actualidad— es más bien complementario a otras herramientas tradicionales.
“Lo poderoso es la potencia de fuego combinada de la artillería y los drones”, enfatizó un comandante ucraniano que se presentó como “Aquiles” en conversación con The Economist.
El analista internacional y académico de la Universidad de Valparaíso, Guillermo Holzmann, explicó a La Tercera que hoy se utilizan principalmente para misiones y operaciones específicas, no así para elaborar estrategias basadas únicamente en ellos.
“Es decir, si quieren destruir artillería enemiga, los mandan para que cumplan ese objetivo, pero no en el concepto de una guerra (de drones como tal). O sea, ellos dicen: ‘Primero usamos los drones, después hacemos esto, etc’”.
Mientras se desarrollan nuevos avances en el campo de los drones, el presidente Zelenski ha seguido insistiendo a sus aliados occidentales la importancia de que faciliten recursos y armamento para enfrentar los ataques rusos.
De hecho, a principios de agosto de 2024, valoró la llegada de aviones F-16 para continuar con sus labores de defensa, pero hizo hincapié en que todavía no es suficiente el número que poseen ni la cantidad de pilotos preparados que tienen para utilizarlos.
“Lo positivo es que esperamos F-16 adicionales” y “muchos muchachos están entrenando ahora”, subrayó el mandatario, quien calificó la entrega de esos ejemplares como el inicio de “una nueva etapa de desarrollo” para su aviación.