Recientemente, el Rover Perseverance de la NASA encontró un particular fenómeno durante uno de sus paseos por Marte: una mancha negra en la superficie del Sol que podría afectar a la Tierra.
Se presume que esta coincidirá con el planeta del 28 de agosto al 1 de septiembre.
Aquello podría afectar a las redes eléctricas y las telecomunicaciones.
Qué son las manchas solares y cuáles son sus potenciales efectos
Según datos de la agencia espacial rescatados por Wired, las manchas solares son regiones frías y temporales que aparecen en la fotosfera a raíz de perturbaciones en el campo magnético.
“Son áreas que se ven oscuras en la superficie del Sol. Son más oscuras porque están más frías que otras partes de la superficie. Sin embargo, la temperatura de una mancha solar todavía es muy alta: ¡alrededor de 6500 grados Fahrenheit!”, se lee en una nota explicativa de la NASA.
Respecto a por qué tienen una menor temperatura, se da “porque se forman en áreas donde los campos magnéticos son fuertes”, tanto que “evitan que parte del calor que hay dentro del Sol alcance la superficie”.
En ciertos casos, las manchas solares pueden ocasionar “una explosión de energía llamada fulguración solar”, las cuales se identifican porque “liberan mucha radiación en el espacio”.
Si tiene un carácter lo suficientemente intenso, pueden interferir en las telecomunicaciones de la Tierra, precisaron desde la agencia espacial.
Asimismo, pueden venir acompañadas de una Eyección de Masa Coronal (EMC), es decir, “enormes burbujas de radiación y partículas del Sol” que “explotan en el espacio a una velocidad muy alta”.
“Cuando las partículas con carga eléctrica de una EMC alcanzan áreas cercanas a la Tierra, pueden provocar la aparición de unas luces intensas en el cielo, llamadas auroras. (...) También puede tener consecuencias en la electricidad y, en el peor de los casos, puede causar cortes y escasez en el suministro. Las fulguraciones solares y las EMC son las explosiones más poderosas de nuestro sistema solar”.
No obstante, informaciones reunidas por Wired detallan que desde el siglo XIX no ha habido alguna que haya generado destrucción en la infraestructura humana.
El mayor suceso registrado fue el llamado “Evento de Carrington” de 1859, cuando se incendiaron instalaciones de telégrafos y se vieron auroras boreales en México, Cuba y Colombia.
Por otro lado, en 1989, otra EMC desencadenó un apagón de luces en Canadá por 12 horas.
Es por esto que los recientes hallazgos de la NASA son vistos como una oportunidad para poner a prueba los sistemas de monitoreo, estudiar en mayor profundidad cómo se comporta este fenómeno y evaluar estrategias para proteger las redes eléctricas de la Tierra.