Antes de que se conocieran sus crímenes, Lucy Letby (33) aparentaba ser una persona indicada para trabajar con niños.
Esta mujer joven, con una cabellera rubia y una sonrisa insospechada, paseaba por los pasillos del hospital Countess of Chester de la ciudad de Chester, en el noroeste de Inglaterra, con una bata azul del Servicio Nacional de Salud de Reino Unido (NHS) y una placa en la que se leía su nombre, junto a la imagen de una amigable mariposa amarilla.
Su deber era cuidar a los indefensos bebés que nacían en el lugar, pero sus verdaderas intenciones distaban de esa noble misión.
Durante su trabajo en el recinto médico, Letby asesinó a al menos siete pequeños a través de actos como inyectarles aire e insulina en el torrente sanguíneo, introducirles aire en el tracto gastrointestinal y alimentarlos a la fuerza con leche u otros líquidos.
También, la justicia la declaró culpable del intento de matar a otros seis niños, un veredicto que en suma la convierte en la asesina serial infantil más prolífica de la historia británica moderna.
Este lunes se conocerá su sentencia, la cual se espera que sea de cadena perpetua, pero lo cierto es que antes de ser custodiada por la policía, sus agresiones atemorizaron a la población local desde que salieron a luz los primeros casos en 2016.
Un año antes, ya había empezado a efectuar los atentados en la unidad neonatal del Countess of Chester.
“Fría, calculadora, cruel e implacable”: quién es Lucy Letby
Creció en el centro de Hereford como hija única de una familia de clase media. Sus padres, John (76) y Susan (62), fueron descritos por los vecinos como personas cariñosas y respetadas. De hecho, el matrimonio asistió a todos los días del juicio y han demostrado estar pendientes.
Según informaciones rescatadas por The Guardian, cuando los peritos analizaron la situación psicológica de la enfermera, concluyeron que no hubo indicios de una infancia traumática o abusiva, aunque se sospechó que podría tener algún tipo de psicopatía.
Durante el juicio, generalmente se le vio con una expresión impasible mientras estaba sentada en el banquillo de los acusados, a pesar de que se escuchaban testimonios desgarradores de padres que presenciaron los gritos “horrendos” de sus bebés e incluso vieron convulsiones.
Una de las declaraciones que se leyó en el tribunal decía: “Se le veían las venas azules, brillantes, de distintos colores. Parecía que tenía calor espinoso. Podías ver algo rezumando por sus venas”.
Frente a esta situación, Letby solo miró y dijo: “No puedo comentar su verdad. Yo misma no vi nada de eso”.
Más tarde, se describió a la enfermera como una persona “fría, calculadora, cruel e implacable” por no mostrar signos de arrepentimiento ante los crímenes por los que fue declarada culpable.
Algunos padres recordaron haberla visto bañar y vestir con una actitud alegre a los cadáveres de sus hijos, una reacción completamente inesperada dada la situación.
Después se enteraron que no habían muerto por causas naturales, como se pensó en un principio, sino que por las agresiones de Letby.
La única ocasión en la que se le vio llorar fue en la decimosexta semana del juicio, en febrero, cuando un médico casado llegó al tribunal para declarar. Pese a que ella negó haber tenido una relación sentimental con el doctor, en un momento se presumió que Letby buscaba llamar su atención.
Antes de 2015, las cifras de bebés fallecidos en el Countess of Chester se mantenían dentro de los rangos esperables, en comparación a otros hospitales de Reino Unido.
Datos rescatados por el periódico británico detallan que por cada 1.000 pequeños prematuros que nacen en dicho territorio, mueren menos de dos.
En el caso particular de ese recinto médico, de los cientos que nacían en un año promedio, solo morían entre uno y tres hasta ese año.
Pero todo cambió cuando Letby empezó con sus crímenes.
Solo en 14 días de junio de 2015, tres murieron de forma repentina y un cuarto empeoró sus condiciones de salud rápidamente. Previo a las defunciones, todos parecían estables.
El modo de operar de la enfermera
Uno de los atentados descritos fue durante la noche del 8 de junio de 2015. En medio de su turno, la enfermera inyectó aire en una vía intravenosa que estaba conectada a un infante que nació el día anterior.
El pequeño era el hermano de una gemela y ambos eran prematuros por seis semanas.
Luego de que Letby concretara dicha acción, el bebé se desplomó en instantes, por lo que los médicos fueron a asistirlo para tratar de reanimarlo.
Al mismo tiempo, la madre —quien estaba en una silla de ruedas por la recuperación del parto— exclamaba repetidamente que “por favor no dejen morir a mi bebé”.
Los doctores trataron de rescatarlo, pero no fue posible. Dos minutos antes de las 21:00 y una hora y media después de que Letby entrara en servicio, el pequeño murió.
Ante la desesperación por el trágico incidente, el padre del bebé fallecido se quedó a hacer guardia junto a la cuna de la hermana gemela.
Tanto él como otros familiares se turnaron para vigilarla por un periodo de 24 horas, que culminó a las 20:00 del día siguiente.
Esa era precisamente la hora en que a Letby le tocaba entrar a su turno. Poco después de las 00:00 y sin signos de que pudiese enfrentar algún problema mayor, la pequeña entró en un estado de gravedad.
Al igual que con su hermano, los doctores trataron de reanimarla, aunque esta vez sí lograron llevarla a condiciones estables. La bebé estuvo un mes adicional en el hospital antes de ser dada alta.
Otras víctimas que atacó Letby y que lograron sobrevivir a sus agresiones terminaron con secuelas graves. Dentro de ese grupo, una niña que nació con 15 semanas de antelación y a la que se le había dado un 5% de posibilidades de salir con vida quedó con una parálisis cerebral tetrapléjica.
Hoy está viva, pero no puede hablar y requiere de cuidados las 24 horas del día.
Respecto a los gemelos, los registros telefónicos delataron que Letby buscó a la madre de ellos en reiteradas ocasiones en Facebook.
La primera fue después de terminar el turno en el que asesinó a uno de ellos. La noche siguiente la buscó nuevamente tras intentar matar a su hermana. Dos meses más tarde, replicó el acto en la red social.
Aquella conducta era usual. En total, la policía encontró registros de 2.381 búsquedas en su teléfono solo entre 2015 y 2016. Muchas de ellas eran para revisar los perfiles de los padres de niños los asesinados. Dicha acción incluso la replicó en fechas como Navidad.
En los días posteriores al atentado contra los gemelos, asesinó a otros dos bebés.
Mientras tanto, la dirección del hospital no encontraba una respuesta lógica a las misteriosas muertes. No sospechaban que pudiesen haber sido asesinatos. Menos a manos de una enfermera del recinto.
Asimismo, les llamaba la atención que varios de los bebés fallecidos tenían una inusual decoloración en la piel, la cual posteriormente se descubrió que era consecuencia de las inyecciones de aire mediante una vía intravenosa en el torrente sanguíneo.
Ese método fue descrito como el “favorito” de Letby durante el juicio, pero pasaron años hasta que fuese declarada culpable este viernes 18 de agosto de 2023.
En busca de la asesina del hospital Countess of Chester
A partir de esas muertes en solo 14 días de junio de 2015, el jefe de pediatría de la unidad neonatal, Stephen Brearey, empezó a revisar las fichas para encontrar un denominador común.
Ahí identificó que Letby había sido la enfermera de guardia durante cada una de las muertes, por lo que se acercó a la directora de esa área, Alison Kelly, para conversar sobre la situación.
“No puede ser Lucy, no la buena Lucy”, le respondió ella según relató el doctor a The Guardian.
Para el equipo que trabaja directamente con Letby, era impensado imaginar que tuviese alguna participación deliberada en los fallecimientos. Después de todo, parecía tan dulce e inofensiva a ojos externos.
Tales sospechas fueron descartadas en un principio. No les parecía lógico desde ningún punto de vista y creyeron que se trataba de una coincidencia.
Sin embargo, “cuando siguió ocurriendo, empezó a parecer que no podía ser pura coincidencia”, contó al citado medio el pediatra de Countess of Chester, John Gibbs.
Al año siguiente, en 2016, Letby envenenó a dos bebés más con insulina. A otros les inyectó a aire. A uno lo sobrealimentó con leche y a un pequeño le causó un traumatismo en su garganta tras manipular su sonda de alimentación.
La gran mayoría de las agresiones fueron durante su turno de noche y después de que los padres se marcharan del hospital. A veces, incluso los atacó poco antes de que terminara su turno, para que así fallecieran cuando empezara el de otro colega.
Un trabajador del hospital contó bajó anonimato que algunos la apodaban “el ángel de la muerte” por las tragedias que ocurrían cuando ella operaba, pero aclaró que lo hacían “en broma”, no porque realmente creyeran que estuviese cometiendo delitos.
Pese a que la asociación entre sus turnos y los decesos ya era conocida por el personal, no se le atribuía la responsabilidad porque nadie la había visto hacer daño a los bebés, además de que no había rastros de sus crímenes.
No obstante, después de que envenenara a un recién nacido con insulina, los doctores revisaron la ficha clínica y luego concluyeron que no podía ser por causas naturales.
Para ellos fue evidente: alguien le suministró una gran dosis no prescrita de esas sustancia con el objetivo de asesinarlo.
Aún así, tales resultados tardaron semanas en llegar y el lazo incriminatorio con Letby no les era claro.
Lo que sí sabían con seguridad, era que las víctimas no habían sido escogidas al azar: casi todas presentan vulnerabilidades alternas, como que eran prematuras o tenían enfermedades hereditarias.
Aquello, según sospechó uno de los médicos, abría espacio para que la persona responsable negara haber atacado a los infantes.
Hasta junio de 2016 —un año exacto después de las muertes de 2015— Letby acumuló varios asesinatos e intentos de concretar fallecimientos.
Le bastaron 10 días de ese mes para que matara a dos hermanos de un grupo de trillizos y buscara hacer lo mismo con otro. Por esas fechas, también hizo un viaje de dos noches a Ibiza con una colega del área de enfermería.
La acusación judicial que la llevó a ser considera culpable en agosto de 2023 describió que Letby estaba “fuera de control” y que gozaba de “jugar a ser Dios” y la “emoción” de los operativos para salvar a los infantes.
Cuando llevó los cadáveres de los dos bebés del grupo de trillizos a una habitación familiar privada, se mostró completamente afectada.
“Estaba destrozada, casi tanto como nosotros”, contó la madre de los fallecidos cuando relató el episodio a la policía.
Cuando se cumplió el primer aniversario de la muerte de los niños, Letby buscó los perfiles de los papás de sus víctimas en Facebook.
Y cuando estaba en el banquillo de los acusados y se le consultó por qué hacía las búsquedas, respondió que lo hizo debido a que las experiencias habían sido “desgarradoras”.
“Algo así no se olvida”, manifestó la mujer de 33 años.
A lo largo del juicio en el que se le vinculó preliminarmente con la muerte de varios bebés, se registraron más de 5.500 páginas de declaraciones de casi 300 testigos y más de 32.000 solo con pruebas, en las que también se incluyeron fotografías.
Junto con ello, algunos de los trabajadores dijeron que parecía disfrutar de la atención desatada por lo que le ocurría a los bebés a su cargo.
Por su parte, el fiscal Nicholas Johnson sugirió que Letby atacaba a las víctimas por aburrimiento. En medio de los fallecimientos, también pasaba horas navegando por Facebook y conversando por WhatsApp con sus mejores amigas, dos trabajadoras de la misma unidad.
En medio de su jornada laboral, además organizaba que asistieran a clases de salsa y zumba e incluso hacía apuestas en las carreras de caballos.
“El trabajo ha sido una mierda, pero… ¡¡¡acabo de ganar 135 libras en el Grand National!!!”, se leía textualmente en uno de los mensajes que envió a un amigo, apenas dos horas después de que intentara asesinar a un niño gemelo que terminó en estado de gravedad.
Cómo la descubrieron y qué encontraron en su casa
Fue en julio de 2016 cuando se le apartó de la unidad neonatal del Countess of Chester, después de que murieran dos niños que habían nacido sanos y que conformaban un grupo de trillizos.
Los meses previos, altos cargos del hospital habían expresado su preocupación por este escenario que seguía aumentando los fallecimientos.
Lucy Letby recordó esa medida durante el juicio y dijo que “fue devastador”, ya que “no creo que se le pueda acusar de nada peor que eso”.
Tras la decisión de los directivos, fue trasladada a un puesto administrativo del recinto médico, pero pasó casi un año hasta que la fundación ligada al hospital se contactara con la policía en mayo de 2017.
Más de un año después, fue detenida por los agentes a las 6:00 del 4 de julio de 2018, luego de que llegara de unas vacaciones con sus padres, en las que fueron al pueblo británico de Torquay.
Él se había quedado a dormir esa noche, por lo que vio cómo sacaron a su hija de su habitación, en una casa en la que vivía sola con dos gatos.
En el interrogatorio, declaró en su defensa que las muertes se debieron a falta de personal, incompetencia de sus colegas y a que algunos bebés tenían problema de salud.
Dicha versión fue derribada rápidamente, pero ella insistió que era inocente.
Además de la ficha clínica que demostraba un envenenamiento, otra de las pruebas más directas que la vincularon con las muertes fue que cuando registraron su residencia, encontraron un diario personal y un bolso rosa con notas en su interior.
“Los maté a propósito, porque no soy lo bastante buena para cuidar de ellos”, se leía con tinta negra en uno de ellos. “SOY MALVADA, YO HICE ESTO”, era otro de los mensajes.
Cuando se los mostraron en el juicio, reclamó que también había otras notan que decían “soy inocente”, pero dicha respuesta no bastó para que los peritos confiaran en su testimonio.
La evidencia contra ella ya era demoledora. Más aún por el hecho de que apenas fue sacada de su puesto en la unidad neonatal, las muertes por dichas causas se detuvieron.
Desde julio de 2016 hasta la actualidad, las enfermeras de Countess of Chester han atendido a más de 2.500 bebés y solo uno ha muerto, cifras que contrastan con lo ocurrido cuando ella estuvo ahí entre 2015 y 2016.
Actualmente, la unidad neonatal se encuentra en un nuevo edificio, debido a una recaudación de fondos que iniciaron los trabajadores del lugar. Letby también participó en esa acción —antes de que la acusaran— e incluso dijo a un diario local que tener salas más grandes “proporcionaría un mayor grado de privacidad”
De la misma manera, ahora se le permite a los familiares quedarse a dormir en camas junto a las incubadoras de sus bebés, para que así puedan estar pendientes a ellos y tener mayor tranquilidad tras lo ocurrido con este caso.
En cuanto a Letby, quien ya fue declarada culpable, este lunes se conocerá su sentencia, la cual se espera que sea de una cadena perpetua que la dejaría de por vida tras las rejas.
Una de las fiscales que participó en las investigaciones expresó después del veredicto judicial que la enfermera “pervirtió su aprendizaje y utilizó su arte como arma para infligir daño, dolor y muerte”.
“Sus ataques fueron una completa traición a la confianza depositada en ella”, sentenció.