Fue el primer fin de semana de julio cuando se confirmó el deceso de Antonya Cooper, quien antes de fallecer admitió que causó la muerte de su hijo Hamish en 1981.
En aquella época, el menor de 7 años enfrentaba un cáncer terminal.
La mujer, quien enfrentaba un cáncer de mama, declaró a la BBC que lo hizo para “terminar tranquilamente con su vida”.
Bajo ese motivo, le suministró a su hijo una gran dosis de morfina que le generó la muerte.
Según declaró al medio británico, quiso contar su historia con el objetivo de que se cambie la regulación sobre la muerte asistida en Inglaterra.
En la actualidad, tanto dicha práctica como el suicidio asistido son ilegales en dicho país.
La mujer que le generó la muerte a su hijo de 7 años con cáncer terminal
Cooper relató que el pequeño tenía 5 años cuando le diagnosticaron neuroblastoma y que, en una primera instancia, los médicos dijeron que le quedaban tres meses de vida.
No obstante, un tratamiento que describió como “bestial” y que duró 16 meses permitió que prolongaran ese tiempo.
Sin embargo, la mujer aseguró que su hijo enfrentó intensos dolores que se mantuvieron.
“La última noche de Hamish, cuando me dijo que le dolía mucho, le dije: ‘¿Quieres que te quite el dolor?’ Y me respondió que ‘sí, por favor, mamá’ (...) A través de su catéter le administré una gran dosis de morfina que acabó tranquilamente con su vida”, contó Cooper.
Luego, continuó: “Estoy segura que en el momento en que Hamish me dijo que sentía dolor y me preguntó si podía quitarle el dolor, él lo sabía. Hamish sabía, de algún modo, lo que iba a pasar (...) Yo era su madre, él quería a su madre. Yo lo quería a él, no iba a dejarlo sufrir. Siento que él realmente sabía a dónde iría”.
“Mi hijo se enfrentaba al sufrimiento más horrendo y al dolor más intenso, no iba a permitir que pasara por eso”, enfatizó Copper al citado medio.
Junto con ello, dijo ser consciente de que estaba admitiendo un crimen de asesinato y que “después de 43 años de haber permitido que Hamish muriera en paz, si debo enfrentar consecuencias por eso, entonces tendrían que ser inmediatas, porque yo también me estoy muriendo”.
Bajo esta línea, se cuestionó: “No se lo hacemos a nuestras mascotas (dejarlas sufrir). ¿Por qué habríamos de hacerlo con los seres humanos?”.
Desde la policía afirmaron a la BBC que tenían “conocimiento de informes relacionados con un aparente caso de muerte asistida de un niño de 7 años en 1981″.
“En esta primera etapa, la fuerza está haciendo investigaciones sobre estos informes y no está en condiciones de hacer más comentarios, mientras estas investigaciones continúen”.