Durante décadas, El diario de Anne Frank (o Ana Frank, como se le conoce en el mundo hispano) se ha posicionado como el relato en primera persona más conocido sobre el periodo del Holocausto.
Aquel escrito —en el que la joven alemana de ascendencia judía cuenta cómo se esconde de los nazis junto a su familia y otras cuatro personas— tiende a ser una lectura obligatoria en los colegios de distintas partes del mundo.
En él, no solo deja registro de un periodo histórico marcado por la violencia, sino que también, da cuenta de sus propias experiencias y comparte su visión del mundo desde la mirada de una adolescente, la que era en aquel entonces cuando redactaba cada una de las páginas.
No obstante, en la actualidad, el diario que dejó se está enfrentando a una serie de cuestionamientos.
Recientemente, una guardería en Alemania que lleva su nombre y que está ubicada en el Estado federado de Sajonia Anhalt, anunció que tiene intenciones de cambiarlo.
Según declaraciones del alcalde y la directora rescatadas por El País, sugieren que su historia puede ser difícil de entender para los niños. Más aún, en medio de un escenario mundial en el que han aumentado los actos antisemitas.
En Estados Unidos se han visto casos similares, aunque por diferentes motivos: en dos colegios de los estados de Texas y Florida se ha manifestado que una versión ilustrada del diario no es apta para los menores.
Los argumentos de quienes lo sostienen precisan que una viñeta la muestra paseando entre estatuas desnudas y que hay otra en donde habla de sus genitales y le propone a una amiga mostrarse el pecho.
Incluso, un profesor de una escuela de Texas fue despedido en septiembre por pedir a sus alumnos que leyeran dicha obra. Asimismo, en marzo de este año se excluyó al diario ilustrado de la biblioteca de otra ubicada en Florida.
Tales factores han despertado la preocupación de numerosos especialistas en este ámbito, quienes insisten en que El diario de Anne Frank —quien murió a los 15 años en un campo de concentración— , es una pieza clave para recordar lo que ocurrió en esa época.
El análisis de historiadores sobre los cuestionamientos a El diario de Ana Frank
Respecto a los cuestionamientos mencionados, el historiador e investigador del NIOD (Instituto de Estudios sobre la Guerra, el Holocausto y el Genocidio), Kees Ribbens, dijo al citado medio que evitar ciertas referencias a tópicos sexuales está relacionado con “la negación de la individualidad de las víctimas”.
“Se asesinó a seis millones de personas, una por una, lo que no encaja en esa imagen idealizada de unos seres humanos congelados en el tiempo. Cuando creces, lo lógico es preguntarse quién eres y sorprenderte con los cambios de tu cuerpo y cuestionar a quienes te rodean, como hace Anne Frank. Si la interpretación se reduce a una serie de estereotipos, ello limita la posibilidad de que el lector entienda realmente a las víctimas del Holocausto como seres individuales”, enfatizó.
Por su parte, el especialista en Estudios Judíos de la Universidad de Ámsterdam, Bart Wallet, condenó que en ciertas partes de Estados Unidos se estuviera apartando la versión ilustrada.
Si bien, la original sigue siendo parte de los programas, manifestó que este último formato también es un aporte, sobre todo en tiempos en donde “la información se mueve cada vez más rápido por internet y los libros son cada vez menos la principal fuente de conocimiento para los niños”.
Desde la visión de Wallet, hoy se vive un escenario en el que existe “todo tipo de intentos de limpiar las bibliotecas de lo que sea racista, colonialista, imperialista (...) al mismo tiempo, surgen grupos de extrema derecha que, en parte como reacción, prohíben libros sexualmente explícitos o que abordan asunto de género”.
De la misma manera, el investigador sobre antisemitismo, Hans Mallage, dijo a El País que la importancia del diario es crucial para “ayudar a mostrar a los estudiantes las terribles circunstancias soportadas por los judíos durante la Segunda Guerra Mundial”.
Bajo esa premisa, enfatizó que lo ocurrido con la versión ilustrada en los referidos colegios de Texas y Florida es “una oportunidad perdida para presentar a un nuevo público la vida y la historia de la niña y del Holocausto”.
Aquella adaptación fue publicada en 2017 por el cineasta Ari Folman y el ilustrador David Polonsky, mientras que el primero más tarde estrenó una película llamada Where Is Anne Frank (2021), la cual presenta su caso en formato audiovisual.
Waller aseguró a El País que Anne Frank “se ha convertido en un icono del humanismo y eso lleva a que no te fijes en la niña de verdad”, por lo que “los autores de la novela gráfica querían devolverle su humanidad y hay imágenes que el puritanismo evangélico debe considerar demasiado explícitas”.
Frente a lo ocurrido en los mencionados colegios de Estados Unidos, el miembro de la junta directiva del Fondo de Anne Frank, Yves Kugelmann, manifestó al citado medio que no cree que las decisiones se hayan tomado “esencialmente por antisemitismo”, sino que más bien, presume que fue por “antimodernismo, y eso alcanza a otros muchos libros”.