Durante la jornada de este lunes, se informó una noticia devastadora en torno a las catástrofes naturales: Turquía y Siria fueron víctimas de un terremoto que, hasta el momento, ha dejado casi 5.000 muertos entre ambos países, además de miles de lesionados.

El hecho tuvo su origen en el sur del primer territorio, en Pazarcik (región de Kahramanmaras), y ha generado la destrucción de edificios, casas y castillos, mientras que su magnitud fue de M7.8 (según USGS) y ha provocado numerosas réplicas posteriores.

Terremoto en Turquía. Foto: Archivo.

“Lo que tenemos bajo Turquía en este caso es una especie de peor escenario de un terremoto muy grande de esa magnitud, pero también a poca profundidad, solo a unos 10 kilómetros bajo la superficie, así que provoca sacudidas muy fuertes”, dijo a Infobae el sismólogo de la University College de Londres, Stephen Hicks, para luego añadir que se esperan “cientos de miles de réplicas”.

Hasta el momento, las autoridades siguen evaluando los daños que se han presentado, por lo que las cifras en cuanto a pérdidas humanas y materiales podrían seguir aumentando.

Los problemas asociados con el terremoto de Turquía

El sismólogo y profesor de Geofísica Aplicada de la Universidad del Desarrollo, Luis Donoso, explicó a La Tercera que “esta es una bestia que asoma cada mil años o más”, la cual tiene “una recurrencia muy baja” y es el resultado del violento choque entre las placas Arábiga y la de Anatolia.

“Este es un sismo que borra civilizaciones, hay una gran cantidad de gente afectada. Ayer veía la destrucción de castillos y mezquitas milenarias y centenarias (...) están en pleno invierno con temperaturas cercanas a bajo cero, por lo que anoche seguramente murió gente congelada”.

Terremoto en Turquía. Foto: Archivo.

Para las personas que viven en Chile, un país con un extenso historial de sismos, es inevitable recordar el terremoto del 27 de febrero de 2010, el cual tuvo un gran impacto a nivel nacional con una magnitud de M8.8 (según USGS).

“Tenemos regulaciones sismo-resistentes que vienen desde el de Chillán de 1939. Luego se actualizaron con el de Valdivia en 1960, después con el de Algarrobo en 1985 y más tarde con el del 2010. O sea, tenemos varias decenas de miles de muertos y hemos modificado nuestros códigos de construcción”, destacó el académico de la UDD.

En este sentido, profundizó en que una diferencia con el caso de Turquía es que allá “lamentablemente, aunque digan que las actualizaciones están, no llegan a la gente”.

“Si te fijas, los colapsos estructurales que están ocurriendo indican que la construcción no solamente no está a la altura, sino que ni siquiera hay una fiscalización a esa poca regulación”, añadió, “no se pueden caer 5.700 edificios como si nada”.

Las lecciones que Chile puede rescatar

Para el especialista, ese es uno de los puntos más importantes para la prevención de riesgos en Chile. Pero a pesar de aquello, opinó que hay algunos puntos que el país debe mejorar.

Uno de ellos es la capacidad de respuesta ante momentos de crisis. Por ejemplo, según Donoso, las autoridades de Turquía reconocieron su incapacidad de controlar la situación en menos de 36 horas, lo que facilita que equipos internacionales lleguen al territorio para asistir a la población local.

“Hay que reconocer que fueron absolutamente pragmáticos al decir ‘esto nos supera, no tenemos capacidad de responder’”, detalló el sismólogo, “acá nos damos 200 vueltas antes de decir ‘no podemos’, así que hay que aprender de los tiempos de respuesta”.

Terremoto en Talcahuano. Foto referencial: Archivo.

El experto hizo hincapié en que este tipo de situaciones son multidimensionales, por lo que además de las preocupaciones estructurales —como la destrucción de edificios— , también hay medidas relacionadas con la logística de operación, tales como la distribución de alimentos.

“Un segundo elemento es la capacidad de generar lugares donde la gente que ha perdido todo se instale, como las ‘ciudades de carpas’. Cuando hay crisis, eso se debe gestionar rápidamente. Acá las ayudas habitaciones se entienden como ayudas provisorias, las mediaguas, pero la respuesta del sistema internacional es que cuando ocurre una crisis, te instalas rápidamente con una ciudad de carpas en los siguientes tres o cinco días”.

Junto con ello, recalcó que “otra dimensión en la que tampoco salimos muy bien parados es la información”. En este sentido, profundizó en que los datos disponibles para la comunidad podrían ser más amplios, para así evitar la desinformación a nivel general.

Terremoto en Chile. Foto referencial: Archivo.

“¿Qué pasa con los datos, por ejemplo, de sismicidad volcánica? Esa es una deuda pendiente importante, porque en Chile el Servicio Sismológico no conversa con el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) sin canales paralelos”, dijo.

“La información de las estaciones que tienen (desde esta última organización) no son públicas, te quedas solamente con un comunicado y eso genera a su vez que tanto autoridades como civiles empiecen a tomar decisiones con información que no corresponde y que además dificulta la gestión de crisis”.

Para conocer más detalles y entender la magnitud de lo que ocurre en Turquía, Donoso compartió un mapa elaborado por las autoridades de dicho país en esta área, el cual puedes revisar haciendo click en este enlace.