La administración del presidente Joe Biden anunció una iniciativa para prohibir el software desarrollado en China en los automóviles que se puedan conectar a Internet en Estados Unidos.
En una conferencia de prensa realizada el domingo 22 de septiembre, los funcionarios informaron que la propuesta se debe a preocupaciones en el ámbito de la seguridad nacional.
El objetivo es evitar que las agencia de inteligencia del país asiático puedan obtener información sobre los movimientos de estadounidenses o utilicen la electrónica de los vehículos para tener acceso a la red eléctrica u otras infraestructuras de relevancia.
La iniciativa fue presentada por el Departamento de Comercio y, según declaraciones rescatadas por el New York Times, podría convertirse en regla permanente antes de que el presidente deje la Casa Blanca.
Cabe recordar que Biden terminará su mandato el próximo 20 de enero de 2025.
Previamente, ya había anunciado aranceles del 100% a los vehículos eléctricos chinos, bajo el argumento de que estaban ampliamente subsidiados en el país asiático y de que la medida ayudaría a mantener los empleos en Estados Unidos.
El asesor de Seguridad Nacional de su administración, Jake Sullivan, advirtió en la conferencia del domingo que “muchas de estas tecnologías recopilan grandes volúmenes de información de los conductores”.
Con ello hizo referencia a que el software suele conectarse con dispositivos personales (como los celulares), así como con otros autos y con infraestructura crítica.
“Y por esa razón, los vehículos conectados y la tecnología que utilizan traen consigo nuevas vulnerabilidades y amenazas, especialmente en el caso de vehículos o componentes desarrollados en la República Popular China (RPC) y otros países de interés”, enfatizó Sullivan.
Según los funcionarios de la inteligencia estadounidense y el FBI, hay un proyecto al que llaman Volt Typhoon mediante el que China busca insertar un código en sistemas fundamentales como el de energía y las tuberías de agua, entre otros.
Presumen que si hay un momento de crisis que involucre al país asiático, podrían utilizarlo para afectar a las bases militares de Estados Unidos, según rescató el citado periódico.
Aquello haría que su respuesta fuese más lenta ante un episodio como, por ejemplo, un ataque directo de China a Taiwán.
En ocasiones previas, el mismo presidente Biden ha dicho que Estados Unidos reaccionaría ante ese escenario, el cual se ve amenazado por los constantes ejercicios militares de las fuerzas chinas en el Mar de China Meridional.
Las iniciativas para enfrentar los riesgos que podrían conllevar las actividades de China son de las pocas que han obtenido apoyo tanto desde el Partido Demócrata como desde el Republicano.
Sin embargo, varios desarrolladores y expertos chinos consideran que sus medidas se han sobrepasado y que además están perjudicando a los consumidores estadounidenses.
Por qué a Estados Unidos le preocupa el software de origen chino
Analistas consultados por el Times afirmaron que, independiente de quién gane las elecciones presidenciales de noviembre, es probable que Estados Unidos continúe anunciando más restricciones a los productos de origen chino, tales como los chips o sistemas de software.
El director ejecutivo del grupo de expertos Center for a New American Security (CNAS), Richard Fontaine, dijo que “los responsables políticos de todo tipo están cada vez más preocupados por los riesgos para la seguridad nacional que conlleva la tecnología china”.
“En particular cuando imaginan lo que podría suceder en caso de una confrontación”, agregó el también autor del libro Lost Decade: The US Pivot to Asia and the Rise of Chinese Power (Oxford University Press, 2024).
La iniciativa que presentó la administración Biden también plantea incluir el software de origen ruso. No obstante, dicho país no produce prácticamente nada que pueda prohibirse bajo la norma.
El miembro senior del Consejo de Relaciones Exteriores, Brad Setser, dijo al citado medio que “el precedente es significativo y creo que refleja las complejidades de un mundo en el que muchos dispositivos conectados pueden convertirse en armas”.
“La competencia y rivalidad en materia de seguridad entre Estados Unidos y China está aumentando. Por lo tanto, sin duda existe la posibilidad de que este precedente se amplíe con el tiempo”, añadió.
El antiguo director senior de economía internacional del Consejo de Seguridad Nacional, Peter Harrell, sugirió que también se deberían evaluar los drones fabricados en China, ya que podrían significar riesgos en cuanto a seguridad y vigilancia.
“Es probable que esto abra la puerta, en el transcurso de varios años, a un conjunto mucho más amplio de acciones gubernamentales”, afirmó.
Y aunque se mostró escéptico ante la idea de que la administración Biden pueda tomar más medidas en los meses que le quedan de mandato, dijo que Estados Unidos “probablemente verá una continuación de esto bajo (Donald) Trump o (Kamala) Harris”.
Tanto el expresidente como la actual vicepresidenta se encuentran en campaña para los comicios de noviembre.
La medida propuesta para prohibir el software de origen chino contempla a todos los vehículos con ruedas que anden por la carretera, tales como automóviles, camiones y autobuses.
Sin embargo, excluye a los que no utilizan vías públicas, como los que se emplean en industrias como la minera o la agrícola.
Estiman que la prohibición de software de origen chino o ruso en vehículos conectados y autónomos entraría en vigor en 2027 y que, además, prohibiría el hardware integrado en los sistemas de conectividad de los vehículos a partir de 2030.
La secretaria de Comercio de Estados Unidos, Gina Raimondo, declaró que aunque actualmente circulan pocos vehículos con esas características en el país, están tomando medidas para “proteger al pueblo estadounidense, incluidos nuestros hijos, de una posible vigilancia”.
También alertó que el software chino de los vehículos conectados a Internet puede facilitar que se recopilen datos de los conductores, tales como dónde viven y qué lugares frecuentan.
Junto con ello, precisó que en una situación extrema podrían tomar control de los autos para afectar en su correcto funcionamiento.
“No se trata de ventajas comerciales o económicas, sino de una acción estrictamente de seguridad nacional”, recalcó Raimondo.