La invasión que Rusia desarrolla en Ucrania no ha transcurrido como el Kremlin lo tenía previsto cuando empezó la ofensiva permanente el pasado 24 de febrero de 2022.
A más de dos años del inicio de la “operación militar especial” (como la denominan oficialmente las autoridades rusas), las fuerzas ucranianas han hecho frente a los ataques y han dificultado que sus adversarios puedan seguir expandiéndose desde los territorios que ya han conseguido ocupar.
Para esto, han sido cruciales los paquetes de ayuda —económica y militar— de sus aliados occidentales de la OTAN.
Durante el transcurso de la guerra, uno de los movimientos más significativos tomó lugar el 6 de agosto de 2024, cuando los soldados ucranianos empezaron una incursión militar transfronteriza en el territorio ruso, particularmente en la zona de la región de Kursk.
Aquello reflejó un cambio inesperado en la estrategia del país del presidente Volodimir Zelenski, que ha mantenido los ataques mientras al mismo tiempo siguen contrarrestando la ofensiva rusa.
“La incursión que está haciendo Ucrania en Kursk constituye una sorpresa operacional y táctica”, afirma a La Tercera el analista internacional y académico de la Universidad de Valparaíso, Guillermo Holzmann.
Bajo la lectura del experto, aunque estas operaciones no son suficientes para asegurar una victoria en la guerra, han obligado al Kremlin a tomar medidas para movilizar contingente y recursos desde otros frentes de combate hacia los sectores que están siendo atacados.
Holzmann dice que se trata de una incursión que ha destacado por ser altamente eficiente, más que por su tamaño en sí.
“Las defensas de Rusia ahí eran débiles y fueron sorprendidas. Lo que está haciendo hoy Ucrania es colocar una capacidad que no se sabía que tenía. De ahí vienen las sospechas de que hay un apoyo de la OTAN para poder realizar estas acciones militares, aprovechando la llegada de nuevos armamentos, lo que ya estaba pendiente hace varios meses”.
Esto se traduce, explica, en que puedan operar en el territorio ruso con “mejor material bélico, mejores armas y mejores comunicaciones, lo que les ha permitido posicionarse”.
El analista internacional sostiene que Ucrania está “tratando de llevar nuevos elementos concretos a una eventual mesa de negociaciones”.
“En términos de que su objetivo es recuperar el terreno ocupado por Rusia. Lo que no tenían hasta ese minuto era algo para decir, por ejemplo: ‘Mira, yo tengo este territorio ocupado, pero pido que me devuelvas este otro’”.
Dicho de otra manera, se presume que las operaciones transfronterizas buscan —además de la movilización de recursos rusos— “tener un elemento concreto para poder avanzar en alguna negociación en el futuro”, sintetiza Holzmann.
Los principales motivos de por qué Rusia no ha logrado vencer a Ucrania en la guerra
El académico de la Universidad de Valparaíso asegura que “Rusia pensaba que los territorios que consideran que deben estar bajo su soberanía iban a ser de fácil acceso y que la comunidad internacional no iba a reaccionar como efectivamente lo hizo”.
“Lo que está detrás de esto es que, finalmente, Ucrania ha contado desde el primer minuto con el apoyo de Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea, específicamente en ese orden. Y eso dejó en una situación de stand by lo que eran los objetivos militares iniciales de Rusia”.
De la misma manera, el secretario de estudios de la Escuela de Historia de la Universidad Diego Portales (UDP), Pablo Álvarez, coincide con que las tropas ucranianas “han sido mucho más fuertes que lo que varios pensaban” y el soporte de los aliados occidentales ha sido fundamental.
Sin embargo, precisa: “No creo que los rusos hayan pensado desde un principio que esta iba a ser una guerra rápida. Creo que Vladimir Putin sabía que esto podía darse como un proceso largo”.
“Pero aún así hay cosas impredecibles. El contraataque ucraniano en Kursk es parte de ello. Fue una sorpresa, definitivamente”, agrega en conversación con La Tercera.
Respecto a la incursión militar, sugiere que “significa un reto importante para Rusia”, que complejiza el desarrollo de los objetivos que tienen con su invasión.
No solo en términos estrictamente militares y lo que ello implica, sino que también porque “la población y las tropas van a sentir el desgaste, el factor anímico que significa perder posiciones y que el enemigo logre vencer en algunas batallas”.
“Esto evidentemente juega en contra de los planes del Kremlin. El frente interno de Rusia, ‘el ganarse el corazón y las mentes de la gente’, es un desafío en este momento para Putin”.
Álvarez plantea que, probablemente, la estrategia del mandatario ruso en este sentido se centrará en manifestar que —a pesar de las dificultades— han conseguido ocupar “gran parte del este” del territorio de Ucrania.
“Es un reto bien fuerte para el frente interno y militar, pero no significa que (con la incursión ucraniana) se vaya a producir un giro en la guerra”, asevera el académico de la UDP, aludiendo a que se vayan a presentar cambios radicales únicamente por este factor.
El transcurso del conflicto, además de influir en que Rusia cambie la distribución de sus tropas, ha llevado a que intensifiquen el llamado a sus ciudadanos para que sirvan en combate, dice Holzmann.
Ambas facciones han recurrido al apoyo de mercenarios, destaca.
“Ucrania también los está usando y varios de lo que están en el territorio ruso en esta incursión lo son”, afirma el analista.
A las múltiples contraposiciones que ha enfrentado el Kremlin durante la invasión, según un reportaje de Deutsche Welle publicado en octubre de 2022, se le ha sumado que los soldados rusos han estado mal provistos para combatir y reciben órdenes de generales que los dirigen a la distancia.
Aquello ha contribuido a que muchos de ellos se rindan o busquen huir, incluso dejando atrás sus tanques.
Junto con ello, en cuanto a dicho tipo de vehículos militares, los T-14 Armata que Rusia ha promocionado como “de vanguardia” han tenido complicaciones para operar.
Según datos rescatados por Business Insider en marzo de 2024, el modelo ha enfrentado defectos y problemas de fabricación que han puesto en duda su fiabilidad.
No obstante, el director general del conglomerado de defensa Rostec, Sergey Chemezov, declaró a la agencia de noticias RIA en ese momento que el ejemplar está en servicio en el ejército ruso, pero es “demasiado costoso” para su uso en Ucrania.
A lo largo de los más de dos años de guerra, cuenta Guillermo Holzmann, “Rusia ha ido consolidando posiciones en una franja determinada, donde ha tenido que hacer esfuerzos superiores, pero yo diría que su mayor avance ha estado en lograr dividir al mundo”.
“Rusia no está sola. Ha logrado superar las sanciones y mantener su economía estable, en forma bastante razonable. A su vez ha podido consolidar coordinaciones estratégicas con China y con India, que son muy importantes para el Kremlin. También ha mejorado sus relaciones con Corea del Norte y para qué decir con Bielorrusia. Y además, han logrado potenciar la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS)”.
En otras palabras, además de ocupar territorios en Ucrania, “han demostrado que pueden sobrevivir a pesar de toda la presión que está generando un occidente conformado por el G7, la Unión Europea, la OTAN, Reino Unido y Estados Unidos”.
“Y estos elementos surgen justamente de toda la evolución que ha tenido la estrategia militar rusa en Ucrania”, sentencia el analista internacional.