Es una rutina habitual en la alimentación de muchas personas: terminas de almorzar o cenar y automáticamente sientes que surge el antojo de disfrutar de alguna comida dulce.
Chocolates, pasteles, o una bola de helado suelen ser elecciones predilectas de los comensales, pero más allá de lo agradables que puedan ser esos sabores, hay ciertos elementos a considerar.
La doctora con formación en la Escuela de Medicina de Harvard, Trisha Pasricha, escribió recientemente una columna para el Washington Post en la que abordó este fenómeno, el cual puede producirse incluso cuando el organismo ya está saciado.
Una teoría que explica por qué ocurre esto último es la de la “saciedad sensorial específica”.
Según ejemplificó la médico, si se tiene una cena en la que predominan los alimentos salados, es probable que si te ofrecen un postre dulce lo aceptes, para así terminar comiendo más a pesar de tener el estómago lleno.
“Los investigadores creen que esto puede estar relacionado con nuestra necesidad nutricional de una dieta equilibrada, pero también ayuda a explicar por qué a menudo tenemos sitio para el postre. Si realzamos el plato principal con más variedad, es posible que no sintamos que nos falta algo al final de la comida”.
Por otro lado, Pasricha aseguró que el antojo por los sabores dulces después de comer está relacionado con los comportamientos que se han aprendido.
En otras palabras, dijo que puede ser “una respuesta condicionada”.
“La gente puede acostumbrarse a comer un alimento específico en un contexto determinado. Tal vez se relaje tomando helado después de cenar, o tal vez reponga fuerzas con un café con leche y un trozo de torta por las tardes. Ese patrón puede liberar la hormona de la recompensa, la dopamina, que nos hace sentir bien y refuerza el hábito”.
Para enfrentar tales conductas, sugirió probar con otras estrategias por unas semanas.
Por ejemplo, si tienes ganas de disfrutar un chocolate después de cenar, hacer otra actividad como practicar yoga o incluso ver un poco de televisión pueden ayudarte a disminuir ese antojo.
“Al cabo de un tiempo, puede que notes que ya no te apetece un dulce con esos mismos estímulos”, enfatizó la experta.
Si bien, la dieta que puede llevar cada persona depende de su estado de salud y las evaluaciones de los especialistas, el azúcar que entregan estas comidas es un factor que se debe regular para disminuir el riesgo de sufrir enfermedades.
Es por esto que Pasricha entregó una serie de recomendaciones.
Cómo controlar los antojos de azúcar, según una experta de Harvard
La médico recalcó que la moderación es clave, por lo que si estás en un escenario en el que te cuesta controlar tu consumo de azúcar, puedes probar ingiriendo porciones más pequeñas y menos frecuentes.
Aquello, según un estudio que citó, promete ser más efectivo que eliminar dicho componente de forma radical, ya que esto último aumenta las probabilidades de que cuando tengas la oportunidad de comer tus postres favoritos, termines excediéndote.
De la misma manera, sugirió no cambiar el azúcar real por sustitutos del azúcar, debido a que algunos de ellos son más dulces y pueden influenciar a que se potencien tus antojos.
“Y según la Organización Mundial de la Salud (OMS), no solo no ayudan a perder peso si ese es tu objetivo, sino que pueden provocar otros problemas de salud”, subrayó.
Sin embargo, cabe recordar que siempre es recomendable visitar a un médico para evaluar cada caso particular y los alimentos que se adecúan mejor a tu caso.
Bajo esta línea, la doctora también dijo que una breve siesta puede ser útil si identificas que buscas alimentos dulces cuando estás cansado, una tendencia común según una investigación publicada en Nature Communications.
Respecto a los medicamentos que prometen disminuir antojos por comidas, dijo que “no todo el mundo es candidato”, por lo que es necesario consultar a un doctor antes de consumirlos.
Pese a que no se sabe con exactitud por qué ocurre el fenómeno de querer un alimento dulce después del almuerzo o la cena, Pasricha precisó que la amplia variedad de estos que se encuentran actualmente hacen que “sea más difícil que nunca romper el patrón”.
Frente a este escenario, detalló que la Asociación Americana del Corazón recomienda que los hombres no consuman más de 36 gramos de azúcar añadido al día, cifra que en mujeres se reduce a no más de 25 gramos diarios.
Asimismo, la especialista recalcó que no solo los dulces tienen azúcares añadidos, sino que también ciertos aliños para ensaladas o salsas como el ketchup, además de las bebidas.
“Para mantenerse dentro de los límites recomendados, es útil consultar las etiquetas nutricionales y reducir al mínimo el consumo de alimentos ultraprocesados, que se han relacionado con enfermedades crónicas”, sentenció Pasricha.