Desde que fue lanzada al espacio en enero de 2006, la nave New Horizons de la NASA ha protagonizado importantes descubrimientos, los cuales han ayudado a la comunidad científica a conocer en mayor profundidad los elementos que se encuentran en el Universo.
En 2015, cumplió un hito sustancial al sobrevolar Plutón, mientras que cuatro años más tarde, en 2019, tuvo un encuentro cercano con una roca planetaria del Cinturón de Kuiper, la cual fue bautizada inicialmente como Ultima Thule y que más tarde pasó a llamarse Arrokoth.
Esto último se dio mil millones de kilómetros más allá de dicho planeta enano, para así continuar con una serie de hallazgos que fueron actualizados en la Conferencia de Ciencias Lunar y Planetaria (LPSC), evento que se realizó este mes en The Woodlands, Texas, Estados Unidos.
Pero más allá de los múltiples descubrimientos que sigue realizando la New Horizons, seguramente te has preguntado cuál es el objetivo inicial de la misión y cuáles son sus proyecciones.
¿Hasta dónde puede llegar esta nave no tripulada? ¿Qué posición ocupa Chile en estas investigaciones? ¿Cómo ayuda la inteligencia artificial en los nuevos avances?
El astrónomo y conductor del podcast Conversemos de astronomía, Juan Carlos Beamin, descifró las claves de esta temática en conversación con La Tercera.
Lo que debes saber sobre la misión New Horizons
El especialista explicó que, en primer lugar, el objetivo era estudiar en mayor detalle cómo es Plutón, el cual hoy es considerado un planeta enano, pero que todavía era un planeta como tal hasta agosto de 2006, es decir, unos meses después de que se lanzara la nave en enero de ese mismo año.
“Recordemos que en la época de planificación, Plutón era el planeta menos explorado de todos”, explicó Beamin, “el objetivo era pasar de largo, no orbitarlo ni nada por el estilo, ya que eso iba a requerir mucho tiempo y costos adicionales (...) la idea era que investigara mediante un acercamiento y tomara varias fotos en alta resolución”.
Posteriormente, New Horizons siguió su camino por el espacio, hasta que se encontró con la Ultima Thule (Arrokoth), un cuerpo que —al igual que dicho planeta enano— es parte del Cinturón de Kuiper, disco que la NASA describe en términos sencillos como “un anillo de cuerpos helados situado fuera de la órbita de Neptuno”.
Esta zona alberga miles de millones de objetos de los que —hasta ahora— se conoce escasa información.
“Sabemos que hay muchos cuerpos por ahí dando vueltas, pero estaba el propósito de estudiar un poco de la composición, el origen y la forma que tenía”, dijo el astrónomo refiriéndose a Arrokoth, “no sabemos mucho de estos cuerpos, porque están demasiado lejos, salvo que de cierta manera, guardan algunos secretos de la formación del Sistema Solar”.
En cuanto a los nuevos descubrimientos en torno a Plutón, detalló que “los resultados que ahora acaban de reflotar, son nuevos análisis de esas mismas imágenes de 2019, que nos permiten explicar un poco más la forma que tiene su superficie y que hoy podamos decir con cierta certeza que tuvo un cambio en su eje de rotación”.
La importancia de Chile y el telescopio Víctor M. Blanco
Entre las herramientas que utiliza la NASA para estudiar la trayectoria de la misión New Horizons, se encuentran dos telescopios clave: uno es el japonés Subaru posicionado en Hawai y el otro es el Víctor M. Blanco ubicado en el Observatorio Interamericano del Cerro Tololo, en Chile.
Este último, situado en el norte del país, tiene la particularidad de que cuenta con la Cámara de Energía Oscura (DECam), la cual en palabras sencillas, “cubre un gran espacio en el cielo”, según Beamin.
“La gracia es que con una sola foto, podemos ver una buena parte”, destacó, “se sacan imágenes en distintas noches y se analizan los cambios que hay, los cuerpos que se mueven (...) estos podrían ser asteroides y objetos del Cinturón de Kuiper”.
Bajo esta línea, agregó que uno de los hitos más esperados por la comunidad científica es la apertura del observatorio Vera. C Rubin, el cual actualmente se encuentra en construcción en el Cerro Pachón, y va a tener un telescopio de ocho metros y una cámara más grande y avanzada.
“Va a ser mucho más sensible a objetos del Cinturón de Kuiper y nos va a permitir estudiar y descubrir muchos nuevos cuerpos. Por eso es tan importante para Chile”, recalcó.
El rol de la Inteligencia Artificial
Un artículo publicado a inicios de este mes en el sitio web de la NASA detalló que el equipo de la misión implementó nuevas herramientas de inteligencia artificial (IA) para analizar datos y mejorar las búsquedas de objetos durante el viaje espacial de New Horizons.
Según ellos, este mecanismo desarrollado en 2021 y perfeccionado en 2022 “aumenta drásticamente las tasas de detección”, si se comparan los resultados con la “exploración humana”.
En este sentido, Beamin subrayó que esta tecnología evita que especialistas tengan que estar viendo las imágenes constantemente, para así notar si se presentan cambios o no.
“Eso se ha podido automatizar, en buena medida, gracias a los nuevos algoritmos de detección. Esto ya se lleva haciendo durante varias décadas, pero algunos sets de datos son más complejos que otros”, explicó, para luego comentar que “hace poco salieron datos de una misión que estudió Venus y el nuevo análisis también reveló volcanismo”.
“Lo mismo se está haciendo ahora con la New Horizons. Tenemos los datos, los habían analizado personas y el proceso se está haciendo nuevamente con IA (...) abre un poco la ventana a estrujar hasta las últimas muestras de información en los observatorios”.
Las proyecciones de New Horizons en su viaje por el espacio
Ahora, la gran pregunta: ¿hasta dónde puede llegar la misión?
Beamin fue enfático en que las naves con estas características “están hechas para salir, por lo que nunca van a volver”.
“Simplemente se aleja y va a llegar el momento en que vamos a perder el contacto para siempre y no vamos a saber más de ella. Va a seguir viajando por el Universo”, manifestó.
Aún así, ejemplificó con misiones como la Voyager 1 y 2, las cuales siguen enviando información de manera intermitente, a pesar de que fueron lanzadas en 1977.
En referencia a estas últimas, detalló que “la tasa de envío de datos, para tener una idea, es de cerca de 1 bit por segundo”, mientras que hoy “tenemos en nuestras casas internet que viaja a 100 megas o 1 giga” cada esa fracción de tiempo.
“Las antenas receptoras acá en la Tierra han mejorado sus tecnologías y han permitido extender un poco la vida”, recalcó el astrónomo.
Por su parte, la New Horizons sigue viajando por el espacio para captar nuevos datos que ayuden al estudio del Universo.