La resistencia a la insulina es un padecimiento común entre la población. Sin embargo, en muchos casos las personas no saben que la enfrentan, a pesar de que es precursora de la prediabetes y la diabetes.
Un informe publicado en noviembre de 2022 por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) alertó que el número de adultos con esta última enfermedad se ha triplicado en las Américas durante los últimos 30 años.
Ese es solo uno de los motivos de por qué los especialistas de la salud se han esmerado en informar sobre los métodos de prevención y de detección temprana de la resistencia a la insulina.
Pero, ¿en qué se traduce este diagnóstico y quiénes deben tener mayor preocupación?
La endocrinóloga del centro médico Cedars-Sinai de Los Ángeles (Estados Unidos), Ruchi Mathur, explicó al New York Times que la insulina es una hormona segregada por el páncreas que es clave para convertir los alimentos en energía y para almacenar esta para después.
En este sentido, cuando los niveles de glucosa en la sangre aumentan después de ingerir una comida, dicho órgano responde produciendo insulina.
Esta hormona ayuda a que las células puedan utilizar el azúcar y a que la cantidad de glucosa en el torrente sanguíneo vuelva a un nivel normal.
No obstante, cuando una persona es resistente a la insulina, su organismo no responde como debería después de las comidas, por lo que las células no absorben la suficiente glucosa.
De esa manera, el páncreas produce más insulina para facilitar el proceso, hasta que llega un punto en el que no puede mantener ese ritmo.
Según manifestó Mathur, “tras varios años, el nivel de azúcar en la sangre empieza a mantenerse alto después de comer y eso acaba provocando lo que llamamos prediabetes”.
Bajo esta línea, precisó que un nivel de glucemia en ayunas de entre 100 y 125 mg/dl ya se considera una prediabetes, mientras que si los niveles de glucosa superan ese último número, los médicos diagnostican una diabetes de tipo 2.
“La mayoría ni siquiera sabe que la tiene”, declaró al citado medio la endocrinóloga de la Clínica Cleveland, Mary Vouyiouklis Kellis, refiriéndose a la resistencia a la insulina.
Entre las personas que deben tener especial preocupación en torno a este diagnóstico, se encuentran quienes tienen afecciones genéticas como distrofia miotónica o lipodistrofia.
Sin embargo, la mayoría de los casos se dan en personas que tienen antecedentes familiares de diabetes de tipo 2 y en quienes tienen un alto nivel de grasa en la sangre (como triglicéridos altos, colesterol LDL alto o colesterol HDL bajo).
Según una investigación disponible en el sitio web de la American Diabetes Association (ADA), el riesgo también aumenta con la edad y es más probable que se presente en pacientes que son menos activos físicamente o mantienen una alimentación inadecuada.
A esto se le suma que ciertos medicamentos pueden aumentar temporalmente la posibilidad, tales como algunos psicóticos o sustancias para enfrentar el VIH, según detalló Kellis al Times.
Y junto con ello, algunas enfermedades como la hipertensión arterial, las cardiopatías, el síndrome de ovario poliquístico y la enfermedad hepática grasa no alcohólica, también han sido asociadas con la resistencia a la insulina.
El Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos sugiere que todos los adultos de entre 35 y 70 años se sometan a exámenes de prediabetes si tienen sobrepeso u obesidad.
Por otro lado, la ADA recomienda que también lo hagan todos los adultos que presenten factores de riesgo.
De la misma manera, aunque no se presenten factores de riesgo, la organización plantea que lo hagan todas las personas desde los 45 años.
En caso de que los resultados sean normales, pero de igual forma notes síntomas o se desarrolle algún posible desencadenante, se debe volver a hacer la prueba al menos cada tres años, según explicaron los expertos al New York Times.
Pese a que los primeros síntomas de la resistencia a la insulina suelen aparecer meses o años después de que esta afección comience en el organismo, hay algunas señales tempranas que enumeraron los especialistas.
Revísalas a continuación.
1. Te sientes cansado o con hambre todo el tiempo
Esto ocurre a raíz de que el organismo no absorbe la glucosa como debería, por lo que abre la posibilidad a que no obtenga la energía que requiere a partir de los alimentos.
Asimismo, la sensación de fatiga puede desencadenar que los pacientes sientan la necesidad de ingerir comidas ricas en carbohidratos o dulces, según rescató el periódico neoyorquino.
2. Notas que has ganado peso
Se produce porque el cuerpo se queda sin espacios para almacenar el exceso de glucosa en el hígado y los músculos, por lo que empieza a convertir el azúcar que sobra en grasa.
Aquello puede agravar el escenario e, incluso, contribuir al desarrollo de otros padecimientos que afectan a la salud.
3. Aparecen manchas oscuras en la piel o papilomas cutáneos
Cuando la resistencia a la insulina se encuentra en una etapa más avanzada, pueden aparecer papilomas cutáneos o acantosis nigricans.
El médico especialista en diabetes de la Universidad de Yale, Gerald Shulman, advirtió que las manchas oscuras suelen aparecer en partes como la nuca, el cuello, las axilas o la ingle.
Tales señales, según dijo al Times, son frecuentes en pacientes con síndrome de ovario poliquístico y resistencia a la insulina.
4. Irregularidad en la menstruación
En el caso de las mujeres, los cambios en el ciclo menstrual y otros síntomas del síndrome de ovario poliquístico —como el aumento de vello facial y acné— pueden indicar que hay desequilibrios hormonales, o bien, el padecimiento que aborda esta nota.
La endocrinóloga con sede de consulta en Los Ángeles, Ruchi Mathur, subrayó que “los ciclos son un indicador importante de su salud”.
5. Bebes más agua y orinas más
Esto también suele ocurrir cuando la resistencia a la insulina progresa y se debe a que los riñones deben trabajar más, por lo que puede surgir la necesidad de tomar más agua y, por consiguiente, de orinar más.
Cabe destacar que siempre es recomendable visitar a un médico para evaluar tu caso particular y las mejores formas de tratarlo.