Lo primero que llama la atención cuando se pasa por uno de los puestos de Worldcoin, es una esfera plateada, de tamaño similar al de una pelota de básquetbol, frente a la que se posicionan las personas que hacen fila.
Una vez que los visitantes llegan a su turno, ese aparato de estética futurista, bautizado como Orb, se encarga de hacer un escaneo de su iris.
Tras finalizar ese proceso, cada persona recibe una decena de tokens WLD, la criptomoneda de dicha firma.
El objetivo del proyecto, desarrollado por la empresa Tools for Humanity, es construir la red financiera y de identidad más grande del mundo.
Para ello, presentan el World ID, una suerte de pasaporte digital diseñado para diferenciar entre personas reales y bots impulsados por inteligencia artificial (IA).
El primer paso para obtenerlo es descargar la aplicación World App y buscar un operador local de Worldcoin.
Tras encontrar uno, los usuarios deben asistir al puesto para hacer la verificación de su “humanidad única” frente al Orb.
Ya terminada esa gestión, se obtiene el World ID.
Cualquiera que quiera participar en ese proceso y recibir las criptomonedas debe cumplir con tres requisitos:
- Ser mayor de edad
- No tener nacionalidad estadounidense
- No poseer un VPN registrado en Estados Unidos.
El proyecto de Tools for Humanity, compañía creada por Alex Blania y Sam Altman (el CEO de OpenAI, responsable de productos como ChatGPT) en 2019, cuenta con unos 20 puestos en Chile y también opera en países como Alemania, Argentina, Japón y México, por solo nombrar algunos de los que enumeran en su página web.
Desde la empresa aseguran que más de seis millones de personas a nivel mundial han obtenido su World ID y que más de un 1% de la población chilena ya se verificó.
Sin embargo, la propuesta no ha estado exenta de cuestionamientos.
Por qué es importante el iris y los datos biométricos
En países como Kenia, España, Brasil, Francia e India se han restringido o suspendido sus operaciones. De la misma manera, distintas organizaciones y especialistas del ámbito de la tecnología han advertido sobre los riesgos de ceder datos biométricos.
Uno de ellos es el director ejecutivo de la ONG Derechos Digitales, Juan Carlos Lara, quien explicó a La Tercera Domingo que “las personas tienen ciertas características únicas, tales como el iris”.
“Si esa información es utilizada por una tercera persona, o esa información se vende o se entrega para utilizarse con fines delictuales, significa que esa única verificación va a estar a manos de otra persona que pueda ocupar esto. Una consecuencia muy grave es la pérdida de control sobre su información”, afirmó.
En un artículo publicado por la Universidad de Chile en abril de 2024, investigadoras de dicha casa de estudios también alertaron sobre los riesgos de compartir esta información.
La académica de la Facultad de la Comunicación e Imagen, Patricia Peña, advirtió que “la recopilación de datos biométricos, como el iris, se debe manejar con extremo cuidado”, ya que “pueden revelar información personal extremadamente sensible y deben ser protegidos rigurosamente”.
Qué dicen desde Worldcoin y Tools for Humanity
El gerente regional de Tools for Humanity, el argentino Martín Mazza, asegura a La Tercera que Worldcoin no almacena información biométrica ni datos personales de los usuarios. Y que tampoco buscan “monetizarlos”.
“Básicamente, lo que trae el Orb es un sistema de cámaras que recrean un contexto de laboratorio en ese dispositivo, para así obtener una fotografía del iris en una resolución alta y construir la prueba de humanidad”.
Mazza precisa que con esta “lo que hace es construir un código de iris” dentro del dispositivo. Dicho código es el que se almacena en sus servidores.
Luego, subraya, el aparato elimina la fotografía del iris y del rostro.
Tras comentar detalles técnicos más específicos del Orb, resume que es “una pieza muy avanzada que busca construir estas pruebas de humanidad, preservando la privacidad, anonimato y seguridad de todas las personas que se suman a esta red”.
Además, precisa que hay dos servicios principales que ofrece la compañía: uno es la posibilidad de verificarse y obtener el World ID y, el otro, es la criptomoneda de Worldcoin.
Sobre esta última dice que “está disponible en distintas casas de cambio y apps”, por lo que “una persona puede ir y comprarla, como puedes hacerlo con Bitcoin, Ethereum o cualquier otra”.
Por lo tanto, no es necesario obtener un World ID para adquirir estas monedas digitales.
Sin embargo, Mazza hace hincapié en que la diferencia está en que con dicha verificación se tiene la “prueba de humanidad”.
Refiriéndose a los acelerados avances de la IA, plantea que “cada vez va a ser más importante tener una herramienta que nos sirva a todos para demostrar que uno está interactuando con un humano o resolver cosas como la atribución de contenidos”.
“Hoy yo hago una encuesta en línea y me la clickean 20.000 veces y no sé si es una persona con 20.000 correos electrónicos o si fueron 20.000 personas distintas. No tenés una forma fehaciente de validar eso. Y World ID sirve para hacerlo. Pensamos que en un mundo de inteligencia artificial va a ser aún más importante”.
Al ser consultado sobre el cifrado de la información de los usuarios, destaca que “la privacidad y la seguridad son los pilares fundamentales del proyecto, el protocolo”.
También dice que “la misión de Worldcoin es empoderar a las personas con una credencial digital que proteja tu privacidad y anonimato en línea”.
“No busca almacenar la información biométrica ni la almacena. La imagen que toma el dispositivo se elimina en el mismo. Ni siquiera es que esa imagen viaje a un servidor y después se borre. Es como que tengas una cámara de fotos de las antiguas y le sacas una a alguien, se elimina en el momento”.
Mazza recalca: “Lo que hace es crear ese código de iris, con sistemas muy avanzados de tecnología criptográfica, pruebas de conocimiento cero y sistemas de multipartición de datos. Así, por ejemplo, el código se parte en pedacitos y queda almacenado en distintas bases de datos. Todo está diseñado para mejorar la privacidad en línea”.
Con este proceso, los códigos permiten verificar que cada World ID corresponde a una persona, pero no identificar quién es esa persona ni sus datos, asegura el gerente regional de Tools for Humanity.
“Worldcoin no tiene la capacidad de distinguir entre los códigos. Solo los usuarios pueden interactuar con estos. No está atado a ninguna información personal”.
Bajo esta línea, añade: “Algo muy importante del proyecto y de cuando se crea el protocolo es el compromiso a que esto sea descentralizado y de fuente abierta”.
“El hecho de hacerlo de código abierto significa que puedes ir hoy al sitio web y ver todos los componentes que se requieren para fabricar un Orb. Ya es público también, por ejemplo, el software que utiliza Worldcoin para construir el código de iris a partir de una imagen (...) Hemos hecho públicas auditorías de terceros, que verifican que el Orb toma la fotografía, construye el código de iris y luego la elimina”.
En cuanto a las dudas que ha generado la utilización de dicho dispositivo, dice: “Como nueva tecnología, levanta muchas dudas e interrogantes. De nuestro lado, trabajamos proactivamente para disponibilizar mucha información y también de cara a reguladores y el sector público, para qué entiendan qué es lo que hace y trae a la mesa Worldcoin. Es decir, estas innovaciones en materia de privacidad y seguridad”.
Qué ocurre en el caso de Estados Unidos
En el sitio web de Worldcoin se hace la precisión de que “la elegibilidad para los tokens de Worldcoin (WLD) está restringida según la geografía, la edad y otros factores”.
“No están disponibles para, ni destinados a, personas, empresas u organizaciones que sean residentes de, o se encuentren o estén constituidas en, los Estados Unidos o ciertos otros territorios restringidos (o tengan propiedad beneficiosa en los Estados Unidos o en dichos otros territorios restringidos)”, se lee textualmente en la esquina inferior izquierda.
Sin embargo, se añade que World ID y World App de Tools for Humanity siguen estando disponibles en el país norteamericano.
Sobre este punto, Mazza explica que “lo que no está disponible en Estados Unidos es el Worldcoin”.
“Esto es un poco por lo que comentaba de la filosofía de ser muy proactivos a trabajar con el sector público y los marcos regulatorios aplicables en cada país. Allá actualmente hay un debate respecto a las criptomonedas. Si son activos, si no son activos. Entonces, no hay claridad regulatoria respecto al papel de ciertas criptomonedas”.
“Las personas que hoy verifican allá pueden obtener un World ID y no así el Worldcoin, pero esperamos poder avanzar en el lanzamiento cuando exista esa claridad regulatoria”.
“Por eso es que para los ciudadanos de Estados Unidos la posibilidad de verificarse, y una vez que están verificados redimir los bonos de Worldcoin, es algo que actualmente no está disponible”, sintetiza.
Por qué buscan diferenciar entre humanos e Inteligencia Artificial
Tal como se menciona en un inicio, World ID se presenta como una herramienta diseñada para diferenciar entre humanos y bots impulsados por IA.
Dicho punto no deja de ser llamativo, ya que Sam Altman, uno de los fundadores de la compañía, es reconocido como uno de los nombres más destacados en esta área de la tecnología.
ChatGPT, DALL-E y Sora (aun no estrenada abiertamente al público) son algunos de los productos que ha desarrollado.
Pero a pesar de que estos sistemas pueden ser útiles para resolver ciertas tareas, la IA generativa también presume ciertos riesgos.
Más aún, si se considera que los avances en este campo se han caracterizado por ser rápidos.
Precisamente por eso, desde Tools for Humanity sostienen que se deben adoptar mecanismos de verificación de humanidad para enfrentar estos escenarios.
En el ámbito de la seguridad, Mazza plantea que no es necesario pensar en un futuro lejano para ver por qué es clave esa diferenciación.
Cuenta, a modo de ejemplo, una situación reciente: “Estaba con un miembro del equipo y lo llamaron de su banco, para decirle que están desactivando la modalidad de hacer login con la voz. Yo creo que eso ya nos habla un poco de lo que se puede lograr con la IA, llegar a recrear la voz de una persona”.
“Impersonar va a ser un riesgo, un nuevo tipo de phishing con voz o video. Nos va a traer muchos desafíos por ese lado, pero en general (soy) muy optimista”.
“Antes no teníamos Internet y ahora que lo tenemos hay fraude en línea. Bueno, te lo cambio todos los días de mi vida por tener Internet, poder acceder a información y estar conectado con gente en cualquier parte del mundo”.
“Creo que siempre en este sentido los investigadores, la gente que está desarrollando, van en esta dirección. Sin duda las nuevas tecnologías traen riesgos y se van a ir resolviendo también”, sentencia el gerente regional de Tools for Humanity a LT.