Era una de las mayores preocupaciones de Stephen Hawking. Antes de morir en marzo de 2018, el científico manifestó que la amenaza más grande para la vida en la Tierra es el choque de un asteroide.
Si bien, en 2016 declaró a la BBC que las probabilidades de que eso ocurriera seguían siendo “bastante bajas”, precisó que estas se acumulan con el tiempo, hasta el punto en que un episodio de esa magnitud “se convierte en casi una certeza para los próximos mil o 10 mil años”.
“No vamos a establecer colonias autosuficientes en el espacio por lo menos en los próximos 100 años, así que debemos ser muy cuidadosos hasta entonces”, añadió el célebre físico teórico en esa entrevista.
Pese a que no se sabe exactamente cuándo podría ocurrir un fenómeno de tales características, el planeta sí ha enfrentado eventos dramáticos a raíz del impacto de asteroides. Y lo más complejo en torno a estos, son las dificultades para detectarlos antes de que colisionen.
El evento de Chelyabinsk
Uno de los casos más recordados tuvo lugar en Chelyabinsk, Rusia, hace una década. El 15 de febrero de 2013, un asteroide chocó con la atmósfera y estalló a unos 30 kilómetros por encima del suelo.
Según datos rescatados por Veritasium, el suceso fue más brillante que el Sol, mientras que la altura en donde ocurrió desencadenó que la explosión se escuchara recién unos 90 segundos después.
Esto último provocó que numerosas personas se quedarán mirándolo fijamente desde sus ventanas, pero una vez que golpeó la onda de choque, más de 1.000 personas resultaron heridas por los pedazos de vidrio que originó el impacto, entre otros motivos. Y También, miles de edificios presentaron daños.
Tras aquel acontecimiento, la NASA reportó que el asteroide tenía un peso aproximado de 10.000 toneladas, es decir, similar al de la famosa Torre Eiffel de París (Francia), mientras que la Academia Rusa de las Ciencias estimó que viajaba a una velocidad de 54.000 kilómetros por hora.
Pero lo ocurrido en Chelyabinsk calzó con otro evento en particular. Ese mismo día, científicos habían alertado que un asteroide iba a pasar muy cerca del planeta, lo que efectivamente ocurrió 16 horas después, cuando uno de tamaño similar —conocido como Duende— transitó a 27.000 kilómetros de la faz de la Tierra.
A pesar de que tal pronóstico fue acertado, no lograron identificar previamente el que generó daños en la ciudad rusa.
Informaciones reunidas por Veritasium detallan que desde 1988 hasta enero de 2021, más de 12.000 de más de un metro han colisionado con el planeta. Y de ese número, solo 5 fueron detectados antes y nunca con más de un día de anticipación.
Es por esto que resulta inevitable pensar en cuáles serían las consecuencias que podría ocasionar el impacto de un asteroide como el que preocupaba a Hawking, además de qué tan probable es que ocurra.
Por qué es tan difícil detectarlos previamente
La mayoría de estos son captados por telescopios que se encuentran en la superficie del planeta. Según explicó al citado medio el profesor de Astronomía de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), Dave Jewitt, se hace a través de una serie de fotografías que buscan “un punto que se haya movido”.
Aún así, una dificultad crucial es que el tamaño de los asteroides tiende a ser de unos metros a kilómetros, lo que no los hace tan visibles aunque estén transitando por el espacio.
Por ejemplo, el que afectó a Chelyabinsk tenía un diámetro de solo 20 metros, equivalente a la longitud de dos buses escolares. Y a ello se le suma que estos objetos son rocosos y oscuros, por lo que apenas reflejan cerca de un 15% de la luz que los impacta, según Veritasium.
Es por ello que las mejores condiciones para identificarlos es cuando están totalmente iluminados por el Sol. Asimismo, son prácticamente indetectables si vienen desde su dirección.
A esto se le suma que el hecho de hacerlo no asegura que inevitablemente vayan a chocar o no con la Tierra.
“Si descubres un objeto y solo tienes información de unos días, no puedes predecir su dirección”, aseguró Jewitt, “necesitas observaciones a través de años y años, pero aun con las perfectas, existen límites fundamentales”.
Dicho fenómeno sucede, en parte, porque “todos los planetas tienen su gravedad y la ejercen sobre los asteroides cercanos a la Tierra, por lo que pueden cambiar su órbita significativamente”.
“Es algo que se llama caos dinámico, que significa que luego de determinada cantidad de tiempo, no sabes dónde estará. En la práctica, quiere decir que no podemos ver qué pasará de aquí a más de 100 años”, añadió el especialista.
Las consecuencias, según el experto de UCLA
A modo de comparación, el académico de la Universidad de California detalló que los dinosaurios fueron exterminados por uno de 10 kilómetros de diámetro que impactó al planeta hace aproximadamente 65 millones de años. Dicho objeto hoy es conocido como Chicxulub.
“Así que, por encima de un tamaño crítico que tal vez sea de algunos kilómetros, lo que impacte libera tanta energía que tiene un efecto global”.
En el caso de que uno de tales dimensiones choque con la Tierra, se generaría “una enorme cantidad de residuos en la trayectoria suborbital”, los cuales se desplazarían alrededor del planeta y luego volverían a caer sobre la superficie.
Un escenario así incluiría al lado opuesto del globo en el que ocurrió el golpe, lo que —en suma— se traduciría en que “todo el cielo se llene de meteoritos en caída permanente”.
“Imagina el cielo transformándose de un día despejado y tranquilo (...) a uno rojo, caliente y brillante, como dentro de un horno eléctrico”, precisó Jewitt, para luego detallar que este sería “una enorme fuente de calor”, con la capacidad suficiente para “cocinar todo lo que se halle sobre el suelo”.
Respecto a las probabilidades de que ocurra un fenómeno de esas características, dijo que se estima estadísticamente que uno de 10 kilómetros —como el que atacó a los dinosaurios— golpee la Tierra cada 100 millones de años.
Dicho esto, enfatizó que los análisis sugieren que “tu probabilidades de morir de esa manera son en realidad cero”.
No obstante, según datos reunidos por Veritasium, por cada asteroide de 10 kilómetros hay cerca de mil de 1 kilómetro, los cuales también pueden tener consecuencias significativas si impactan con el planeta.
“Los de uno o dos kilómetros son capaces de generar daño local, pero de gravedad. Eso significa que en lugar de extinguir la vida en todo el mundo, destruirían el equivalente a un país europeo como Francia o Alemania”, comparó Jewitt.
Y en cuanto a si se conocen los objetos de ese diámetro que podrían ocasionar tales efectos, aseguró que “quizás el 98% de esos cuerpos han sido identificados, conocemos sus órbitas y podemos hacer predicciones razonables para los próximos 10 años acerca de dónde estarán”.
“Parece que estaremos bien por el momento, pero ya sabes, ¿qué sucede con aquellos que tienen menos que 1 kilómetro (de diámetro)? ¿Qué pasa con los de 800 metros? Esos serían tremendos si nos impactaran”.
Bajo esta línea, recalcó que “hay muchísimos proyectiles de 100 metros que no estamos detectando”, los cuales son lo suficientemente grandes para “causar un daño importante dependiendo de dónde impacten”.
En el caso hipotético de que uno así cayera directamente en una ciudad —aunque es necesario recordar que el 70% de la superficie de la Tierra es agua— , Jewitt dijo que podría “derrumbar los edificios y causar un enorme incendio”, mientras que si llega a chocar con el suelo, “lanzaría material al aire que volvería a caer sobre la superficie y lloverían a altas velocidades”.
Tales efectos podrían afectar a un radio de unos 100 kilómetros alrededor de dónde cayó.
Aunque el experto destacó a Veritasium que “no tenemos aún una manera de desviar un asteroide”, ya sea de 1 o de 10 kilómetros, sí hizo hincapié en que la comunidad científica se encuentra trabajando en formas de enfrentar estos eventuales escenarios.
“Lo que yo creo que cualquier persona razonable concluiría es: ‘Hagamos por ahora lo que podemos hacer primero, búsquémoslo, hagamos estudios, construyamos telescopios, coloquémoslos en el espacio’. Eso sería una contribución enorme para entender la amenaza que suponen los asteroides. Y luego, cuando encontremos un objeto específico que aparente ser especialmente peligroso (...) podremos concentrar todo lo que tengamos en él y podremos comenzar a pensar seriamente, con una motivación real, las maneras de desviarlo”.
Revisa un video con sus explicaciones a continuación.