Fue el pasado 7 de octubre cuando los militantes de Hamas cruzaron desde Franja de Gaza hacia Israel, para así efectuar una serie de ataques que desencadenaron rápidamente la respuesta armada de este país.
Tras aquellos acontecimientos, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu juró enfáticamente que sus fuerzas harán todo lo posible para “destruir” a la organización palestina.
Y hasta el momento, sus milicias se han mantenido bombardeando constantemente el territorio, en medio de un escenario que sigue sumando muertes e incertidumbre en torno a los rehenes secuestrados.
Frente a esta situación, el mandatario estadounidense Joe Biden, quien ya se reunió con Netanyahu en Israel, declaró que aunque cree que Hamas debe ser eliminado por completo, no apoya una eventual ocupación de los soldados israelíes en la zona.
“Creo que sería un error que Israel ocupara Gaza otra vez. Pero entrar para eliminar a los extremistas, de Hezbolá en el norte y Hamas en el sur, es un requisito necesario”, manifestó la semana pasada.
Pero, ¿qué tan factible es que las fuerzas israelíes puedan eliminar a Hamas de Franja de Gaza? ¿En qué se traduciría un operativo de esa magnitud?
En conversación con La Tercera, especialistas en materia internacional descifran las claves a considerar.
Qué busca Israel con una eventual inmersión terrestre y a qué dificultades se enfrenta
El secretario de estudios de la Escuela de Historia de la Universidad Diego Portales (UDP), Pablo Álvarez, plantea que es “prácticamente imposible” que Israel logre desmantelar a Hamas con sus recientes y progresivos ataques.
“Han bombardeado sistemáticamente desde que Hamas tomó el control de Gaza en 2007 (...) Esta no es una primera batalla contra ellos y nunca han podido derrocarlos. ¿Qué cambiaría con esta guerra? Que entrarían en el territorio”.
El doctor en Historia y académico de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), Fernando Wilson, explica que las declaraciones israelíes hacen referencia más bien a “destruir la capacidad militar de Hamas en Gaza, es decir, la posibilidad de que sigan lanzando cohetes y particularmente de que repitan un ataque terrorista con secuestros y asesinatos como se pudo ver el 7 de octubre”.
“No significa necesariamente desintegrarlos, sino que más bien sacarlos de escena, de manera en que dejen de ser un obstáculo y una amenaza regular (...) No está en el interés de Israel hacerse cargo de los problemas políticos y sociales de una población de 2 millones de personas, siendo ellos cerca de nueve y con todo el impacto que esto tendría en términos de sus propios procesos políticos”.
Bajo esta línea, Wilson recalca: “Lo que Israel quiere es sacar a Hamas de Gaza. Y hacer eso indudablemente les aliviaría el frente sur y también tranquilizaría a Egipto (...) Recordemos que Hamas se considera a sí mismo como una rama de los Hermanos Musulmanes, que es el grupo que lucha contra la institucionalidad laica en ese país”.
“Lo que Israel probablemente haría sería entrar, expulsar a Hamas, como se hizo en su momento al sacar a la Organización para la Liberación Palestina (OLP) de Beirut, y finalmente generar una transición a una autoridad multinacional que provea un gobierno propiamente gazitano o que asuma la Autoridad Palestina residente en Cisjordania”, añade el académico de la UAI.
Sin embargo, tanto Wilson como Álvarez aseguran que una incursión terrestre en Franja de Gaza por parte de las tropas israelíes es un objetivo complejo.
Aquello se debe a múltiples factores, entre los que se encuentran las características de la zona, los túneles subterráneos de Hamas, las dificultades para distinguir a civiles y las presiones de la comunidad internacional, por solo nombrar algunas aristas.
Sobre esta última, el académico de la UDP dice que “muchos países que ya han firmado la paz con Israel —como Jordania y Egipto— o que están en proceso de hacerlo —como Qatar y Arabia Saudita— han dicho que no hay carta blanca, que no se puede simplemente entrar en el territorio”.
“Incluso Estados Unidos, por más que tenga poder de veto en las Naciones Unidas, no va a poder impedir que haya una ofensiva diplomática en su contra”, añade Álvarez.
A esto se le suma que Egipto, aliado de Israel en la región, se ha resistido a abrir el paso de Rafah, ya que “en el fondo tienen miedo de que la entrada de las tropas israelíes signifique que se queden en ese territorio y que los palestinos no vuelvan nunca a Gaza”, afirma el experto de la UDP.
Además de las implicancias internacionales que podría tener una inmersión terrestre de esa magnitud, también están las consecuencias en la esfera interna, particularmente hacia el primer ministro Benjamín Netanyahu, quien ha sido ampliamente criticado incluso dentro de Israel.
“Netanyahu ya era muy poco popular, pero ahora tiene menos apoyo. Ya han hecho protestas en su contra e incluso muchos israelíes dicen que es ‘un criminal de guerra’, ‘un traidor’, etc. Él va a tratar de sobrevivir y probablemente vaya a la guerra con ese propósito, pero definitivamente tiene un panorama difícil”, subraya Álvarez.
Cómo serían los combates armados dentro de Franja de Gaza y cuáles serían sus efectos
Wilson explica que las operaciones militares en terrenos cerrados —como sería en este caso si Israel hace una inmersión terrestre— destacan por su complejidad, debido a que las características de la zona “anulan la ventaja de un ejército profesional, al entre comillas, eliminar su superioridad en organización, coordinación táctica, entrenamiento y equipo”.
“Se convierte en lo que los alemanes en la Segunda Guerra Mundial llamaron rattenkrieg o ‘guerra de ratas’, es decir, combates entre subunidades de soldados que se enfrentan a distancias extremadamente cortas y no pueden hacer uso de su mayor potencia de fuego”.
Para afrontar este eventual escenario, el académico de la UAI pronostica que la estrategia de Israel en Franja de Gaza podría estar centrada en aislar zonas específicas, para así tratar de impedir el refuerzo en esos sectores y luego “buscar aniquilar a los guerrilleros de manera tremendamente rápida y con mucha potencia”.
“No hay forma de que operaciones de estas características no sean extremadamente sangrientas, tanto para los atacantes como para los defensores, que normalmente son los que sufren mayores pérdidas. En algunas ocasiones de combate urbano con defensa tenaz, sufren hasta un 80% de pérdidas”, advierte Wilson.
Tal como se mencionaba más arriba, los túneles subterráneos que Hamas utiliza estratégicamente dentro de Gaza también prometen dificultar un eventual operativo de este tipo.
Asimismo, el experto de la UAI dice que los militantes de la organización palestina no cuentan con un uniforme específico, “no portan distintivos de nacionalidad” y “tampoco tienen una forma clara de combatir”.
Aquello hace que sea altamente complejo distinguirlos.
“Genera un severo problema de reconocimiento del adversario para los soldados israelíes, que inexorablemente va a generar una cantidad de bajas civiles extraordinariamente alta, además de que sería una operación muy lenta que podría tomar probablemente varias semanas o meses”.
En palabras de Álvarez: “¿Cómo podrían saber quién es de Hamas y quién no? Podrán sacar a la cúpula, a los que conocen (...) Puede que eliminen a los cabecillas, pero los niños en la zona van a ver esto y van a crecer con ese resentimiento, con ese odio y se van a transformar en Hamas también”.
Bajo el análisis del académico de la UDP, el escenario actual podría generar dos principales situaciones.
Uno es que finalmente Israel decida no ingresar a Gaza, lo que no implicaría que dejen de bombardear el territorio a la distancia, como lo han hecho hasta ahora.
“Esa es una alternativa. Y la otra sería una incursión militar total, o sea, entrar en Gaza. Esto sería más devastador, pero también tardaría mucho, porque tendrían que buscar túnel por túnel, rincón por rincón, y después ‘despejar’ la zona (que es lo que han dicho ellos) para que vuelvan los palestinos. Cualquiera de los dos casos es largo en el tiempo”.
Por su parte, Wilson insiste en que las dificultades mencionadas que implicaría una inmersión terrestre también harían que la situación sea “espantosa en términos de presión política” de la comunidad internacional.
Hamas tampoco se queda exento de tales presiones. De hecho, actos como la liberación de algunos rehenes —como se ha visto en los últimos días— refleja que la organización palestina está “sometida a una presión brutal de parte de otros actores tradicionales”.
“Uno presume incluso que de Irán. Este es un conflicto que no es conveniente para muchas facciones, solamente enfatiza el aislamiento de Irán y no le provee mayores estabilidades ni perspectivas de maniobra en un ambiente que, digamos, se cristaliza en un sistema binario: Irán por un lado y todos los demás por el otro. Por lo tanto, está muy lejos de su conveniencia”.
En este sentido, Wilson sentencia que “Israel necesita hacer algo en Gaza para demostrarle a su población, pero no necesariamente tiene que ser una invasión en toda regla”.
“Puede ser lo que se conoce como ‘carreras del trueno’, que son penetraciones con fuerzas mecanizadas en sectores menos densamente urbanizados, con el objetivo de destruir blancos puntuales que son básicamente entradas y salidas, no ocupación. Tampoco es que a Israel le interese recuperar el control de Franja de Gaza, lo que quieren es que Hamas no esté ahí”.