Esta semana, las autoridades de Italia sorprendieron al mundo con una importante noticia: el líder de la mafia siciliana Costa Nostra, Matteo Messina Denaro (60), fue atrapado después de permanecer 30 años prófugo.
Según informó el general de Carabinieri, Pasquale Angelosanto, el arresto se llevó a cabo cuando el capo, apodado popularmente como “Diabolik”, fue al hospital privado “La Maddalena” de Palermo, para tener una sesión de quimioterapia con el objetivo de tratar un cáncer de colon, bajo el nombre falso de “Andrea Buonafede”.
En el operativo, participó cerca de un centenar de uniformados, quienes finalmente pudieron capturar a Messina sin que su detención fuese interrumpida por sus escoltas y aliados. No puso resistencia.
“Es una gran victoria para el Estado”, declaró públicamente la primera ministra italiana Giorgia Meloni, mientras que el representante del Interior, Matteo Piantedosi, lo calificó como “extremadamente peligroso” para la sociedad.
Pero, ¿por qué su arresto genera tanta conmoción en el país europeo?
Los crímenes de Matteo Messina, el capo más temido de la mafia italiana
Su nombre quedó grabado en la población a inicios de la década 90, periodo en el que los miembros de la mafia siciliana, Costa Nostra, incrementaron su ola de crímenes en numerosas ciudades de Italia.
Algunos de los más recordados son el asesinato de los fiscales Giovanni Falcone y Paolo Borsellino en 1992, además de los ataques de bomba que protagonizaron en Milán, Florencia y Roma en 1993.
De la misma manera, uno de sus actos más crueles fue en contra de un niño de 11 años, a quien secuestraron, torturaron y mataron ese mismo año para obligar a su padre, el ex mafioso Santino Di Matteo, a que se retractara de un testimonio que dio en torno al homicidio de Falcone.
Tras pasar 779 días entre armas, golpes y capos del crimen organizado, los delincuentes dirigidos por Messina disolvieron el cuerpo del menor en ácido.
Informaciones reunidas por la BBC detallaron que “Diabolik” incluso llegó a jactarse de “llenar un cementerio” con sus víctimas, aspectos que lo convirtieron rápidamente en un temor colectivo y constante para la ciudadanía de Italia, país en el que figuró como el prófugo más buscado por tres décadas.
El perfil del capo de la Costa Nostra
A pesar de que Messina desapareció del mapa en 1993 —año en que lideró el atentado contra el hijo de Di Matteo— se estima que siguió dando instrucciones a sus subordinados desde varios escondites.
Entre la extensa lista de cargos que lo llevaron a ser sentenciado en ausencia a cadena perpetua, se encuentran los de organización criminal, uso de explosivos y numerosos asesinatos, además de lavado de dinero y tráfico de drogas.
Asimismo, documentos oficiales revisados por el citado medio lo describieron como “el protegido” de Salvatore “Toto” Riina, uno de los líderes del clan que fue detenido en 1993 y que murió en 2017.
Cabe destacar que la Costa Nostra es uno de los grupos criminales sobre los que se hace referencia en las películas de El Padrino del director Francis Ford Coppola.
Y pese a que su nombre era más que reconocido en Italia, las últimas fotos desde antes de su detención esta semana eran de la década del 90, por lo que la policía debió recurrir a retratos digitales para estimar su apariencia actual.
Durante los últimos años, las autoridades intensificaron su persecución para hallar a “Diabolik”, hasta el punto en que cortaron sus canales clandestinos de comunicación —como por ejemplo, con notas de papel escondidas debajo de las rocas de una granja— y realizaron un operativo en 2013 para atrapar a varios de sus cercanos, entre ellos a su hermana Patrizia Messina.
El capo se fue quedando cada vez más solo.
En palabras que la experta en criminología de la Universidad de Essex, Anna Sergi, dijo a la BBC, Matteo Messina “es el último, el más resiliente y el ‘más puro’ de los mafiosos sicilianos que quedan”.
Aunque ahora, ya se encuentra tras las rejas.