Fue uno de los nombres más elogiados del atletismo paralímpico, tanto en su natal Sudáfrica como a nivel mundial.
Oscar Leonard Carl Pistorius nació el 22 de noviembre de 1986 en Sandton, Johannesburgo, con una malformación congénita llamada hemimelia peronea.
Aquello se traduce en que a sus dos piernas les faltaba el peroné, un hueso fundamental para la estabilidad y el soporte, por lo que a sus 11 meses le amputaron ambas por debajo de las rodillas.
Dicha operación le significó que enfrentara múltiples obstáculos a lo largo de su vida.
Sin embargo, él se enfrentó a ellos y logró convertirse en un deportista de alto rendimiento.
Estudió en un colegio conocido por su exigencia, el Pretoria Boys, y más tarde cursó la carrera de comercio en la universidad.
Ahí compitió en diversos deportes con sus piernas ortopédicas de carbono.
Lo apodaban “Blade Runner” y se desempeñaba tanto en rugby, como en fútbol, y waterpolo.
No obstante, su disciplina predilecta y en la que más destacaba era el atletismo.
Sus habilidades como velocista llevaron a que en 2004 clasificara para los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004, en donde se llevó la medalla de oro en los 200 metros y la de bronce en los 100.
A partir de ese momento, siguió con una carrera profesional que le significó más títulos.
Incluso, buscó participar en competiciones regulares.
Si bien, en un principio negaron su petición bajo el argumento de que sus piernas de carbono podrían darle cierta ventaja, él apeló a la Federación Internacional de Atletismo y consiguió que lo aceptaran.
Ganó tres medallas de oro en los Juegos Paralímpicos de Pekín 2008 y entrenó para clasificar a los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Pese a que en esta última competencia no recibió premios, sí clasificó a las semifinales de los 400 metros llanos.
Pistorius gozaba de la popularidad de un ídolo imparable y personas de todo el mundo lo veían con admiración.
Pero sus amigos más cercanos y las parejas que habían estado con él conocían una faceta íntima que aún no era de conocimiento público en ese momento.
Detrás de las celebraciones, las medallas, las entrevistas en programas de televisión y los triunfos en las pistas de atletismo, figuraba un hombre violento, fanático de las armas y sin remordimientos.
Esa versión de Pistorius recién salió a la luz después de que cometiera un horrendo crimen, en el cual los investigadores policiales descubrieron que cometió un asesinato a mano armada en contra de su novia, Reeva Steenkamp.
Oscar Pistorius y Reeva Steenkamp: la noche del crimen
Fueron cuatro disparos los que se escucharon en la madrugada del 14 de febrero de 2013, entre las 3:12 y las 3:14. El primero de ellos fue aislado y los tres siguientes llegaron de golpe tras una pausa.
Varios de los residentes del complejo Silver Woods Estate de Pretoria se despertaron por los ruidos.
Poco después, escucharon: “¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Ayuda!”.
Los gritos venían de la casa de Pistorius, en donde vivía con su pareja Reeva Steenkamp, una modelo y abogada de 29 años que era conocida por su activismo en contra de la violencia de género.
En ese momento, él tenía 26 años, mientras que se habían conocido a finales de 2012.
Tras oír los pedidos de auxilio, un guardia de seguridad llamado Pieter Biaba fue hasta la casa y entró por la puerta principal, que estaba sin llave.
Luego llegó un vecino y amigo del deportista, Johan Stander, su hija Clarice, y un empleado que dormía en el área de servicio, Frankie Chiziweni.
Al interior, se encontraron con Pistorius empapado con manchas de sangre, quien llevaba en sus brazos a Steenkamp, con su cuerpo teñido de rojo.
Tras ver la impactante situación, Stander le dijo que acostara a su pareja en la alfombra y llamó a una ambulancia.
Según informaciones rescatadas por Infobae, Pistorius trató de abrirle la boca con un dedo bajo el argumento de ayudarla a respirar, mientras que con la otra mano trataba de evitar que saliera más sangre de una herida que tenía en la cadera.
Steenkamp también tenía impactos de bala en el brazo izquierdo y en la cabeza.
En medio de ese escenario, pasaron dos minutos para que llegara el médico Johan Stipp, quien vivía en las cercanías de su residencia.
Consternado, preguntó qué había ocurrido.
“Le disparé, pensé que era un ladrón y le disparé”, exclamó Pistorius mientras seguía tratando de hacerla respirar.
Stipp le tomó el pulso y luego levantó su párpado derecho para revisar su pupila.
“Está muerta”, manifestó.
El deportista se puso a llorar.
“La maté, maté a mi novia. ¡Que Dios me lleve!”, lamentó ante los presentes.
Cerca de 20 minutos más tarde, a las 3:43, llegó la ambulancia y dos paramédicos confirmaron el diagnóstico de Stipp.
No había vuelta atrás.
Y a las 4:14 se hizo presente el detective Hilton Botha, quien asumió el caso para descubrir qué era lo que había ocurrido.
La declaración del atleta y lo que se descubrió en la investigación
Los agentes policiales determinaron que la escena que llevó a la muerte de la modelo ocurrió en el primer piso. Específicamente, en el dormitorio con baño en suite en el que dormía con Pistorius.
Cuando tuvo que hacer sus primeras declaraciones a las autoridades, el atleta contó que se habían acostado cerca de las 22:00 y que se habían quedado dormidos.
Después, según su relato, se despertó en la madrugada porque escuchó unos ruidos extraños y pensó que había un ladrón en su baño.
Bajo el supuesto presentimiento de que él y su pareja corrían peligro, tomó una pistola de 9 milímetros que tenía en su velador, se bajó de la cama y apretó el gatillo repetidas veces.
“Como no llevaba las piernas ortopédicas y me sentía sumamente vulnerable, sabía que debía protegernos a Reeva y a mí. Me sentía atrapado, porque la puerta del dormitorio estaba cerrada y me cuesta desplazarme con los muñones. Disparé varios tiros a la puerta del baño y le pedí a Reeva a gritos que llamara a la policía, pero no me respondió”.
Pistorius dijo que fue en ese momento cuando optó por prender las luces y ver si Steenkamp estaba junto a él, lo que resultó no ser así.
Debido a aquello, fue a la puerta del baño, pero esta estaba cerrada con pestillo, por lo que optó por tomar un bate de críquet que tenía al lado de la cama y golpear la estructura hasta que uno de los paneles cediera.
Así, pudo introducir su mano y abrir, para luego sorprenderse con que había impactado con las balas a su propia pareja, quien todavía seguía respirando.
Su relato continuó con que trató de detener la hemorragia con una toalla y que hizo tres llamadas telefónicas para alertar sobre lo que había pasado.
Estas iban dirigidas a Stander, a la seguridad del complejo residencial y al hospital, aunque según él, desde este último establecimiento le dijeron que intentara llevarla él mismo al recinto médico.
Lo último era el supuesto motivo de por qué la movió de la habitación.
Dicha sucesión de acontecimientos fue la que enumeró Pistorius, pero el detective Botha desconfió inmediatamente de él.
Si lo que decía era cierto, ¿por qué no trató de despertarla antes de tomar la pistola? ¿Por qué Steenkamp se había encerrado con llave en el baño en medio de la noche?
A esas dudas se le sumó que al analizar la escena del crimen, vieron que la modelo había llevado consigo su celular.
¿Quería mandar un mensaje? ¿Hacer una llamada?
Las piezas no tardaron en alinearse. Para Botha fue evidente que se trató de un asesinato a sangre fría.
Durante la investigación, los agentes descubrieron que Pistorius tenía seis armas de fuego a su nombre y que siempre llevaba una consigo.
Asimismo, sus actitudes detrás de las cámaras tendían a ser violentas.
Un amigo del atleta llamado Darren Fresco dijo durante el juicio que en septiembre de 2012 iba en auto con él y con su pareja de aquel entonces, Samantha Taylor, instancia en la que fueron detenidos por la policía para un control.
Mientras uno de los uniformados revisaba sus documentos, otro vio el arma de Pistorius sobre el asiento y la tomó.
Su reacción fue inmediata: “¡No se le toca el arma a otro hombre!”.
Tras una breve discusión, dejaron que continuaran con su camino.
Pero cuando estaban a unos mil metros del lugar, Pistorius agarró repentinamente su pistola y disparó a través del techo corredizo del vehículo.
Fresco dijo que quedó paralizado y le preguntó si era un demente, pero “él simplemente se rió de mí”.
Posteriormente, a un mes de dicho incidente, fueron ambos con sus respectivas parejas a un restaurante.
Ahí, según Fresco, Pistorius empezó a jugar con su pistola debajo de la mesa, una acción que llevó a que se le escapara un tiro, que impactó justo al lado del pie de su amigo.
El personal del local llamó a la policía para alertar sobre lo ocurrido. Sin embargo, antes de que los interrogaran le pidió a Fresco que declarara que a él se le fue el gatillo, para así evitar un escándalo desde su tarima como personaje público.
Él accedió.
“No pude negarme, era mi amigo, pero ahora estoy arrepentido”, manifestó Fresco en el tribunal.
En la investigación también se reunieron los testimonios de otros amigos y ex parejas de Pistorius.
La modelo Melissa Rom dijo que en 2009 fueron a una fiesta y que lo criticó porque él intentó seducir a otra mujer enfrente de ella.
Ante ese reproche, Pistorius reaccionó con gritos y la obligó tanto a ella como a su amiga Cassidy Taylor-Memmory a irse del lugar.
Su actitud fue tan agresiva que al cerrar la puerta la rompió y le causó una herida en la pierna a esta última.
De la misma manera, acosaba a sus ex parejas y a los nuevos novios que tenían.
Entre estos últimos estuvo el productor de televisión Quinton van der Burgh, quien afirmó en el juicio que Pistorius se acercó a él durante una carrera de la Fórmula 1 y lo amenazó por estar con una de sus ex.
“Se puso a gritar y me dijo que me iba a joder la vida si no me alejaba de la ella. Me di cuenta de que llevaba un arma y no reaccioné. Esa misma noche llamó por teléfono a mi casa y me amenazó de nuevo”.
Al revisar el celular de Steenkamp, los agentes también encontraron mensajes que daban cuenta de cómo era su relación en la intimidad.
“Yo soy la chica que está enamorada de ti, pero también a la que dejas de lado cuando no estás de humor, a la que criticas por su acento, su tono de voz. A veces me asustas por cómo me contestas y cómo me tratas”, se leía en uno de los escritos.
Otro decía: “Te juro que no estaba coqueteando con ese hombre. Te enojas cuando escuchas alguna cosa sobre mí, pero te has citado con muchísimas chicas”.
“Nunca te mentiría, no soy una stripper ni una buscona. No puedo ser atacada por gente de fuera que me critica por salir contigo y también ser atacada por ti”.
“Me haces feliz el 90 por ciento del tiempo, y creo que estamos muy bien juntos, no soy otra puta más”.
Además de los testimonios y mensajes en contra de la versión de Pistorius, se evidenció que el bate que usó la madrugada del 14 de febrero tenía rastros de sangre y piel de la modelo, mientras que su cadáver tenía signos de al menos dos golpes en la espalda.
Con todas estas informaciones —y testimonios posteriores de vecinos que escucharon que tenían una discusión antes del suceso— concluyeron que ella se encerró en el baño para tratar de protegerse de sus ataques.
Junto con ello, el perito Gert Saayman deslegitimó la versión de Pistorius de que se habían ido a dormir a las 22:00. En su análisis del cuerpo descubrió que la modelo había comida cerca de las 1:00.
El veredicto del caso y qué se determinó en la audiencia más reciente
Ya en septiembre de 2014, Pistorius fue declarado inocente del cargo de homicidio premeditado. No obstante, sí se le consideró culpable de homicidio culposo y se le adjudicó una condena de cinco años de prisión.
Sin cumplir con dicho tiempo tras las rejas, salió en libertad condicional en octubre de 2015 tras haber pasado solo un año recluido.
Aún así, dos meses después el Tribunal Superior de Apelaciones volvió a revisar el caso y se le condenó a 13 años y cinco meses de cárcel.
Y pese a que en marzo de 2023 le negaron la libertad condicional, el pasado 24 de noviembre de 2023 se confirmó que obtendrá este beneficio a partir del 5 de enero de 2024.
Mientras tanto, hoy con 37 años, sigue en el calabozo esperando a que llegue ese momento en apenas dos meses.
“No creo en la versión de Oscar (...) No conozco a nadie que lo haga. Mi querida hija gritó por su vida, lo suficientemente alto como para que los vecinos la escuchasen”, dijo la madre de la modelo, June Steenkamp, en una carta leída por sus abogados en el tribunal,
A pesar de aquello y de que duda de que realmente esté rehabilitado, manifestó que no se opondrá a la medida que tomaron las autoridades.
“La rehabilitación requiere que una persona se comprometa honestamente con toda la verdad de su delito y las consecuencias del mismo. Nadie puede decir tener remordimientos si no es capaz de comprometerse plenamente con la verdad”.