Probablemente también te ha pasado: terminas una laboriosa jornada, llegas a tu hogar, te diriges a tu cama para acostarte y cuando estás a punto de quedarte dormido, sientes que tus músculos se contraen en una de tus piernas.
Aquello viene acompañado de dolor, por lo que —como es de esperar— interrumpe en que tengas un ciclo de sueño óptimo y en tu predisposición para volver a descansar.
Si bien, es común que los calambres nocturnos en las piernas ocurran una vez cada cierto tiempo, cuando estos suceden periódicamente pueden ser signos de un diagnóstico más profundo, que podría estar afectando a tu salud.
En conversación con La Tercera, un grupo de doctores de distintas universidades y centros médicos explica cuáles son los aspectos más relevantes que debes considerar en torno a estas molestias.
Lo que caracteriza a los calambres nocturnos en las piernas
El académico de la Escuela de Kinesiología de la Universidad Diego Portales, Francisco Pavez, cuenta que es importante distinguir que “se trata de un episodio de dolor que puede durar desde segundos a minutos y que está originado por una contracción que es intensa, que viene de la nada y que además es involuntaria”, la cual puede llevarse a cabo en un músculo o un grupo de ellos.
Pese a que la comunidad médica todavía no sabe exactamente por qué ocurren, sí se han encontrado relaciones con ciertas enfermedades, diagnósticos, conductas y/o situaciones médicas.
“Hay personas que son más proclives a sufrir este tipo de cuadros”, añade el kinesiólogo de la UDP.
Quiénes son más propensos a enfrentarlos
Pavez asegura que “generalmente, la epidemiología nos dice que son mayores de 60 años y también mujeres embarazadas, que son las que tienen mayor prevalencia entre la población femenina”.
Junto con ello, hay otras aristas que se han enlazado con estos calambres.
Según el académico de la Escuela de Kinesiología UANDES, Marco Kokaly, también “se asocia a ejercicio vigoroso durante el día o a estar mucho rato de pie, pero hay un montón de puntos que se han visto como predisponentes”.
“Algunos tienen que ver con fármacos y enfermedades vasculares, mientras que otros con factores predisponentes que podrían estar asociados a problemas de radio nervioso, neuropatías, enfermedades de las motoneuronas u otros como alteraciones electrolíticas”.
“Entonces, es bien variable, no hay solo una causa clara”, agrega Kokaly.
Por su parte, Pavez destaca que para hacer un diagnóstico clínico, “es importante considerar el contexto individual de cada paciente, cuál es su historial clínico, cómo está su contexto hoy, si está pasando por situaciones de estrés o si está cursando algún tipo de desbalance hormonal”, entre otras posibilidades.
Bajo esta línea, el académico de la UANDES subraya que “a mayor edad, hay mayor probabilidad de sufrir estos calambres nocturnos”.
“Hay algunas estadísticas no a nivel nacional, pero sí de Estados Unidos y Europa que hablan que existe entre un 25% y un 37% de personas que los enfrentan”.
Los factores relacionados
Un artículo disponible en el sitio web de la Clínica Mayo enumera algunos diagnósticos que comúnmente están enlazados con los calambres nocturnos en las piernas, aunque tal como decían los médicos entrevistados por este medio, podrían variar dependiendo de cada paciente y no necesariamente corresponder a tu caso particular.
Estos, citados textualmente, son los que encontrarás a continuación:
-Insuficiencia renal aguda.
-Enfermedad de Addison (insuficiencia suprarrenal).
-Trastorno por consumo de alcohol.
-Anemia : una afección por la que el organismo no recibe oxígeno debido a la falta de glóbulos rojos sanos.
-Nefropatía crónica.
-Cirrosis (proceso de cicatrización del hígado).
-Deshidratación.
-Diálisis.
-Presión arterial alta (hipertensión).
-Hipertiroidismo (tiroides hiperactiva).
-Hipoglucemia.
-Hipotiroidismo (tiroides hipoactiva).
-Falta de actividad física.
-Medicamentos, como los que se usan para tratar problemas de presión arterial y colesterol alto, y píldoras anticonceptivas.
-Fatiga muscular.
-Enfermedad de Parkinson.
-Enfermedad arterial periférica.
-Neuropatía periférica.
-Embarazo.
-Estenosis del conducto vertebral.
-Diabetes tipo 1.
-Diabetes de tipo 2.
Cuándo se debe recurrir a un médico
Tanto Kokaly como Pavez concuerdan en que no representa un mayor riesgo que ocurra un episodio de este tipo cada cierto tiempo. Aún así, el académico de la UDP enumera una serie de situaciones en las que sí es necesario prestar más atención a los calambres nocturnos en las piernas.
“Si ocurre unas tres veces a la semana, hay que ponerle ojo. Si estas contracciones dolorosas ocurren mientras ya estás durmiendo, también. Lo mismo, por ejemplo, si el dolor se alivia estirando de manera enérgica el músculo, adoptando ciertas posturas para que tienda a la relajación (...) si esta es inmediata apenas se cambia el posicionamiento, hay que estar atento”.
Además, Pavez agrega que se debería consultar próximamente a un médico “si no tienes ninguna condición neurológica o cuadro médico en tratamiento, o si no estás tomando ningún medicamento” y los enfrentas.
El síndrome de las piernas inquietas
En el artículo de la Clínica Mayo citado más arriba se detalla que usualmente estos calambres nocturnos son confundidos con el síndrome de las piernas inquietas, cuando en realidad se trata de “afecciones diferentes”.
Desde el centro médico precisan que en este último “el síntoma más frecuente es la necesidad de mover las piernas al quedarse dormido”, mientras que en la mayoría de los casos “no suele ser doloroso” y los signos duran más.
Aún así, la neuróloga del Centro del Sueño de Clínica Bupa Santiago, Evelyn Benavides, explica a La Tercera que los pacientes suelen describir esta situación como “una sensación rara, en la que les pica, les arde, tienen burbujeos o les dan calambres en la tarde y en la noche, no durante el día”.
Asimismo, dice que los síntomas pueden aparecer durante viajes largos en auto o en avión, en los cuales no hay mucho espacio para el movimiento de estas extremidades.
“Es un tipo de diagnóstico diferencial respecto a los calambres y tiene este ritmo circadiano, que en el fondo en el día o cuando están en movimiento prácticamente no pasan y cuando estás en la tarde, en la noche, antes de dormir, o en condiciones en las cuales no puedes mover las piernas, aumenta esta sensación incómoda o dolorosa”.
Al igual que en el diagnóstico que se abarca mayormente esta nota, afirma que tiende a ocurrir más con el paso de los años, aunque puede darse en cualquier edad.
De la misma manera, agrega que en el caso particular de este síndrome la intensidad de las molestias “disminuye cuando pones los pies en algo frío”, un factor que puede hacer que los pacientes se levanten de sus camas para, por ejemplo, poner los pies en las baldosas del baño.
Como es de esperar, eso interrumpe el sueño, por lo que Benavides recalca que “es un tema relevante”, el cual podría eventualmente estar relacionado con factores como la enfermedad de Parkinson, la falta de fierro o de algunas vitaminas como la B12, o el daño renal.
Sin embargo, la neuróloga asegura que hay pacientes en los que no se presentan tales puntos.
Es por esto que siempre es recomendable visitar a un especialista para que evalúe tu caso particular y las métodos más convenientes para tratarlo.