Durante la etapa de crecimiento, es normal que los niños le hagan preguntas a sus padres, para así conocer el por qué de algunos de los aspectos que dan forma a nuestro mundo.
La curiosidad y la infancia tienden a ser factores que van de la mano, pero a pesar de que tanto el entorno familiar como los profesores tratan de responder a estas dudas, a veces no es suficiente. Al menos, no para todos los infantes.
Hace solo unos días se dio a conocer la historia de un niño que aprendió a leer con tan solo dos años, convirtiéndose así en el integrante más joven de la asociación internacional de superdotados Mensa, en Reino Unido.
Aquello llevó a que algunos padres se cuestionaran: “¿tendré un hijo con habilidades similares?”.
Frente a esa consulta, la profesora de psicología del desarrollo de la Universidad de Padua, Daniela Lucangeli, compartió ciertos aspectos a considerar para saber si un niño es superdotado.
Esto fue lo que dijo.
Las claves para saber si tu hijo es superdotado
En conversación con Vanity Fair, la especialista detalló que son personas con un coeficiente intelectual de 130 o superior, “con un alto potencial que no suele afectar a todas las áreas de su vida, sino solo a algunas”.
Con esto se refiere a que podrían ser, por ejemplo, extremadamente hábiles al resolver cálculos matemáticos, pero no así de eficientes a la hora de interactuar con otras personas. Según destacó, también podría ser al revés o con otras áreas involucradas.
“Es importante dejar en claro que las personas de altas capacidades suelen ser hipersensibles y son capaces de sentir de forma diferente a nivel emocional”, explicó Lucangeli al citado medio, “esto suele convertirse en un gran problema, ya que el colegio no siempre consigue tenerlo en cuenta de forma adecuada”.
La experta dijo que las señales tienden a manifestarse en la temprana edad, por lo que “un progenitor que sabe observar en profundidad a su hijo, puede darse cuenta pronto”.
“Se trata de niños muy curiosos, que hacen muchas preguntas y se sienten profundamente atraídos por lo que les interesa. Quieren profundizar, ir más allá y comprender a fondo”, expresó.
El rol de los adultos responsables
Según la académica, cuando los padres no incentivan a sus hijos con estas capacidades, existe la probabilidad de que en vez de desarrollarlas, lleguen a perderlas.
Es por esto que no hay que someterlos a una rutina extremadamente estricta. Después de todo, se trata de niños.
En palabras de Lucangeli, “no deben intentar potenciar el rendimiento de su hijo exasperándolo y obligándole a desarrollarlo más allá del límite”.
“La inteligencia no se potencia así y el aspecto competitivo no hace que se desarrollen las mejores capacidades, sino más bien al contrario. Los padres deben intentar reforzar los aspectos en los que su hijo tiene menos capacidades y ayudarle a experimentar por sí mismo incluso esas áreas en las que tiene menos facilidad”.
Bajo esta línea, enfatizó en la importancia de “armonizar” las distintas aristas de su vida, ya que “de lo contrario, el niño corre el riesgo de aislarse para hacer solo aquello que se le da mejor”.
En contra de los estereotipos
Uno de los puntos a considerar, es que los jóvenes con altas capacidades no necesariamente son estudiantes que siempre son ordenados y que tienen buenas notas en todas las asignaturas del colegio.
Tales factores dependen netamente de su personalidad y, por supuesto, del entorno con el que se relacionan y los docentes que lo están evaluando.
La experta de la Universidad de Padua recalcó a Vanity Fair que “su inteligencia es creativa y libre”, por lo que “suelen ser capaces de prever y anticipar la información que les proporcionan los profesores”, lo que en algunos casos podría traducirse en aburrimiento cuando están en la sala de clases.
“Eso es algo que les ocurre muy a menudo: estudian y comprenden de forma divergente, y les gustaría que los adultos pudieran seguirles”, añadió, “no les interesa resolver las operaciones triviales, sino comprender problemas más complejos.
Cabe destacar que siempre es recomendable visitar a un especialista para evaluar las aptitudes de cada persona.