Este martes 20 de agosto se confirmó que las tropas de Ucrania abrieron un nuevo frente de combate en la provincia fronteriza de Kursk, en Rusia.
Se trata de una zona de avance que está posicionada a unos 40 kilómetros de donde ya habían iniciado su ofensiva.
Cabe recordar que los soldados ucranianos empezaron su incursión militar transfronteriza el pasado 6 de agosto, en un acto que el mandatario Vladimir Putin calificó en ese momento como “una provocación a gran escala”.
Aquello se dio a más de dos años de que las fuerzas del Kremlin comenzaran su invasión en el territorio ucraniano, el pasado 24 de febrero de 2022.
Según informaciones rescatadas por El País, desde el domingo 18 de agosto se están desarrollando enfrentamientos en el municipio ruso de Tiotkino, el cual forma parte del distrito de Glushkovo, en Kursk.
Reportan que los ataques se están dando por el oeste, específicamente por el río Seim.
El día en que se abrió el nuevo frente se destruyó —mediante un operativo aéreo— el tercer y último puente que se mantenía en uso en dicho río, mientras que en las jornadas previas se habían impactado los otros dos.
Tales operaciones tienen una especial relevancia estratégica, ya que dificulta los movimientos de las milicias rusas y el traslado de sus refuerzos.
Qué se sabe de la ofensiva de Ucrania en el segundo frente de combate en Rusia
Frente a la destrucción de los puentes, las fuerzas rusas han desplegado pontones con el objetivo de facilitar el tránsito.
Sin embargo, aquello trae consigo una serie de dificultades, ya que la anchura del río es de entre 30 y 80 metros, según informó el medio ucraniano Defense Express, el cual se especializa en cubrir el ámbito militar.
Desde el citado periódico también afirman que tales estructuras pueden ser destruidas con misiles de precisión de carácter aéreo.
De hecho, según El País, este martes se confirmó que una de estas ya fue abatida.
A esto se le suma que cuentas militares ucranianas han compartido en Telegram videos de ataques con drones a vehículos rusos, que tenían el objetivo de levantar puentes móviles en el río.
El Ministerio de Exteriores de Rusia ha acusado a las autoridades de Ucrania de evitar la evacuación de civiles con los recientes operativos.
De la misma manera, dijeron que recurrieron a misiles de precisión Himars.
Por su parte, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski insistió a sus aliados occidentales que se apresure la entrega de armamento y que se autorice la utilización de misiles de largo alcance en el territorio ruso.
Dichas solicitudes se mantienen bajo restricción, debido a que podría traducirse en una escalada aún mayor del conflicto.
El jefe de Estado aseguró que han logrado tomar control de 1.250 kilómetros cuadrados y más de 80 asentamientos.
También sugirió que sus aliados no deben presentar temor ante las amenazas del Kremlin de que se pueda desatar una guerra de mayor alcance.
“Mucha gente en todo el mundo habría dicho hace algunos meses que (la ofensiva) era imposible, porque cruzaría la más estricta de las líneas rojas de Rusia. Por eso nadie sabía nada sobre nuestros preparativos”, declaró.
En este sentido, hizo hincapié en que “el concepto ingenuo, ilusorio de las llamadas líneas rojas respecto a Rusia, que ha dominado el análisis de la guerra por parte de algunos de nuestros socios, se ha roto estos días”.
Bajo esta línea, destacó que el operativo en Kursk ha permitido el establecimiento de una zona fronteriza clave para contrarrestar los ataques rusos.
Además, detalló que la captura de prisioneros de guerra permitirá que puedan reclamar la liberación de soldados ucranianos que han sido aprisionados.
Desde Kiev aseguran que el objetivo de la destrucción de los puentes es crear una zona de seguridad y desgastar la maquinaria bélica que despliega Rusia, según informaciones reunidas por la agencia Reuters.
Mientras se desarrolla la ofensiva que se ha mantenido desde el pasado 6 de agosto, las fuerzas ucranianas continúan con sus operaciones defensivas en otras partes del país.
Junto con ello, están en medio de sus esfuerzos para proteger la ciudad oriental de Pokrovsk, donde las tropas rusas han avanzado constantemente en las últimas semanas.
Aún así, el presidente Volodimir Zelenski manifestó el lunes en un mensaje difundido por Telegram que las fuerzas ucranianas están “logrando los objetivos” que tienen con la incursión.
Asimismo, el domingo declaró que “todo lo que inflija pérdidas al ejército ruso, al Estado ruso, a su complejo militar-industrial y a su economía, todo esto nos ayuda a evitar la ampliación de la guerra”.
Según Reuters, el asesor presidencial ruso, Yuri Ushakov, expresó que su país no está dispuesto a mantener conversaciones de paz con Ucrania por el momento, dado el ataque contra Kursk.
Por otro lado, Ucrania exige la retirada total de las tropas rusas de su territorio antes de sentarse a dialogar.
El martes 20 de agosto también se reportó que Rusia lanzó un ataque con misiles y drones contra infraestructuras energéticas en Ucrania, ofensiva ante la que derribaron tres proyectiles y 25 de los 26 drones.
A pesar de que ya han pasado más de dos años desde el inicio de la invasión y el estallido de la guerra, la gran mayoría de los analistas coinciden en que el conflicto no da señales de acabar próximamente.
El viceministro de Defensa ucraniano, Ivan Havryliuk, declaró a medios locales que esperan que Rusia aumente sus fuerzas en Ucrania a finales de año hasta los 800.000 efectivos, frente a los 600.000 actuales.