Fue en un día de 2004 cuando Andrés Navarro llamó por teléfono a Alfonso Wenzel, un instructor de aviación de helicópteros que desde hace unos años se había posicionado como un guía predilecto para la élite empresarial del país.
En dicha conversación, le dijo que Andrónico Luksic y él querían tomar sus lecciones.
Sin embargo, unos días después, el empresario lo llamó de nuevo para comentarle que finalmente tomaría el curso con Sebastián Piñera.
Ese fue el primer paso para que el expresidente se iniciara en una actividad que más tarde se convertiría en parte de su propia esencia a la vista pública, más allá de sus movimientos en el mundo de los negocios y sus actividades en el ámbito político.
Wenzel, quien ingresó a la Escuela Naval a los 14 años y se graduó como experto en aviación en Pensacola (Florida, Estados Unidos), había dejado las filas de la Marina y su grado de capitán de fragata después de 28 años de servicio.
Luego de que los hermanos Enrique e Ignacio Cueto tomaran un curso con él en 2001, el dato de sus clases se expandió y cada vez más hombres de negocios se fueron contactando para tomar sus lecciones.
Cuando Navarro lo llamó para solicitarle el curso, Wenzel ya era conocido en el circuito.
Aceptó hacerle clases a él y a quien años después se convertiría en presidente de Chile por dos periodos (2010-2014 y 2018-2022).
A un año del trágico accidente que terminó con el fallecimiento de Piñera en Lago Ranco —y a más de dos décadas de que se iniciara en la aviación—, Wenzel todavía guarda registros de vuelo de las lecciones que le dio al expresidente.
Lo describe como un alumno más bien autónomo, que estudiaba por su cuenta y que tendía a buscar respuestas rápidas.
De hecho, de las 40 horas teóricas obligatorias, realizó presencialmente solo las primeras 16.
Sin embargo, completó las 50 prácticas requeridas y obtuvo un 80% de aprobación en su examen para obtener la licencia.
Maestro y alumno aprovecharon instancias como unas vacaciones de Piñera en Caburgua para salir a volar todos los días a las 8:00, por el periodo de una semana.
Cómo Sebastián Piñera aprendió a pilotear helicópteros
En conversación con La Tercera, Wenzel lo recuerda como una persona “entusiasta”, con un buen desempeño y a quien le encantaba pilotear su helicóptero Robinson R44 Raven II, el cual se compró posteriormente.
Dice que, cuando Navarro lo contactó para que le hiciera clases a ambos, no le llamó demasiado la atención el perfil de sus nuevos alumnos.
Después de todo, muchos de quienes recurrían a sus lecciones eran empresarios de alto nivel.
“Tal vez la única diferencia sería, en el caso de Sebastián, que él estaba activo en la política. Era presidente de Renovación Nacional (RN). Y eso por supuesto me llamó un poco la atención”.
A nivel general, Wenzel cuenta que en los cursos de aviación “es muy personal la relación que se da en el plano profesional”.
“Siempre es un desafío conseguir que el alumno, el principiante, logre la transformación de ser un individuo ‘terrestre’ a adquirir las destrezas necesarias para pilotear, porque (al volar) se está en un ambiente totalmente diferente”.
“Existe un antes y un después. La persona, después del primer vuelo, nunca más va a volver a lo de antes. Es, primero que todo, una satisfacción”.
“Y es muy especial. No únicamente en lo objetivo, en lo mecánico, en lo material, sino que involucra también el aspecto espiritual”.
Explica que la aviación, de helicópteros en este caso, es una “ciencia y arte” en la que gravita la personalidad.
“Lo que se busca es que las personas se asimilen, que se sientan un poco así como las aves. Con esa libertad de poder desplazarse en el espacio de manera segura. Y eso implica un trabajo mental muy fundamental”.
Refiriéndose al caso de Sebastián Piñera, cuenta que “en la instrucción práctica se desempeñó de manera correcta y asimiló bien las lecciones y procedimientos”.
Wenzel tiene entendido que, después de que tuviera lecciones con él y obtuviera su licencia, también voló con otros instructores y participó en “un programa de seguridad de vuelo que se desarrolló en Santiago”.
Califica esto último como “algo muy bueno” para seguir ampliando los conocimientos.
“Me parece que (la última vez que volé con él) fue en el periodo de la primera presidencia. Estamos hablando de 2012 o 2014”.
“Creo que fue cuando hicimos unos vuelos de entrenamiento en Bahía Coique, que hacía poco estaba pasando sus vacaciones ahí”.
“Después no me tocó volar más con él. El helicóptero sí lo manejé posteriormente, para llevarlo al centro de mantenimiento en Casablanca”.
Cómo Alfonso Wenzel, el instructor de vuelo de Sebastián Piñera, recuerda al expresidente
Al ser consultado sobre cómo fueron esas instancias que compartió con él, enfatiza que fue “muy agradable”.
“Lo pasé muy bien y me atendieron muy bien. La familia muy cariñosa siempre. Antes, en Caburgua, cuando todavía era alumno, también estuve varios días. Una familia muy cariñosa”, dice Wenzel a La Tercera.
Lo describe como un hombre “muy entusiasta”, a quien “le encantaba pilotear su helicóptero”.
Cuenta que el Robinson R44 Raven II “funcionaba muy bien” y “tenía buena potencia”, de acuerdo a lo que vio cuando lo llevó a los controles de mantenimiento.
Pero ese no fue exactamente el helicóptero con el que aprendió a pilotear, sino que más bien, fue el que adquirió un tiempo después de iniciarse en las clases.
Qué helicóptero manejaba el expresidente Sebastián Piñera
Wenzel relata que en el curso partieron piloteando un helicóptero que pertenecía a los hermanos Cueto, el cual él mismo había ido a buscar a Argentina luego de que ellos lo compraran.
“Era en el que yo les había hecho la instrucción a ellos primero, antes de que después pasaramos a otro”.
Según Wenzel, fueron ellos quienes le facilitaron la aeronave a Piñera para que empezara a practicar.
Ese helicóptero era un Robinson R44 Raven I.
El que Piñera se compraría más adelante era un Robinson R44 Raven II, precisa el instructor.
Wenzel explica que la diferencia es que “el primero era carburado, mientras que el segundo era inyectado”.
“Lo que pasa es que los motores inyectados tienen un sistema de inyección de combustible. Entonces, la problemática de que se te forme hielo en el carburador no existe, porque no tienes carburador”.
“Tiene un sistema de inyección, que es distinto. Los motores carburados necesitan siempre tener una temperatura de operación. Por eso existe un control para aire, que tira aire caliente al carburador”.
Una vez que Piñera ya estaba listo para terminar su curso, optó por el Raven II.
La elección se debió a que, “como ya había hecho el curso en ese modelo (en el Robinson R44 Raven I), siguió con uno similar”.
“Le encantaba pilotear. Yo me doy cuenta. Después vi algunas fotos en las que aparece sacando a volar a los nietos y cosas así”.
“Era un enamorado del vuelo”, enfatiza Wenzel.
Cuáles son las claves que deben considerar los pilotos de helicóptero
Pero a pesar de las múltiples experiencias gratificantes que puede entregar el vuelo en helicópteros, el experto dice que los pilotos siempre deben considerar una serie de factores relacionados a la seguridad.
En un sentido general, más allá del trágico accidente que enfrentó el expresidente, afirma que hay tres puntos principales.
El primero es: “Tu adversario es el medio”.
“Tienes que entender, conocer y dominar los antecedentes previos al vuelo, que es la meteorología y cómo está evolucionando. Esto es dinámico. Y es tal que la condición puede cambiar en un lapso muy breve, en segundos”.
El segundo punto es que “el enemigo número dos es uno mismo: la sobreconfianza”.
“Las personas tenemos que estar conscientes de nuestra responsabilidad, porque volar no es lo mismo que meterse en un ámbito en el que al final todo tiene solución”.
Luego, dice Wenzel, hay que tener presente todas las reglamentaciones y entender las lecturas fundamentales sobre cómo opera la aviación.
“Porque, por ejemplo, si se va a volar sobre agua, no es lo mismo que volar sobre tierra. Si voy a sobrevolar montañas, no es lo mismo que sobrevolar un valle”.
“Después viene adentrarse en lo práctico”, agrega el experto, quien recalca que es esencial conocer bien aspectos como las leyes de Newton y la mecánica de las aeronaves.
Pero aunque se tomen todas las consideraciones correspondientes, siempre puede haber un porcentaje de riesgo.
“Eso es evidente, porque estás controlando, neutralizando la gravedad. Y lo estás haciendo con medios mecánicos”.
Wenzel sostiene que los pilotos tienen que estar “física, mental y anímicamente preparados para realizar un vuelo seguro”.
“A modo de ejemplo, si el día anterior tuviste una discusión con un ser querido o estás con un problema tremendo que te tiene preocupado y sobre el que recién vas a saber qué pasa en unos días, ¿al día siguiente te vas a ir a volar así no más?”.
De la misma manera, dice que se debe “recurrir a los que manejan la información, para que te den las recomendaciones o asesorías correspondientes”.
“Después está el juicio propio. (Evaluar) si has tenido la experiencia en tal o cual tipo de vuelo, en tal zona de vuelo, en tal época del año, a tal hora del día”.
“Porque no es lo mismo en la mañana, cuando la masa aérea está estable temprano, a cuando el sol está calentando a punto y vuelas sobre cemento o zinc”, ejemplifica Wenzel.