Energía geotérmica: ¿qué es lo que traba el desarrollo de su gran potencial en Chile?
La falta de una estrategia donde el Estado se vincule de manera más activa y los altos costos en la fase de exploración, serían, según los expertos, los principales obstáculos para que esta industria tenga el protagonismo que podría alcanzar en la matriz energética nacional. No obstante, de acuerdo a estudios en el área, se espera que con nuevas plantas geotérmicas, en 2050 se puedan generar 2.100 MW para inyectarlos al sistema.
Chile, país de poetas y volcanes. Y de acuerdo a lo último, dueño de un potencial geotérmico gigante como para poder generar electricidad para incorporar a la línea matriz eléctrica de nuestro país. De hecho, en 2017 la instancia público-privada conocida como Mesa de Geotermia, conformada el Ministerio de Energía, el Consejo Geotérmico, la academia y otros actores de la industria, cifró en 3.500 MW el máximo potencial de generación de electricidad a partir de este tipo de energía renovable. Con ello, dicen los expertos, Chile podría convertirse en un actor relevante de esta industria al generar el 20% de la energía geotérmica del mundo. Pero, ¿por qué con esta ventaja natural no se ha podido avanzar con propiedad en esta línea? ¿Por qué la geotermia no ha tenido el mismo desarrollo que otras energías renovables, como la solar o la eólica? ¿Qué pasó con el boom de la primera década del siglo que solo se ha traducido en una planta generadora disponible? Para Diego Morata, director del Centro de Excelencia en Geotermia de los Andes (CEGA) y que funciona como centro Fondap bajo el alero de la Universidad de Chile, a pesar del gran potencial como país en esta área y de las mediciones que ponen a la geotermia generando 2100 Mega Watts en 2050 al sistema local, ya se perdió el interés empresarial por explotar este tipo de generación energética. “A mí parecer, ya se perdió el tren. Hubo un apogeo y alto interés de inversionistas por la geotermia hace unos 15 años, pero lo que se pudo haber hecho hace unos 8 años, cuando había muchas empresas explorando, quedó reducido a casi nada. Hoy, las poquitas empresas que quedan explorando han puesto su información sobre la mesa y por ellos llegamos al dato que tenemos. Se señala por los estudios que al 2050 llegaremos a generar 2100 MW, pero en lo personal me sentiría muy contento, con el actual escenario, con llegar a la mitad de esa cifra. La mitad ya sería un salto cuántico”.
Un poco de historia
Entonces, ¿dónde están los obstáculos para generar una industria geotérmica para la generación de electricidad? Morata hace un recuento de los sucesos: “cuando llegó el boom de la geotermia, en los años 2000, fue por una sumatoria de temas. Primero, hubo años de sequía y luego se cortó el gas desde Argentina. Entonces, el Estado se dio cuenta de que no tenía electricidad y por ello elabora una ley geotérmica para que se incorpore la exploración geotérmica. Esto generó mucha especulación, porque se usó una ley geotérmica que prácticamente era una modificación de la ley minera, sin conocer las implicancias de la exploración en el tema geotérmico. Entonces, las empresas solicitaban concesiones para hacer exploración y prácticamente llenaron todo el país de concesiones”. A su juicio, se llegaron a entregar unas 80 concesiones de exploración en todo el país. [caption id="attachment_994770" align="alignnone" width="640"]
Columna de agua caliente y vapor saliendo de un géiser.[/caption] El Doctor en Geología añade que “esta demanda se produjo porque el precio de la electricidad era muy alto. Entonces, una fuente de energía renovable era un negocio fantástico. Pero lo que ocurrió es que muchas de las empresas que se pusieron a explorar, pero no hubo mucha ciencia detrás. Acá se pensó que era el Arabia Saudita de la geotermia. Que pinchaban en cualquier lado y salía vapor geotérmico. Y no es tan así. Hay mucho potencial, pero hay que saberlo encontrar. Eso le quitó el impulso a muchos”. Este proceso coincidió en que el precio de la electricidad comenzó a bajar “lo que desanimó a muchos a seguir en este camino”. Sobre el mismo foco, Jerónimo Carcelén, Presidente del Consejo Geotérmico, comenta de las trabas para la creación de centrales geotérmicas. “Los principales problemas para su implementación lo constituyen el riesgo geológico y el riesgo financiero, representados por la baja probabilidad de encontrar el reservorio geotérmico y los altos costos de inversión involucrados en las perforaciones exploratorias”, dice. A diferencia con hace dos décadas atrás, hoy existirían instrumentos financieros y fondos de mitigación utilizados por distintas instituciones financieras y organismos internacionales, tales como el Banco Inter-Americano de Desarrollo o el Clean Technology Fund, para hacer frente a estos riesgos, agrega Carcelén.
El riesgo geológico y financiero, debido a la baja probabilidad de encontrar un reservorio y los altos costos de inversión para las exploraciones han sido los principales problemas para la explotación del potencial geotérmico del país.
No obstante, el abogado experto en minería y energía asegura que “una vez que la planta entra en producción, los costos de operación son muy razonables, con un factor de planta sobre el 95%. Así ha sido la experiencia con la energía geotérmica en sus más de 100 años de operación en el resto del mundo. Hay países como Islandia, donde su penetración es tan poderosa, que nueve de cada diez hogares se calefaccionan con este tipo de energía y el 25% de su matriz eléctrica la constituye la energía geotérmica”.
Una línea estratégica
El desarrollo de la energía geotérmica no sólo ha sido truncado por las situaciones históricas, sino también, como lo señala el director del Centro de Excelencia en Geotermia de los Andes, Diego Morata, ha faltado una línea estratégica clara acerca de lo que se quiere como Estado y lo que se puede hacer con una mirada ambiental y de futuro. “La experiencia internacional dice que en todos los países, desde el más capitalista al más comunista, en todos, primero ha sido el Estado el que hace la inversión inicial y luego le deja la mano a los privados”, afirma. El experto agrega que “se debe tener desde el Estado y los privados una línea estratégica. La inversión en geotermia es más cara al principio y existe incertidumbre a la hora de las exploraciones. Pero esa incertidumbre se puede minimizar a través de la ciencia”. Por ejemplo, plantas de generación eléctrica a carbón van a ir cerrando en los próximos años, las cuales producen cerca de 2500 MW. ¿Con qué lo reemplazo?”.
"La generación geotérmica es estable, segura, renovable, sostenible, flexible, autóctona, con una huella hídrica y de carbono bajas".
Ante esto, señala que una de las mayores ventajas de la energía geotérmica es que es energía base, es decir, se puede obtener las 24 horas, a diferencia de la solar y eólica que son fluctuantes. No obstante, Jerónimo Carcelén confía en las capacidades de nuestro país para hacer crecer esta industria: “Chile cuenta con un alto potencial geológico para desarrollar la geotermia. Además, al ser una energía renovable de base, será una contribución al proceso de descarbonización, no solo por su aporte a la seguridad del sistema, sino que también porque podría facilitar la reconversión laboral de los operadores de las plantas termoeléctricas a carbón que se irán retirando progresivamente”. Asimismo, destaca los atributos de la generación. “Es estable, segura, renovable, sostenible, flexible, autóctona, con una huella hídrica y de carbono muy bajas, permitiendo usos directos e indirectos. Así, la geotermia es la energía que se necesita para la transición energética que estamos viviendo, como reemplazo óptimo al carbón, y como complemento de energías variables relevantes en nuestro sistema eléctrico como la solar y la eólica”. El experto, además, destaca un reciente informe del Department of Energy's Office of Energy Efficiency and Renewable Energy, de Estados Unidos, que proyecta una baja significativa en los costos de esta tecnología, lo que contribuirá a darle viabilidad financiera a los proyectos de energía geotérmica.
Un caso de éxito
En este panorama que avanza lento, existe un esperanzador caso de éxito que todos esperan que sea ejemplo para otras empresas. Se trata de la planta Cerro Pabellón, operativa desde 2017 y cuya instalación, dicen los expertos, costó US$ 320 millones. Diego Morata valora lo realizado en Cerro Pabellón: “ese proyecto fue exitoso porque está Enel Green Power detrás. La empresa analizó y dijo que, aunque el costo es alto, ‘quiero tener energías renovables en Chile y aunque me salga caro quiero demostrar que se puede’. Pero lo cierto es que si no fuera por Enel Green Power no tendríamos ninguna central geotérmica”. Jerónimo Carcelén, en tanto, resalta que esta planta está construida a 4.500 mts de altura (la más alta del mundo) y actualmente tiene una capacidad instalada de 48 MW, pero ya se ha iniciado la construcción de una nueva unidad con 33 MW adicionales. Cerro Pabellón cuenta con la mejor tecnología ambiental disponible, reinyectándose en el reservorio el total de los fluidos geotérmicos, y la condensación se realiza con aire, evitando así el uso de agua, y ahorrando la emisión de más de 166.000 toneladas de CO2 al año”. [caption id="attachment_798835" align="alignnone" width="900"]
Planta geotérmica Cerro Pabellón. Foto: Archivo La Tercera.[/caption] Asimismo, Carcelén agrega que “los proyectos que actualmente se encuentran en desarrollo -Mariposa y Peumayén- continúan con la evaluación ambiental y la búsqueda de financiamiento para llevar adelante nuevas campañas de exploración y perforaciones a partir del año 2021. Además, hay información relevante de otros proyectos en que se han hecho trabajos de exploración inicial, como Tinguiririca y Licancura III”. En los últimos 10 años, dice el Presidente del Consejo Geotérmico, la industria ha invertido más de US$ 500 millones en exploración, desarrollo y construcción de proyectos de energía geotérmica en Chile.
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