¿Por qué el Festival de Viña sigue fascinando?
Cuatro animadores que marcaron distintas etapas del evento responden esa pregunta clave. Y las miradas son diversas: la nostalgia de Antonio Vodanovic por el pasado festivalero, la transformación en un evento televisivo según teoriza Soledad Onetto o la visión más emotiva de Ricardo Montaner, único conductor extranjero que ha tenido el certamen.
Antonio Vodanovic (1976-2004): "Hoy Viña es una fiesta, no un festival. Me da pena"
El Viña de hoy no es el festival que conocí. La competencia, que era parte de su idiosincrasia, hoy casi no existe. En la actualidad, en el Movistar Arena y en otros lugares se desarrollan muchos shows que pueden ser más impactantes. Y hay fiesta en todos lados, en Antofagasta, en Talca, en Olmué; pero Viña es un festival. Su filosofía, su espíritu, se pierde cuando no existe una competencia. Creo que Chile merece un festival para ser el más importante de Latinoamérica. Hoy pasa eso: Viña es una fiesta, no un festival.
Este evento tiene una historia, tiene 60 años. Ojalá que respetan esa historia. Pero yo estoy fuera, no quiero entrar en ninguna polémica; sólo me da pena ver que hace muchos años nadie recuerda una canción que haya ganado la competencia. Cuando a las tres o cuatro de la mañana ponen esas canciones, es muy triste. En mi tiempo la competencia aportaba, había una discusión familiar.
En los 80 éramos niños, más ingenuos, había oportunidad para los compositores. Si quieren que ahora dirija el Festival de Viña, encantado. Si quieren la idiosincrasia del Festival, si quieren la historia del Festival, les puedo ayudar. Me gustaría dirigir la TV chilena, para ver si podemos recuperar la calidad de antes.
Soledad Onetto (2009-2010): "Es una vitrina para la expresión social y política"
Nos tocó la animación en los 50 años del Festival, que fue muy icónico, así que tengo una visión privilegiada. Conocí bastante de su historia y noté que ya era totalmente diferente al que se había planteado en un inicio. Creo que fue un año donde estuvo súper marcado el viraje que comienza a hacer el Festival para transformarse en un show televisivo, y creo que eso es básicamente, un gran programa de televisión. Y si hace diez años lo era de manera importante, creo que hoy es muchísimo más. Se prepara y se construye de esa forma, los desafíos de traer a los artistas están supeditados a los derechos televisivos. Además, sigue siendo un evento muy convocante y un evento muy importante para los artistas. Es una vitrina para la expresión social política. Lo del "Puma", Los Prisioneros... para los cantantes y humoristas nacionales es un escenario perfecto para hacer una declaración de principios. Y por sobre todo, tiene una identidad nacional súper potente. Mientras permanezca este orgullo nacional de Festival de Viña, creo que va a seguir siendo así.
Rafael Araneda (2011-2018): "Las miradas sesgadas hacia Viña son peligrosas"
Viña te marca, porque nadie te dice que animar el Festival lleva situaciones implícitas, que no están en ningún contrato. Creo que son pocas las instancias en Latinoamérica y en el mundo donde haya un evento con las características de Viña del Mar. En ese sentido, desde 2011 en adelante, cuando no hubo una mayor apuesta en términos de dinero por la licitación de ese año, y lo toma Chilevisión, ese es el canal que le logra dar un valor agregado importantísimo. Lo anterior se demuestra en la licitación posterior, donde los números fueron muy superiores incluso a lo que el mercado suponía. El atractivo que tiene para las compañías formar parte de Viña, y por eso están dispuestas a apostar, habla de una vigencia que en algún momento perdió. Cuando hay interés es porque hay trascendencia, sino estarían todos locos, y no creo que sea así. Las miradas sesgadas en torno a Viña me parecen un poco peligrosas. Creo que hay que tener una visión amplia, porque por algo los artistas vienen y los artistas se comprometen en la competencia. Viña es el festival de los festivales y así es.
Ricardo Montaner (2005): "Es el espejo musical del corazón de Chile"
Ricardo Montaner tiene todo tipo de historias para contar sobre el Festival de Viña. Debutó con éxito en la Quinta Vergara en 1991, y regresó en 2005 para vivir uno de los momentos más amargos de su carrera, como sucesor de Antonio Vodanovic (tras 28 años) en la animación. Su desempeño fue duramente criticado y no regresó al certamen hasta 2016, nuevamente para cantar. Por eso, el solista venezolano-argentino puede hablar con propiedad del pasado y el presente del evento. "Viña del Mar, sin lugar a dudas, es el espejo de musical del corazón de Chile, es la gran ventana de la música de Chile que se ve y se oye en todo el mundo, y más con el apoyo de las cadenas internacionales que están teniendo hoy en día. Viña del Mar sigue siendo el gran evento musical de América Latina. Deben cuidarlo", sentencia.
Sobre el rol que le tocó asumir y que ahora tomará Martín Cárcamo, comenta: "El animador tiene que hacer su trabajo, entretener de la manera más cordial y darle paso a lo que es el pulmón del Festival, que son los artistas que van a cantar. Lo importante es darle fuerza a lo musical, que es lo que la gente va a apreciar en todas partes del mundo".
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