Ojos bien cerrados: 20 años de la cinta final de Stanley Kubrick

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Una ola de misterio se esconde en la historia protagonizada por Tom Cruise y Nicole Kidman. Esta cinta fue una de las grandes ambiciones del cineasta, la cual no pudo ver en la pantalla grande tras morir repentinamente en marzo de 1999.


Nadie puede negar que el aporte de Kubrick al mundo del cine es innumerable, afectando el psique de millones de futuros amantes del séptimo arte. Y para el gusto de algunos o el rechazo de otros, Ojos bien cerrados será recordada como la última cinta que el maestro logró grabar.

Basada en una novela de 1926 que aborda la infidelidad, el perfeccionista director mantuvo por mucho tiempo la idea de adaptar este relato y transformarlo en una película. El filme cuenta la historia de un respetable médico con una vida perfecta, pero todo cambia cuando su esposa le expresa su ganas de experimentar fantasías eróticas, provocando que este termine explorando el hedonismo hasta dimensiones que pueden acabar con su tranquilidad. "Mi primera sensación fue estar profundamente perturbado por el análisis que solo Kubrick podría hacer, hablando del privilegio, de la cotidianidad y del lujo", afirma Cristián Briones, dueño de la tienda Fílmico y especialista en cine. 

"Tiene la cualidad de que tú sabes que estás viendo algo de una calidad que está fuera del estándar regular, pero a la vez es tan propio de Kubrick que vas a necesitar mucho tiempo para digerirlo", recuerda Briones quien  afirma que el norteamericano estaba prácticamente en el retiro tras más de una década desde su última producción.

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Para su 'última función', los roles estelares cayeron en Tom Cruise y Nicole Kidman, artistas algo inusuales en un cineasta que prefería actores poco conocidos. "A mi gusto, Kubrick iba en la línea de El resplandor, protagonizada en el mejor momento de Jack Nicholson, encontrando una forma de acercarse al público popular con la dupla del momento como lo fue Cruise-Kidman. Llama la atención que haya trabajado con actores como ellos para sacar su cine de la línea en la que estaba encasillado, en un mundo en el que era reconocido por sus pares y no por el público común y corriente" recuerda Bruno Toro, profesor de cine de la Universidad de La Frontera. El elenco contó con Sydney Pollack, Leelee Sobieski, Alan Cumming entre otros profesionales que acompañan a este matrimonio.

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Un dato que destaca en el detrás de escena de Ojos bien cerrados es que mantiene el récord Guinness de la producción más larga de la historia. Sin contar el trabajo del guión, el cual en conjunto al escritor Frederic Raphael les tomó dos años tras una serie de conversaciones por fax, el desarrollo con los actores le llevó al director 400 días- 15 meses exactamente-, en los que el término meticuloso estaba marcado en la cabeza de Kubrick.

A nivel técnico, el uso de la fotografía y la música son los aspectos más importantes dentro de los 159 minutos de duración, siendo este último en el que la compositora y pianista Jocelyn Pook tuvo el deber de ambientar la historia. En sus palabras, Pook recuerda que el director fue sincero en sus peticiones: "Me miró directamente a los ojos y dijo '¡Hagamos música sexual!". La escalofriante melodía que acompaña a la película sobresale en medio de la incertidumbre que acompaña el relato, sobre todo en la clásica escena de la orgía masiva, la cual era acompañada por una una composición musical de liturgia rumana ortodoxa pero tocada al revés. La labor de Pook la llevó a ser la única candidata por la cinta en los premios hollywoodenses, siendo nominada por Mejor banda sonora en los Globos de Oro.

https://www.youtube.com/watch?v=CoZJdil0_HI

En referencia a sí Ojos bien cerrados es la película que debió cerrar la filmografía de un profesional como Kubrick, los entrevistados comparten opiniones. "Probablemente si hubiera vivido algunos meses más la habría retocado. Faltaban tres meses para el estreno cuando murió y sólo vio el primer corte. En ese sentido, tal vez Ojos bien cerrados no tiene la perfección que él hubiera buscado", explica Rodrigo González, subeditor de Cultura en La Tercera. Por su parte, Bruno Toro la cataloga como una cinta de transición para llegar a los proyectos con los que soñaba, con personajes de poder como Napoléon o Cleopatra o la adaptación de Inteligencia Artificial, la cual terminó en manos de Steven Spielberg. De todas formas, Toro cree que "quizás con el tiempo Ojos bien cerrados pueda elevarse a un filme de renombre, pero siempre estará a la sombra de las obras creadas a finales de los 60 y mediados de los 70". En cuanto a Cristián Briones, él considera que el norteamericano no estaba interesado con la idea de volver a dirigir, por lo que el largo es un buen regreso antes de morir.

Ojos bien cerrados tuvo un efecto brutal en algunos de sus protagonistas, llevando las consecuencias fuera del set. Mientras que la relación entre los actores Nicole Kidman y Tom Cruise terminaría años después tras el fin del rodaje, el mismo Kubrick se despidió de esta tierra tras sufrir un ataque cardíaco, cuatro días después de entregar el primer corte a Warner Brothers. Tras su estreno el 16 de julio de 1999, el largometraje recibió tibias críticas, llegando incluso a cuestionar la figura del artista.

"Hay que recordar que El resplandor estuvo nominado a los Razzies. Kubrick nunca ha sido apreciado en su momento. En Ojos bien cerrados uno sabe que está ante una gran obra pero uno tiene que estar preparado en que va a ser compleja digerirla", afirma Briones. De esta forma y sin ninguna opción, el hombre que definió el cine del siglo XX se despidió dejando un legado que el tiempo no ha marchitado. 

https://www.youtube.com/watch?v=YEfyfcEdW4Y

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