Peter Darling, el hombre que hizo bailar a Billy Elliot
El coreógrafo británico recuerda su paso por el filme de Stephen Daldry (2000) y su salto a las tablas en 2005, en un exitoso musical que ahora se presenta en el Municipal de Las Condes en una versión local. Además, explica cómo la historia del niño bailarín se convirtió en "una fábula sobre la libertad".
Hubo que convencer a la BBC de que la historia de un niño que soñaba con ser bailarín de ballet, en medio de una huelga minera en la Inglaterra de 1984, podía convertirse en un éxito. Sorteado ese obstáculo, al guionista Lee Hall (1966) y al director de cine y teatro británico Stephen Daldry (1960), detrás también de títulos como Las horas (2002) y la multipremiada serie The Crown (2016), les restaba una misión aún más difícil: elegir al menor que iba a interpretar a Billy Elliot, el hijo y hermano de mineros que quiso cambiar los guantes de boxeo por las zapatillas de punta.
Corría 1998 y en la ciudad universitaria de Newcastle, el bailarín y coreógrafo inglés Peter Darling (1950) volvía a revisar una y otra vez los videos de las audiciones. Cientos de niños habían postulado, pero hallar la combinación de actuación, baile y carisma necesaria para dar vida al personaje le estaba tomando más tiempo del que tenía. Encerrado en un sótano por varios días, Darling vio con nuevos ojos al pequeño Jamie Bell (1986), de entonces 14 años y cuya cinta ya había pasado por alto. Una noche, sin embargo, terminó de convencerse, recuerda.
"Principalmente era un bailarín de tap, por lo que el trabajo con él fue ayudarlo a entrenar y dar forma a los movimientos de ballet que podían ser necesarios en la película. Era el chico más increíblemente trabajador a esa edad y estaba ansioso por aprender", cuenta al teléfono desde Inglaterra el coreógrafo a Culto. "La primera vez que leí el guion de Billy Elliot supe que era una idea increíble. Poner a un chico con los más duros y difíciles antecedentes en una de las profesiones más elegantes, parecía ser un concepto interesante en sí mismo y muy pertinente", agrega.
Los esfuerzos del equipo no fueron en vano: tras su estreno en el año 2000, Billy Elliot fue nominada a tres Oscar -Mejor director, Guion original y Actriz de reparto para Julie Walters, por su magnífico rol de la profesora que convencía al pequeño y a su familia de dedicarse a la danza-, ganó un Bafta al Mejor actor para Jamie Bell y, por si fuera poco, pavimentó su llegada al teatro, convertida en un musical.
También con dirección de Daldry, libreto de Hall y coreografías de Darling, el espectáculo debutó en 2005 en el West End londinense. Al cierre de la temporada, había conseguido 6 premios Olivier. Tres años después aterrizó en Broadway, donde ganó 10 premios Tony, incluido el de Mejor musical, y desde entonces ya van más de 30 producciones en todo el mundo, como la que hasta el 10 de noviembre se presenta en el Teatro Municipal de Las Condes. Producida por Luis Fierro y con la conducción de Eduardo Yedro, la puesta tiene de protagonistas a Facundo Yedro y Dorian Grobet, quienes se alternan en el rol de Billy.
Darling, quien también coreografió Matilda (2010), otro éxito de Broadway, reconoce saber ¿muy poco¿ sobre la producción local. Sí está al tanto de que ambos niños tuvieron que someterse a intensos entrenamientos para interpretar al personaje. "En Londres tuvimos una 'Escuela Billy' donde los niños entrenaban por al menos un año, a veces 18 meses antes. En Chile fue similar, entiendo", comenta.
-Dicen que en cada niño que sueña con convertirse en bailarín, hay un Billy Elliot.
-Solía ser así, pero creo que está cambiando. Los hombres tenían que luchar más para ser bailarines de ballet, aunque ahora es más aceptable. Y, si hay algo que la película ha hecho, es que los niños digan "quiero ser bailarín de ballet sin sentir vergüenza". Es bellísimo.
-¿Qué quiso transmitir con esos pasos y qué investigó para crearlos?
-Busqué en una gran cantidad de bailes folclóricos del norte del Reino Unido, sobre todo con zuecos, que tienen un paso interesante, pero luego me hizo pensar que no se trataba solo de danza, sino de todas las formas de movimiento. La película estaba más cerca del ballet, pero el musical abrió otra panorámica y quise impulsar la idea de que ninguna forma de baile es mejor que otra. En la vida real todos bailamos si caminamos, corremos y caemos, son distintas formas de baile. Y aquí había desde tap y ballet, hasta funk y disco, ninguna por sobre la otra.
-¿Cómo ha pasado el tiempo sobre la historia de Billy Elliot? ¿Sigue igual de fresca para usted?
-En un mundo post industrial, la gente siempre quiere lo mejor para sus hijos. Esta es la historia de un fénix surgiendo de las cenizas, en este caso del colapso de la industria minera. Las esperanzas de esa comunidad se vierten en este niño de 11 años, quien salta a un mundo diferente, y eso nunca cambia. Los padres desean que sus hijos hagan algo diferente y mejor que ellos. La historia aún tiene todos los elementos de un musical exitoso, pero lo que lo hace poderoso es la realidad que imprime. Si ves un musical donde te ríes y lloras, es suficiente, y puedo decir con la mano en el corazón que Billy Elliot hace ambas cosas. Incluso hoy es una historia increíblemente edificante, una fábula moderna sobre la libertad.
Coordenadas
Billy Elliot.
Dirección: Eduardo Yedro.
Producción: Luis Fierro.
Hasta el 10 de noviembre.
Teatro Municipal de Las Condes, Apoquindo 3300, metro El Golf.
Entradas entre los $10 mil y $43 mil.
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