Música en Santiago un 13.12: ládrale a la autoridad
En un viernes que antes hubiese parecido atípico, dos bandas bajo una misma comunión tocaron en la ciudad capital. Un regreso montado en la zona cero de las protestas y un concierto que pasó de tener ribetes crípticos a revolucionarios convivieron en un Chile que se está acostumbrando a vivir en octubre.
Parque Balmaceda - Obelisco
Desde el miércoles el rumor era latente. La banda chilena más importante del siglo dejaría atrás un letargo autoimpuesto en 2014 para hacer un multitudinario show en Santiago. El hermetismo de su círculo solo se vio resquebrajado por la filtración de un indiscreto que no aguantó esa bomba informativa y la lanzó como acto reflejo para no quemarse. La banda reaccionó con una foto al monumento a Baquedano tomada algunos días antes en aquella zona cero y un reloj que marcaba una marcha atrás hasta las siete de la tarde del viernes. Y así fue.
Un camión con tarima en forma de escenario cortó definitivamente el tránsito a la altura del desproporcionado edificio de la Telefónica. Antes ese celular mutante fue visto como señal de progreso y el rascacielos más alto de la ciudad, ahora existe trastocado por las revueltas, en proceso de venta y con sus fondos españoles anunciando que reducirán sus operaciones en Sudamérica. Se van del país, como parafraseando la canción que Jorge González escribió tres décadas antes.
https://culto.latercera.com/2019/12/13/camion-regreso-los-bunkers/
No, no es un festival como muchos quisieron asegurar. Dice una de las líderes de las agrupaciones de Familiares de Ejecutados Políticos que convocaron el acto. No. Es que no estamos para fiestas, recalca. Explica que fue reprochada por el Intendente. Era verdad: el acto no fue autorizado. No porque no queramos, argumentó la autoridad. Es que los hubiéramos ayudado a cortar el tránsito, dijo. Aún no hay cifras oficiales (ni habrá) pero miles de personas hicieron esa tarea sin demasiado esfuerzo.
https://www.facebook.com/inti.illimani/videos/475892969947381/
Inti Illimani de los hermanos Coulón apareció tras una emotiva interpretación de la "cueca sola" y de haber hecho "presente" a una decena de detenidos desaparecidos de los tiempos de Pinochet. "El pueblo unido", "El derecho de vivir en paz" y "El aparecido" fueron los clásicos en una presentación que no pasó de la media hora. "No habíamos tocado antes porque los protagonistas son ustedes", se excusaron. Aplauso cerrado. La expectativa ahora estaba en los penquistas.
https://culto.latercera.com/2019/12/14/los-bunkers-ultima-banda-que-importa/
Hace cinco años habían puesto en pausa una sociedad de quince años para volver a ser libres. Los hermanos Durán se radicaron definitivamente en México, los López volvieron a Santiago para intentarlo con su propia banda y Basualto, el baterista, volvió a su natal Concepción y tuvo escasas apariciones públicas hasta este regreso improbable.
9 canciones balanceando grandes éxitos y canciones atingentes a la realidad país formaron el cuadro de regreso. Las dos originales de la pluma de Silvio Rodríguez estuvieron dedicadas a aquella ciudad enardecida que recibe este regreso ("Santiago de Chile") y a la primera línea de civiles "en combate" en las manifestaciones con "El necio" ("La necedad de asumir al enemigo/ la necedad de vivir sin tener precio").
https://youtu.be/Q_rvyYlX6AA
"Bailando solo", "Nada nuevo bajo el sol" y "Llueve sobre la ciudad" pusieron la cuota de horizontalidad FM en la convocatoria y la mayor cantidad de voces coreando esas letras amargas escritas por ese alguien que está aprendiendo a ser adulto.
"Canción para mañana", compuesta cuando se conmemoraban treinta años del golpe que derrocó el gobierno de la Unidad Popular, fue símbolo de comunión. "La lucha lleva a cuesta la esperanza del amanecer". En este punto, lejos de las escasas banderas que aparecían por sobre las cabezas, todos parecen estar de acuerdo. El sentimiento se repetiría hacia el final con "Miño".
https://culto.latercera.com/2019/11/30/historia-los-bunkers-mino-chile-desigual/
La salida tuvo pequeños tintes de caos para un puñado de los asistentes. Moviéndose como hormigas entre la convocatoria, la ruta ahora marcaba un punto cinco kilómetros al este. Varios taxistas fueron los beneficiados. "A San Diego, cerca del Caupolicán". Así lo hice yo. Así lo hicieron algunas decenas de desesperados. La jornada cerraba con Ases Falsos, acaso la única banda contemporánea que podría conectar con el mismo sentimiento.
Teatro Caupolicán
Anunciado tras su paso por Lollapalooza en marzo pasado y con una temática que, en un principio, sería alusión a lo tenebroso que era tocar un viernes 13, el septeto reordenó las piezas y ofreció un show mucho más austero que hace tres años en ese mismo escenario. No están los tiempos para juegos, pensaron.
Con el Caupolicán repleto a sus pies, Cristóbal Briceño por fin siente a San Diego como su casa. Si en 2017 el estrés de llenar ese teatro con cuatro mil almas lo dejó con un orzuelo en su ojo hasta bien entrado el verano, ahora se paseó por toda la platea ("Quedé más manoseado que palanca de flipper", bromeó tras volver al plató). Que las luces y la atención hayan estado en algo superior a su persona le hace bien a una banda en constante autosabotaje cada vez que se acerca al mainstream.
https://youtu.be/EYTcvngSTxE
"Ladra, ládrale a la autoridad. Ladra, ládrale a la institución. Ladra, ládrale al conducto regular" dicen en "La sinceridad del Cosmos" que, tras octubre, volvió a ser interpretada tras cuatro años de autocensura. "Esta canción que para mí era un muerto dentro del sarcófago, de repente, cobró vida", diría en una de las entrevistas previas al concierto.
Briceño y su banda, que siempre ha visto todo bajo el prisma del pesimismo, han encontrado una renovada esperanza tras el "estallido" —él mismo, corregiría aquel concepto argumentando que toda esa rabia emergió desde antes— pero siempre con reparos. No es una banda que veremos cantando sobre un nuevo pacto social o versionando antiguos himnos de protesta para demostrar ser parte de ese algo.
https://culto.latercera.com/2019/03/31/ases-falsos-lollapalooza-chile/
Aunque a días del 18 de octubre lanzaron una canción hecha al fragor de las barricadas con "Yo sí estoy en guerra", decidieron pasar de ella para concentrarse en un repertorio siempre inclinado a la reflexión. "Niña por favor", esa carta a una mujer con impulsos revolucionarios pero con la vista puesta en el poder, tocaba con amargura esa tecla.
Cuando el show alcanzaba la hora y apenas un par de banderas alusivas a la causa mapuche olean al centro, Briceño se lanzó a reflexionar. "No podemos irnos en puros cantitos, el cambio tiene que ser desde uno mismo". Semanas antes el cantante se comprometió por escrito a que nunca más pisaría una cadena de supermercados. "Si después de todo lo que ha pasado no cambiamos nuestros hábitos es que estamos mal de la cabeza" firmó.
https://youtu.be/FDlon4pvGP4
Los fanáticos de Ases Falsos se sienten parte de algo. Aunque el peso mayor se lo lleva el cantante hay una sintonía total con ellos. Martín, Simón, "Chimbe", Hermes, "Keko", "Flaco" se repite como una formación de fútbol clásica. La inclusión —siempre a último minuto, como un milagro navideño esta vez— del guitarrista Héctor Muñoz a la cancha rememora a la aparición de Humberto Suazo en los momentos claves de un partido. Siempre anota. Siempre sale vitoreado.
https://culto.latercera.com/2018/12/10/ases-falsos-teatro-coliseo-dvd-2018/
Dos horas después, cuando el confeti de despedida sólo espera ser barrido, la raya para la suma es positiva. Porque cuando las luces apuntan hacia otro lado, la gente habla de cosas más importantes y se ocupada en sus asuntos, esta banda siempre crece. Y no hace falta nada más que canciones, buenas canciones.
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