Vargas Llosa critica a Trump, Bolsonaro y Johnson: “Procedieron de forma irresponsable, pensando que podían sortear la amenaza”
En conversación con El País, de España, el escritor y Premio Nobel peruano se explayó acerca de la forma en que los liderazgos mundiales han hecho frente a la pandemia del COVID-19. Critica el accionar del gobierno chino, al que acusa de no informar la totalidad de la información, pero también profirió duras palabras para líderes occidentales que en principio minimizaron la crisis. Además, la situación ha revivido antiguos fantasmas que acosaron a la humanidad. "Nosotros teníamos la impresión de que con el progreso y la modernidad habíamos dominado la naturaleza. ¡Pues no! Una gran idiotez".
Confinado en su casa en Madrid, debido a la cuarentena que rige en España desde el pasado 14 de marzo, el escritor Mario Vargas Llosa (84) no pierde el tiempo. Además de admitir que ha leído “como nunca”, debido a que las solicitudes para entrevistas y encuentros le han bajado sobremanera desde que surgió la crisis del COVID-19, ocupa su tiempo en repasar a otros autores como Benito Pérez Galdós.
Pero ante todo, al Nobel peruano le ha interesado la reflexión sobre la manera en que la pandemia ha golpeado a los diferentes países y sus liderazgos, de acuerdo a su lugar en el orden global. “Nosotros teníamos la impresión de que con el progreso y la modernidad habíamos dominado la naturaleza. ¡Pues no! Una gran idiotez”, señala en conversación con el periódico hispano El País.
“La prueba es que esto nos ha pillado por sorpresa prácticamente a todos los países. Ninguno estaba preparado para un desafío así. Un chino se come un murciélago y eso provoca una pandemia que aterroriza al mundo -agrega-. Ningún país estaba preparado para un desafío semejante. Esto significa lo relativo que es el progreso, cómo podemos llevarnos sorpresas muy desagradables con esa confianza. Y una de las lecciones que hay que sacar es que tenemos que estar mejor preparados para lo imprevisible”.
Precisamente, el autor de La ciudad y los perros, hace un tiempo advirtió sobre el caso chino, en que a su juicio no hay transparencia en la entrega de información. “Un país que se ve sacudido por una pandemia así, que nace en su seno, y frente a la cual los propios dirigentes actúan de una manera autoritaria, tratando de disimular lo que sus mejores médicos denunciaron que iba a pasar. El reflejo fue el típico de un sistema autoritario: negarlo, obligar a aquellos médicos a desdecirse. Se hubieran podido ahorrar muchísimas vidas si un Gobierno como el chino hubiera procedido a informar inmediatamente”.
Pero su mirada crítica también se detiene en aquellos países de occidente que también han tenido dificultades con el COVID-19, a partir de las decisiones que achaca a sus gobernantes. Hoy, Estados Unidos es el país con más contagiados y más muertos en todo el planeta a causa del virus. Para el escritor, aquella nación “estaba muy poco preparada. La prueba son los 2.000 muertos que han ocurrido uno de estos días. Nos habíamos confiado en que el progreso había traído tantos beneficios que ya no habría sorpresas desagradables”.
Según Vargas Llosa, esa situación es consecuencia de liderazgos que se resistieron a entender la situación. Cuando se le pregunta en específico por Donald Trump, Jair Bolsonaro y Boris Johnson, mandatarios que en principio minimizaron el impacto del coronavirus, su opinión es tajante: “¡Eso ha costado muchas vidas! Procedieron de forma irresponsable, pensando que podían sortear la amenaza. Creo que los electores de los países democráticos y libres les van a tomar cuentas, sin duda lo van a pagar. Siguieron ese reflejo autoritario de no darle importancia cuando era un peligro tan serio".
De todas formas, el escritor observa con tranquilidad la situación de América Latina, por ahora. “Afortunadamente ahí la pandemia ha llegado en verano. Y el calor es disuasorio para el virus. La está golpeando, pero muchísimo menos que si hubiera llegado en invierno. Si no sería difícil explicar que en Perú, con una infraestructura que no está a la altura del desafío, aún no llegue a los cien muertos”.
Como en otros momentos, la crisis ha introducido una tensión en los límites y alcances del estado. Los cierres de fronteras, a juicio de Vargas Llosa, puede acarrear el riesgo de un retroceso en las libertades civiles. “Había un proceso en marcha de disolución de fronteras. La globalización estaba funcionando bastante bien. Sin embargo, el terror de esta pandemia corre el riesgo de retrocedernos hacia esa especie de regreso a la tribu, creyendo que esas fronteras van a protegernos mejor contra la pandemia. No es cierto”.
Para el autor, básicamente, el mundo está entregado a un miedo atávico a las plagas. “La peste ha sido a lo largo de la historia una de las peores pesadillas de la humanidad”, advirtió en una columna anterior. “Ese viejo terror no ha desaparecido del todo, pese a los extraordinarios progresos de la civilización. Todo el mundo sabe que, como ocurrió con el SIDA o con el Ébola, el coronavirus será una pandemia pasajera, que los científicos de los países más avanzados encontrarán pronto una vacuna para defendernos contra ella y que todo esto terminará y será, dentro de algún tiempo, una noticia mustia que apenas recordarán las gentes”.
“En una situación como la que ahora vivimos, viendo a amigos o conocidos que desaparecen arrastrados por esta enfermedad, es imposible que el miedo a la muerte no se contagie -cierra Vargas Llosa-. Es la reacción sana, natural. Gracias a la muerte, además, la vida es maravillosa, tiene esas compensaciones fantásticas, como la lectura, por ejemplo. ¡Ojalá se incremente gracias a la pandemia!”.
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