Cyrano de Bergerac la nariz heroica de Francia en streaming

Cyrano de Bergerac
Olivier Gourmet interpreta a Constant Coquelin, el actor que representa a Cyrano de Bergerac en la película Cyrano, mon amour (2019).

Cyrano, mon amour iba a ser estreno en salas, pero pasó a plataformas: hoy se puede ver gratis en la web del Teatro Oriente y mañana por VTR. Su director Alexis Michalik se refiere al filme inspirado en la obra teatral más querida de los franceses.


No hay en Francia una obra de teatro mas popular que Cyrano de Bergerac. Ni los Tartufos de Molière ni las Fedras de Racine pueden contra ella. Escrita en versos alejandrinos y protagonizada por un héroe de rostro asimétrico, la creación de Edmond Rostand es un pasaje seguro al tablero vuelto y a los bolsillos llenos. No fue raro entonces que la pieza teatral Edmond, que recrea la concepción de Cyrano de Bergerac, haya sido un éxito, con cinco premios Molière, una adaptación al cómic y una película.

Hoy, ese filme debuta gratis en Chile a través del streaming, el formato del confinamiento: el Teatro Oriente, en la primera de sus transmisiones de películas con acceso libre, la ofrece en su plataforma web a las 19 horas. Desde mañana, además, la película entra al catálogo de VTR On Demand. Aunque en Chile el filme se llama Cyrano, mon amour, su nombre en francés Edmond es más exacto: su protagonista es Edmond Rostand, el poeta y dramaturgo que creó la obra.

Pero, ¿quién fue Edmond Rostand? Las fuentes biográficas dicen que era un francés de buena familia nacido en el sur y con gustos extemporáneos. Es decir, un tipo anticuado. Mientras Anton Chejov, Henrik Ibsen y August Strindberg esculpían las bases del teatro realista y psicológico moderno, Rostand soñaba con los espadachines de antaño y prefería escribir en verso.

En resumen, el autor era un romántico y alguien que sólo supo de fracaso tras fracaso hasta que creó Cyrano de Bergerac en 1897. Para eso tomó a un auténtico escritor del siglo XVII, acentuó el rasgo físico de su voluminosa nariz y lo hizo ser el autor de los mejores versos de su obra. La pequeña tragedia es que Cyrano los escribe para que el soldado Christian se los declame a su amada Roxane. Secretamente, él también la quiere.

En la película, Edmond Rostand (Thomas Solivérès) es una suerte de Cyrano pero a fines del siglo XIX: corajudo, va contra lo establecido y le escribe las cartas de amor a un amigo. Su director, el francés Alexis Michalik (1982), dice que aunque tomó elementos biográficos, también se permitió ficcionalizar. A la manera de la trama de Shakesperare apasionado (1998), la película acerca de la creación de Romeo y Julieta.

“Cyrano de Bergerac es el clásico por excelencia del teatro francés, pero me parece que contar su proceso creativo es igualmente interesante”, reflexiona Michalik desde París y vía Zoom.

“Hay algo muy importante en la biografía de Edmond Rostand: apenas tenía 29 años en ese momento y pasó de la sombra al éxito en una sola noche. Es un caso único de alguien que se transforma en poeta y dramaturgo nacional tras haber sido un completo desconocido”, recalca Michalik, cuya Edmond teatral se llevó cinco premios Molière, los más importantes del teatro en Francia.

La obra tras el bloqueo

Pero además Rostand es asaltado por brotes depresivos y el bloqueo creativo es casi su rutina. Sólo después de conocer al entusiasta actor Constant Coquelin (Olivier Gourmet, habitual en las cintas de los hermanos Dardenne), logra atisbar chispas de inspiración. Es a él a quien le escribe el rol del romántico y heroico Cyrano de Bergerac. “La única obra que llena todas las salas de Francia cada vez que se representa”, comenta el director.

“Me fascina el proceso creativo de una obra y todo lo que pasa en ese período. En la película vemos cómo la inspiración llega de improviso a la vida de Rostand después de mucho tiempo en que no se le ocurre absolutamente nada”, comenta Michalik, quien se reserva en la película el rol del dramaturgo y autor de farsas Georges Feydeau.

Pero, ¿qué es lo que ha hecho de Cyrano de Bergerac un personaje tan entrañable para los franceses? ¿Por qué, además, hay hasta 50 versiones audiovisuales de la obra, entre cortometrajes, largometrajes de cine y y producciones televisivas?

Michalik tiene una respuesta que mezcla la historia con la psicología de masas: “A los franceses nos gusta mucho porque es un perdedor magnífico. No conoce el éxito, pero es brillante, tiene coraje, estilo y además posee mucho humor. Todo el mundo le quiere. Cyrano no hubiera sido posible en Estados Unidos, que es el país de los superhéroes y los winners. Para nosotros, en cambio, personifica la resistencia y es hasta antisistémico. Tal vez tiene que ver con el espíritu de rebeldía, con la Revolución Francesa y con todas las protestas que han ocurrido a lo largo de su historia”.

Tal vez hay algo de aquella resiliencia también en el diagnóstico y espíritu que Michalik ostenta al referirse a la vida de los actores en pandemia: “Son tiempos difíciles, pero sinceramente creo que los artistas estamos algo acostumbrados a luchar con la falta de presupuesto. Nuestra vida siempre está en crisis y nunca se sabe si vamos a tener trabajo mañana o el próximo mes. En fin, no soy tan pesimista. Es un momento único en la historia de la humanidad y creo que de aquí van a salir muchísimas historias nuevas”.

No deja de ser curioso, a propósito de epidemias, recordar que el propio Edmond Rostand murió en 1918 por gripe española, la enfermedad cronológicamente más parecida al coronavirus en la historia de la humanidad. Un siglo más tarde, otra plaga recorre el mundo y Cyrano de Bergerac sigue viva a través del streaming.

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