Hazlo tú mismo: Alberto Parra, de las guitarras a la poesía
El vocalista y guitarrista de la banda Vago Sagrado acaba de lanzar su libro Monumentos, en donde a lo largo de 41 poemas, desarrolla su interés por el uso del verso libre, la cultura pop y las temáticas existenciales. Viniendo desde el mundo del rock indie, Parra llevó a cabo esta obra bajo el formato de la autoedición. En entrevista con Culto narra los pormenores de este volumen.
“¡Oh, no sabes cuántas veces me han hecho esa pregunta!”, dice Alberto Parra Asenjo (Valparaíso, 1985) cuando le preguntamos si acaso –por su apellido– tiene algo que ver con el ilustre linaje de creadores oriundos de la región de Ñuble. Pero la respuesta es negativa. “Soy Parra de otra Parra, que también tiene sus bardos y poetisas!”.
Pero si hay algo que entronca a Alberto Parra Asenjo con Nicanor, o Violeta, es el hecho de que también escribe poesía. Recientemente acaba de lanzar su debut literario, un poemario titulado Monumentos, el cual salió de forma autoeditada.
Guitarrista y vocalista de la banda Vago Sagrado, y de profesión Comunicador Audiovisual con mención en Cine, Parra señala que a lo largo de los 41 poemas que conforman este volumen, se pueden encontrar reminiscencias de ese paso por el mundo de las cámaras. “Mucho de la poética cinematográfica quedo impregnada en mi forma de escribir”, dice.
Con el uso del verso libre como norte, Parra recorre caminos en una lírica existencial. No es de extrañar que a la hora de consultarle por sus poetas favoritos, nombre varios que están en esa línea: German Carrasco, Elvira Hernández, William Carlos Williams, Antler, Nicanor Parra, Emily Dickinson, Arthur Rimbaud, Oliverio Girondo o Diego Maquieira.
Parra cuenta que fue un proceso de 7 años el que dio a la luz una serie de poemas, y que a finales del 2019 y comienzos del 2020 decidió comenzar a reunir y compilar. Por supuesto, de la cantidad ingente de material, muchos poemas no quedaron seleccionados para entrar en el libro.
“Los poemas reunidos en Monumentos entran en ciertas categorías personales –cuenta Parra–. Hay mucho material que considero “bueno” o bien ejecutado pero que quedó excluido por no entrar en dichas categorías. Monumentos quiere ser una radiografía del derrumbe, antes de que todo termine por colapsar, y esa es la principal categoría de los poemas que lo componen”.
- ¿De dónde y cuándo comenzó tu interés por la poesía?
-De mi familia, definitivamente. Mi padre y mi hermana ambos compartían una sensibilidad poética que era un lazo muy fuerte entre ellos dos. Crecí observando como esa sensibilidad intensificaba las relaciones, para bien o para mal, y esa manera de ver el mundo luego se volvió la mía propia, durante la adolescencia.
- ¿Te consideras un lector asiduo de poesía?
-Hoy por hoy leo mucha más prosa que poesía. Creo que fue Bolaño en La belleza del pensar el que dijo que la mejor poesía de este siglo está escrita en prosa, y estoy de acuerdo con él.
- ¿Esperabas algún día publicar un libro de poesía?
-Mucho tiempo renegué de mi ímpetu de publicar; quizá por miedo a la frustración, flojera poética, o miedo morboso a la exposición pública. Habiéndolo hecho me doy cuenta de que era algo que esperaba y deseaba hace mucho tiempo.
- En los poemas nombras a los clásicos de la generación beat y a jazzistas como Charlie Parker. ¿Por qué esta idea de meter elementos de la cultura pop?
-Son referentes que admiro por sus vidas extremas y abnegadas, su dedicación devota a sus oficios a pesar de enfrentar en su mayoría circunstancias negativas y alienantes, y también por el compromiso absoluto a sus visiones poéticas personales. Vidas marcadas por la pasión y la tragedia que me inspiran.
- ¿Hiciste algún taller de poesía?, ¿crees que sirven?
-Nunca he participado de un taller de literatura, pero estoy convencido de que son mucho más útiles para desatar la creatividad que la educación formal universitaria.
- En la mayoría de los poemas hay versos libres, largos. ¿Crees en la poesía de métrica?
-Creo que el espíritu poético, si es honesto y mira con lucidez su realidad, se vuelve relevante no importando su forma: ya sea verso libre, metro yámbico o rap.
- De los poemas que componen Monumento, ¿alguno al que le tengas un cariño particular?
-El poema “Vagos” ocupa un lugar especial en mi imaginación, porque además de ser uno de los más antiguos del libro, funda el concepto para otra de mis aristas creativas: Vago Sagrado, la banda en la que toco guitarra y canto. Además de ese tendría que nombrar “Monumentos II”, un poema de desamor que hasta el día de hoy me interpela.
Hazlo tú mismo
Si bien Alberto Parra tocó varias de las –a veces– pesadas puertas de las editoriales, no tuvo una respuesta positiva ante su intención de publicar Monumentos. Ante ese panorama, y con la decisión en firme de publicar su obra, echó mano a la experiencia adquirida como parte de una banda de rock indie. “Asumí la consigna de ‘hacerlo yo mismo’”, señala.
Así, como una banda vendiendo su material y merch en las tocatas, los primeros en leer los poemas de Alberto Parra fueron quienes los recibieron literalmente de manos del mismo autor, mediante rústicos fanzines fotocopiados. Pero no solo del papel vive el hombre, Parra también usó medios digitales como Tumblr, Blogspot, Facebook e Instagram para dar a conocer sus versos.
“Ahí he recogido cierto feedback de la gente que sabe que escribo y que me lo tomo en serio, como cualquier oficio –cuenta Alberto Parra–. Ahora, una vez terminado el cuerpo total de Monumentos, hubo un par de personas de mi círculo íntimo que lo leyeron y me dieron sus impresiones”.
- Tengo entendido que es una autoedición, ¿cuáles son las principales dificultades en este proceso?
-Creo que lo más complejo del proceso es criticar el material objetivamente y ver de qué forma se incluye mejor dentro del cuerpo que uno está tratando de crear. Esa crítica, bajo una editorial, normalmente está asesorada. Cuando uno, el autor, también asume ese rol, puede correr el riesgo de perder la perspectiva o caer en una autocrítica feroz.
-¿Cómo fue que realizaste esta autoedición?
-Fue un equipo bastante reducido el que me ayudó a concretarlo: por un lado, debo agradecer enormemente a Freddy Lepe, quien se encargó del diseño y diagramación; y a Nicolás Violani (mi compañero de armas musical), quien se encargó de prologar y escudriñar mis palabras y armar un plan de difusión. Lo más complejo fue darle forma al cuerpo poético para que, en su totalidad, todos los poemas narraran un sentimiento específico.
Actualmente, Alberto Parra sigue escribiendo, no solo poesía. “Estoy trabajando en una novela y un volumen de cuentos cortos”, mientras eso ocurre, se puede encontrar Monumentos directo con Parra a su correo a.parra.asenjo@gmail.com.
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