Reseña de libros: de Alberto Fuguet a Lastesis
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El retorno de Enrique Alekán, el personaje creado por Fuguet en 1989; el manifiesto de Lastesis; una selección de las peores críticas a los mejores autores, y una antología de la poeta americana Edna St. Vincent Millay, son los libros destacados de esta semana.
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Enrique Alekán. Una Novela por Entregas, de Alberto Fuguet (UDP)
Era una columna semanal, una crónica sobre Santiago y el Chile joven que asomaba y transitaba de los 80 a los 90, de la dictadura a la democracia, del pasado a la modernidad. Una crónica atravesada de realidad y ficción que, leída en conjunto y a 30 años, forma una novela: la primera novela de Fuguet. Creado por el autor en 1989, Enrique Alekán es un narrador perspicaz, a menudo arbitrario, prejuicioso, mordaz, pero también astuto y sensible. A través de su mirada arma un mundo donde transitan Aylwin, Büchi, Antonio Vodanovic, los bares de General Holley, el Festival de Viña. Un mundo hilarante, a veces melancólico, que en ocasiones provoca pudor, pero en el que reconocemos trazos de un pasado común. Y donde hoy leemos, también, los orígenes del universo literario de Fuguet.
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Quemar el Miedo. Un Manifiesto, de Lastesis (Planeta)
La performance debía durar dos minutos, pero su vida fue mucho más extensa. Un violador en tu camino logró una resonancia inusitada, y sus creadoras alcanzaron reconocimiento internacional. El colectivo acaba de publicar dos libros, Antología feminista, una selección de lecturas sobre feminismo, y Quemar el miedo, un manifiesto. Como dice su título, este último es una declaración política donde comparten las experiencias, principios y emociones que articulan y fundamentan su trabajo artístico. Escrito con audacia y pasión, el texto transmite rabia, insolencia y honestidad. Desde luego no se trata de un ensayo sociológico sino de una arenga de combate, un Yo acuso que encierra una reflexión sobre el arte, la performance y la forma en que rebeldía y belleza pueden ser revolucionarias.
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Ojo Crítico, de Constantino Bértolo (UACH)
Una antología del disparate. Con estas palabras el editor y crítico español Constantino Bértolo describe la selección reunida en este libro: un espléndido conjunto de opiniones, juicios lapidarios e injurias literarias. Arte fallido, la crítica literaria vive expuesta al error y al arbitrio, y de ahí proviene su faceta más ruin. Aun así, dice Bértolo, exhibe también un costado glorioso, el atreverse a errar. Acá hay grandes caídas, fuertes rivalidades y mucho ingenio, como en la frase de Cyril Connolly sobre Orwell: “No podía sonarse la nariz sin tener que moralizar sobre la industria del pañuelo”. O T.S. Eliot sobre Henry James: “Tenía una mente tan perfecta que ninguna idea podía profanarla”. Menos elegante y con anteojeras más toscas, a Raúl Silva Castro la poesía de Gabriela Mistral no le parece “plausible”.
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Antología Poética, de Edna St. Vincent Millay (Lumen)
Atrevida, sofisticada, bisexual, Edna St. Vincent Millay (1892-1950) representó el espíritu rupturista de la era del jazz. Poeta ganadora del Premio Pulitzer, fue políticamente progresista, liberal en materia sexual y promovió nuevas forma de expresión feminista. De un modo innovador, trazó lazos entre la tradición y la modernidad literaria. Pero su obra ha sido escasamente difundida. Esta antología trae al español la poesía de la autora que se preguntó: “¿Para esto recé con todas mis fuerzas/ y lloré y juré y pateé la escalera,/ para ahora, doméstica como una tetera,/ tener que retirarme a las ocho y media?”. Una escritora que observó críticamente su sociedad y sus desigualdades, y que afirmó provocativamente: “¡No, no pienses que a los votos soy fiel!/ A todo soy infiel salvo al amor”.
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