Carmen Gloria Larenas, directora del Teatro Municipal de Santiago: “Después del estallido social hay público que no quiere volver al centro”
La directora general del teatro de calle Agustinas habla de los desafíos de la compañía que prepara su reapertura a público, así como de la alcaldesa Irací Hassler y de la llegada de Felipe Alessandri al directorio del GAM.
El sonido de violines, flautas y oboes viaja a través de los pasillos. La arquitectura neoclásica del Teatro Municipal está en penumbras. En la sala principal, la Orquesta Filarmónica ensaya la Octava Sinfonía de Beethoven. La “pequeña sinfonía”, como la llamó el compositor, resuena con vigor y sutileza entre la platea y sube por los palcos hasta la gran lámpara de lágrimas. El auditorio está vacío, pero el teatro ya prepara el retorno: desde septiembre, la sala con 1.346 butacas comenzará a recibir a unas 300 personas por función.
Hace un mes, Carmen Gloria Larenas, exbailarina y actual directora del Municipal, volvió al edificio levantado en 1873. “Este retorno me ha permitido disfrutar el teatro, escuchar los ensayos, subir a ver el ballet; a mí también me hace falta el teatro en vivo”, dice desde su escritorio, donde se filtran los sonidos de calle Agustinas. Este jueves comenzó la marcha blanca del retorno, con la visita de un pequeño grupo de personas que hizo un breve recorrido.
La primera directora del Municipal de Santiago ha liderado una administración en estado de emergencia: asumió en noviembre de 2019, en los días más vehementes del estallido social, período en el que debió suspender o reagendar funciones. Luego, la pandemia forzó a digitalizar la programación de 2020: así nació el Municipal Delivery.
Cuando contaba con un diseño y protocolos para reabrir en enero, la situación sanitaria cambió los planes. Tuvo que posponer el retorno. Y ella misma vio comprometida su salud luego de asistir al estreno de Orquesta de señoritas, en el Teatro Oriente, en la función donde se contagiaron fatalmente Tomás Vidiella y Patricio Araya. Si bien dice que el Covid no la puso en riesgo, permaneció tres semanas internada.
Una vez recuperada, la noche del 16 de mayo le deparó una sorpresa: en un resultado histórico, la entonces concejala del Partido Comunista Irací Hassler ganó la alcaldía de Santiago, desplazando al alcalde Felipe Alessandri, quien la designó en el cargo.
La nueva alcaldesa la confirmó en sus funciones, y el martes recién pasado Carmen Gloria Larenas tuvo su primera reunión de directorio con ella y los nuevos integrantes: Faride Zerán, Alfredo Saint Jean y Máximo Pacheco, quienes se suman a Jorge González y María Cecilia Guzmán. En la reunión se analizó especialmente la situación financiera del teatro, que mantiene una deuda de largo de plazo de $ 5 mil millones.
“Es una deuda consolidada, el teatro tiene un plan de pago y se está pagando de manera ordenada. Esa estabilidad nos permite mirar hacia adelante y pensar cómo hacemos para que esto no se repita”, dice.
¿Cuán limitante es esta deuda de cinco mil millones, le corta las alas al teatro?
No sé si podría decir eso. En el medio artístico la creatividad y búsqueda de proyectos que expresen esa creatividad es muy rica. Si uno se plantea solo tener artistas famosos, sí, nos limita, pero si a pesar de los desafíos financieros somos capaces de ofrecer contenidos interesantes, no necesariamente. Existen muchas fórmulas para colaborar, la colaboración es cada día más importante, y podemos buscar colaboraciones con organizaciones nacionales, internacionales; sabiendo cooperar de la mejor forma se puede encontrar la manera.
Las palabras colaboración y flexibilidad se repiten en boca de Carmen Gloria Larenas. De algún modo, ellas fueron los ejes para enfrentar la crisis provocada por la pandemia, y serán piezas fundamentales en el diseño del futuro del teatro. Entre sus logros de este año y medio, ella destaca la plataforma web y el regreso del Municipal a la TV los domingos.
“Creo que de esta pandemia va a surgir un teatro nuevo. Hoy, para hacer funcionar espacios como estos hay limitaciones, aforos, están las cuarentenas, y tenemos que pensar qué prioridad damos a qué artistas. Hay tantos detalles nuevos, tenemos que saber leer esos signos y volver a mirar el contenido del teatro y decir qué podemos hacer, y si tenemos aforo cómo hacemos ópera y ballet. Mañana puede llegar el delta y tenemos que cerrar. Eso no significa no mirar el futuro, sino mirar el presente con flexibilidad y estar preparados para hacer los ajustes necesarios”, dice.
¿La plataforma los contactó con un público nuevo?
Es un público que estaba ahí, y probablemente no lo habíamos visto. El mundo cultural estaba concentrado en lo presencial, que no perdió valor, pero hay que ser honestos: esta situación nos obligó a transitar hacia lo digital, en condiciones extremas, y darnos cuenta que en un país con las características geográficas de Chile el tema digital es importante; hay muchas personas que les encantaría venir al teatro pero no pueden, y lo digital nos ha permitido ampliar el acceso. Esa conversación de que lo digital no reemplaza lo presencial la encuentro tan artificial. Creo que ambos públicos son importantes. Nosotros vamos a seguir siendo híbridos, con acceso digital y presencial.
¿Así como ganaron un nuevo público, perdieron público más tradicional?
Sabemos que después del estallido social hay público que no tiene ganas de volver al centro. Y en un público de mayor edad probablemente existe temor de volver al teatro. Así que sí, probablemente hemos perdido algo de público.
¿Qué ha pasado con los abonos?
De todas las personas que compraron, un 10, 12% ha pedido devolución, el resto decidieron usar ese dinero en una tarjeta virtual que les ofrece un 10% de descuento en la tarifa de las entradas.
Pasó el estallido, pero Santiago hoy es el epicentro de la Convención.
Es una comuna muy viva.
Es probable que a corto plazo haya gente que no quiera regresar
Sabemos que es una posibilidad y vamos a hacer esfuerzos para que esas personas vuelvan. Hoy lo más sensato, más que plantearse si me abono todo el año, es ir viendo cómo se desarrolla todo e ir decidiendo: esto me entusiasma para ir, esto no. Creo que la palabra flexibilidad es súper importante para todos, lo conversamos con los trabajadores; el año pasado fue un año muy complejo por el reajuste de sueldos que hubo que acordar con ellos. Sabemos que los programas también pueden sufrir variación. El público va a tener que hacer un esfuerzo con nosotros. Uno de los desafíos es cómo asignamos los asientos sabiendo que tenemos limitaciones, hay asientos que no se pueden usar. Es un trabajo de colaboración no solo interno, sino con nuestros públicos: es como decirles esto es lo mejor que podemos hacer, cómo hacemos para que te quedes con nosotros. Vamos a tener personas que se van a quedar y probablemente otros que no se van entusiasmar. Santiago es una comuna corazón, muy viva, quienes venimos habitualmente al centro lo vivimos con más normalidad que quienes vienen excepcionalmente. Y yo espero que las personas tengan el ánimo para seguir viniendo, tengo fe en eso.
De derecha a izquierda
Hasta las 21.30 horas del 16 de mayo, Felipe Alessandri aventajaba el conteo de votos en Santiago. Pero paulatinamente Irací Hassler comenzó a repuntar y para medianoche su triunfo era inobjetable.
¿Le sorprendió el resultado? Fue una de las sorpresas...
Fue una de las sorpresas. Yo no vivo en Santiago y no me tocó verla en campaña, probablemente si la hubiera visto habría tenido una opinión más personal respecto de las posibilidades que ella tenía. Pero sí, puede ser que uno no se hubiese esperado que hubiera ganado.
La lógica era que Alessandri se reeligiera.
Hoy es súper difícil predecir todo. De repente hay personalidades políticas muy bien evaluadas y de un día para otro desaparecen. Todo está muy líquido y todo puede pasar. Y así ha sido.
¿Conocía a la alcaldesa?
No nos conocíamos, pero en las reuniones que tuve con ella pude percibir su interés en el teatro. Tiene mucha energía la alcaldesa, es muy entusiasta, y compartimos el deseo de interactuar de manera más intensa el contenido del teatro con los colegios y barrios. Como teatro no podemos cumplir con todo, pero compartimos esa visión, y creamos un departamento de comunidad y público que tendría como objetivo la interacción del teatro con todo tipo de público.
¿Qué viabilidad le ve a esta intención?
Toda. Ahora habrá que ver qué podemos concretar de la mejor manera. Yo lucho harto contra la ansiedad de querer hacerlo todo y estar en todas partes. La experiencia me ha enseñado que una experiencia que no esté bien pensada al final no sé si tiene mucho efecto en el sentido de llegar profundamente a esas personas. Hablarle artísticamente a un niño de nueve años no es lo mismo que un adulto mayor y una persona que nunca ha tenido contacto. Hay que hacer un trabajo que tenga calidad en eso.
¿La noche de la elección pensó que tal vez podría dejar el cargo?
Sí, lo pensé. Dije bueno, un cambio de administración puede ser un cambio en este cargo, pero salgo rápido de las dudas, porque uno solo especula. Yo no conocía a la alcaldesa, ella no me conocía a mí. Creo que la mejor manera de hablar es haciendo lo mejor que uno puede y entendí que había que seguir trabajado hasta que la alcaldesa asumiera.
¿Qué expectativas tiene de su administración?
Las más altas expectativas en el sentido de que el alcalde de Santiago ocupa la presidencia del directorio y es esencial para las políticas a largo plazo del teatro, para orientar el trabajo. Espero que podamos hacer un excelente equipo para el bien del teatro y la cultura.
¿Cómo navega entre los vaivenes políticos?
Mi militancia es la cultura, me motivan los espacios que abren posibilidades de desarrollo. Mi concentración total es en el teatro y dirijo una organización con 365 trabajadores, 365 sensibilidades. Creo que la cultura es un puente entre las personas y hay tanto que hacer, todas las visiones son valiosas.
Pasó de un alcalde de Chile Vamos a una alcaldesa PC, ¿es complicado el cambio?
No sé si es difícil, creo que uno tiene que estar abierto a mirar, escuchar, trabajar y las cosas se van desarrollando. Uno tiene que pensar y uno sabe si está en el lugar correcto o no. Si me siento cómoda, me parece fantástico trabajar con la alcaldesa y su equipo. Tuve muy buena relación con el equipo de Felipe Alessandri también.
¿Se siente cómoda?
Le agradezco a la alcaldesa su voto de confianza y espero cumplir, así como traté de hacerlo en la administración anterior, y el día que me toque salir, saber que dejé un mejor teatro que el que recibí.
¿Qué le parece el nombramiento de Alessandri en el GAM?
Felipe Alessandri fue parte del directorio del GAM como cuatro años, y era un cargo que estaba vacante desde que renunció Andrés Rodríguez y que ocupaba temporalmente Alejandra Kantor. Era un tema de tiempo que se nombrara a alguien. No voy a opinar de las designaciones de la ministra de Cultura, con quien tengo reuniones de trabajo. Sinceramente, espero que Felipe Alessandri pueda desplegar todas sus capacidades y haga un excelente equipo con Felipe Mella.
¿Qué piensa de la controversia que provocó su nombramiento?
Creo que hay que darles espacio y respeto a las personas para que puedan desarrollar su gestión. Creo fervientemente que lo que uno hace habla, y en los momentos que corren, más que nunca necesitamos trabajar en colaboración, tratar de unir visiones, sacar proyectos adelante. Ojalá salga la sala del GAM.
La sensibilidad del mundo de la cultura está más a la izquierda y parece poco receptivo con la gente de derecha.
La cultura no es patrimonio de nadie, las lógicas binarias en la política y en muchos ámbitos están cambiando. Por eso en este regreso que tendremos en el teatro queremos que el centro de las actividades sean las personas. Puede ser que el mundo cultural sea más de izquierda, pero no limita la capacidades de las personas de interactuar y formar equipos de trabajo, y a veces con personalidades políticas muy distintas. Toda la manera en que estábamos pensando está cambiando, es lo mismo que ocurrió en la Revolución Industrial, que cambió la vida de las personas. Estamos en un espacio donde todo está mutando, en cualquier cosa que hagamos el centro deben ser las personas. Me niego a encasillar y ver las cosas de una manera tan binaria, todos merecemos la oportunidad de desarrollar un buen trabajo con hechos y acciones
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