Borges y Japón: una relación de budismo y amor

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Una publicación en el país asiático reflota los diálogos que el autor de El Aleph mantuvo con el periodista Osvaldo Ferrari durante los 80. No es extraño si se considera el fuerte vínculo de Borges con la tierra del sol naciente. Además, la trasandina editorial Ampersand publicó El método Borges, un análisis exhaustivo sobre su escritura.


Fue en una conferencia en la sala Promúsica de Buenos Aires, en 1985, cuando Jorge Luis Borges -por entonces ya una leyenda de las letras latinoamericanas- relató públicamente lo vivido en uno de sus viajes. Usando una terminología propia del siglo XIX, el autor de El Aleph señaló ante la concurrencia: “Me he sentido un bárbaro en el Asia, concretamente en el Japón”.

Ocurre que ya siendo un hombre mayor, y prácticamente ciego, Borges visitó la tierra del sol naciente, en dos ocasiones, en 1979 y 1984. La cultura nipona no le era ajena, dicho de otro modo, le fascinaba abrir ese jardín de senderos que se bifurcan. “Yo de algún modo me he ido preparando para esa sorpresa casi total que es el Japón. Mi primer encuentro con Japón fue con una pantalla japonesa que había en casa, la que, me di cuenta, era apócrifa”, recordó el escritor en la mencionada conferencia.

“Luego con un libro: Tales of Old Japan. Desgraciadamente me he olvidado de los argumentos de esos cuentos de hadas pero recuerdo las ilustraciones, unos demonios verdes, debidamente demoníacos, debidamente japoneses -añadió Borges a párrafo seguido-. Recuerdo esas ilustraciones como si estuviera viéndolas. Es un poco triste reflexionar que uno lee un libro y lo que queda es que estaba encuadernado de verde, que estaba en tal o cual anaquel y que lo demás se ha ido o no se ha ido, quizá lo hayamos incorporado”.

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Ir al Japón era un anhelo para el cual el viejo Borges simplemente no se animaba, se conformaba con la ilusión de la idea. Pero una invitación de la Japan Foundation dio vuelta el vaso. Junto a su esposa María Kodama (descendiente de japoneses, de hecho) viajaron al archipiélago. El convite fue a partir del libro que escribió junto con Alicia Jurado Qué es el budismo, lo cual prueba que el interés del argentino por Japón no era una mera curiosidad por una cultura exótica, como si se estuviese sintonizando el Discovery Channel. No. Era un interés profundo. Nada raro si se piensa en la fibra intelectual de Borges, que lo iba moviendo de un lugar a otro.

“Siempre me interesó el budismo, que es una religión que no exige de nosotros ninguna mitología; las otras religiones exigen mitología -señaló Borges en la conferencia-. Por ejemplo, el cristianismo nos exige la creencia en una divinidad que se hace hombre, tenemos que creer en premios y castigos. Pero el budismo no nos exige ninguna mitología y la permite también”.

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Hoy, Borges vuelve al Japón en formato libro, pues se acaba de editar en dichas tierras un libro que compila los diálogos que Jorge Luis Borges mantuvo con el periodista Osvaldo Ferrari, quien lo entrevistó reiteradamente desde marzo de 1984 hasta poco antes de su muerte en junio de 1986. Las entrevistas originalmente fueron emitidas semanalmente por Radio Municipal y publicadas también por el diario Tiempo Argentino.

Allende Los Andes, las conversaciones habían sido publicadas en tres volúmenes –Borges en diálogo, Libro de diálogos y Diálogos últimos– y cómo no, enfrentaron a Ferrari con la implacable María Kodama, quien reclamaba para sí los derechos de publicación de los diálogos en su calidad de “heredera universal” de la obra de Borges.

Pero en 1997 la Corte Suprema de la Argentina, terminó dándole la razón al periodista y validó la publicación de los textos. Estos son los que acaban de llegar a Japón.

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“El fin de los poemas es apreciar un instante precioso”

Además de cuentista y ensayista, Borges fue poeta. Quizás no es lo más destacado de su producción, pero entre todo ese corpus de versos métricos, y nuevamente mostrando todo su amor por el Japón, el argentino usó el haikú. El tradicional método nipón para hacer poemas breves, de 3 versos con una estructura 5-7-5, es decir, 5 sílabas, 7 sílabas y posteriormente 5 sílabas nuevamente. Como unas mini fotografías del paisaje, el género fue cultivado también por otros latinoamericanos como Octavio Paz, Mario Benedetti o José Juan Tablada.

En la citada conferencia, Borges, como acostumbraba hacer en sus clases de literatura inglesa, se metió en el meollo mismo del asunto: “El fin de los poemas es apreciar un instante precioso. Un haiku bien hecho tiene que cumplir una mención de una de las estaciones del año. Creo que hay libros en los cuales hay por ejemplo cincuenta maneras de indicar el otoño, cincuenta maneras de indicar el estío, o lo que fuere. Uno puede repetir una de esas fórmulas y no importa, porque no hay la idea de plagio. El autor tiene que tratar de hacer algo bello. Si eso bello no es enteramente original no importa”.

De todos modos, también tuvo un reflexión crítica de su manera de escribir haikús. “Yo he intentado con escaso éxito el haiku. En algún libro mío hay diecisiete haiku, pero no sé si lo he logrado. Pero para qué recordar lo que se ha hecho en castellano. Prefiero recordar un famoso haiku que dice así: ‘El viejo estanque / salta una rana / ruido del agua’. Son 5-7-5 sílabas”.

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Tanto era su amor por Japón, que hacia el final de su vida se embarcó en una tarea tan compleja como heroica: aprender el idioma japonés. “He empezado a estudiar ese idioma que no sabré nunca, pero es algo así como si supiera que algo es inmortal, que de algún modo seguiré estudiando japonés después de mi muerte corporal. ¿Por qué no creer en la transmigración, que es algo que en los países orientales no se trata de explicar?”, relató él mismo en la conferencia.

Poco después de su muerte, el 14 de junio de 1986, el diario La Segunda reprodujo unas declaraciones de su viuda, María Kodama. “Borges había bromeado con la posibilidad de morir ahí y aún tenía su epitafio para el caso: ‘Borges, escritor, nacido en Buenos Aires, 1899, fallecido en Tokio, tal fecha’, explicó su viuda”.

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El método Borges

Pero no es lo único sobre el autor de Ficciones que llega a las librerías. La editorial independiente Ampersand acaba de publicar El método Borges, escrito por el académico estadounidense Daniel Balderston, director del Borges Center de la Universidad de Pittsburgh. Se trata de un ensayo ilustrado donde indaga en los manuscritos de Jorge Luis Borges, los cuales se reproducen en imágenes en el libro, y analiza cómo escribía el argentino.

En ocho capítulos, Balderson revisa 180 manuscritos de Borges —incluyendo célebres relatos como Emma Zunz y El jardín de los senderos que se bifurcan— para encontrar pistas acerca de los procesos de escritura habituales. Como un obsesivo, se mete en sus notas al margen, en sus dibujos, o incluso en las anotaciones que hizo sobre la tapa de un cuaderno. De esta manera, indaga en cómo se colaban las lecturas de Borges en su escritura, y cómo iba evolucionando su escritura.

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La crítica Mercedes Cibrián, del matutino El País, señala sobre el libro: “Balderston no deja ningún cabo suelto y en ocasiones se convierte en grafólogo y paleógrafo del escritor al detectar leves cambios en su caligrafía y sus firmas y tratar de entender el porqué de su evolución y las causas que le llevaron a elegir un tipo de letra específico. Gracias a las exhaustivas pesquisas de Balderston, Borges se nos muestra en este libro como un verdadero “contaminado de literatura”, expresión con la que se definió a sí mismo en una ocasión”.

El volumen, según confirman desde la editorial Ampersand, estará en Chile a contar de enero, aunque para quienes no tengan la paciencia como un fuerte, ya se puede adquirir desde Buscalibre.

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