Guía para las vacaciones de invierno: 10 novelas breves para leer en dos semanas
En un listado paritario y con títulos disponibles en Chile, en Culto reunimos una selección que mezcla títulos de reciente lanzamiento, con otros clásicos. Desde Thomas Mann a lo nuevo de Amélie Nothomb; de Roberto Bolaño a Samanta Schweblin. Para echarse en el sillón favorito de la casa.
La hija oscura (Elena Ferrante)
Publicada en 2006 por Lumen, esta novela de 152 páginas nos cuenta la historia de Leda, una profesora de literatura inglesa, divorciada, quien de repente se siente liberada y decide tomarse unas vacaciones en un pequeño pueblo de la costa. Pero en vez de descansar, la mujer comenzará a cuestionarse cosas, como la maternidad. Es una mirada menos romantizada y menos amable del proceso de criar hijos. El libro es la base para la comentada película de Netflix dirigida por Maggie Gyllenhaal y que tuvo en el rol estelar a una soberbia Olivia Colman.
Una novelita lumpen (Roberto Bolaño)
Esta novela de 2002 fue escrita como un encargo para Roberto Bolaño. La idea del editor Claudio López, de Mondadori, era crear una colección de novelas ambientadas en ciudades, y a Bolaño no se le ocurrió mejor cosa que escribir un relato situado en Roma, la ciudad eterna. Es de los pocas narraciones de su carrera que no transcurre totalmente ni en México, ni en Chile ni en España. En sus 104 páginas, nos cuenta la historia de Bianca, una adolescente quien se ve envuelta en un plan ideado por su hermano y dos sujetos de dudosa reputación para salvar sus penurias económicas y que de concretarse les daría un alivio para huir hacia un lugar mejor.
Sed (Amélie Nothomb)
Publicada en castellano vía Anagrama, en esta novela de 123 páginas la escritora belga se imagina la crucifixión de Cristo, pero narrada en primera persona. En sus palabras, a Nothomb le interesa más el hombre sufriente que el hijo de Dios. “A los evangelios les falta el cuerpo; la crucifixión, precisamente, es el cuerpo, por lo que intenté escribir el evangelio del cuerpo y de ahí el título Sed, que es la unión entre el cuerpo y el espíritu”, señaló en una rueda de prensa.
Bonsai (Alejandro Zambra)
Partió originalmente como un poema sobre árboles, y terminó siendo una novela brevísima, de hecho, su intención fue crear algo así como el resumen de una novela. En sus 94 páginas, Alejandro Zambra relata la historia de un romance algo trágico entre Emilia y Julio, con un bonsai incluido y obsesiones literarias como Marcel Proust. Fue publicada en 2006 por Anagrama e inauguró la carrera de narrador del maipucino, hasta entonces poeta.
Harvey (Emma Cline)
A propósito del caso de Kevin Spacey, que ha vuelto a sacudir Hollywood, esta novela toca una tecla más contingente. No específicamente del caso del actor de Belleza Americana, pero sí del escándalo que lo antecedió, el del otrora productor Harvey Weinstein, que terminó originando el movimiento MeToo. En esta novela, publicada en castellano vía Anagrama, Cline realiza el ejercicio de internarse en la cabeza de Weinstein el día antes de recibir su sentencia. En 104 páginas, lo muestra frágil, lejos del personaje todopoderoso.
La muerte en Venecia (Thomas Mann)
Reeditado por Penguin Random House, este clásico de 1912 relata la historia de Gustav Aschenbach un escritor maduro que llega a Venecia en busca de inspiración, pero que termina obsesionado con Tadzio, un joven de polaco que se encuentra de vacaciones con su familia. Esta novela de 128 páginas es considerada por los expertos como la mejor puerta de entrada a la obra de Mann.
Distancia de rescate (Samanta Schweblin)
Esta es una excelente novela breve de 2014. En 124 páginas, Schweblin teje una historia que mezcla lo sobrenatural con la crítica a las industrias plaguicidas que han desparramado productos tóxicos en el campo trasandino y que han afectado la calidad de vida de sus habitantes. David, el pequeño hijo de Amanda, justamente sufre por este hecho y hay una solución para salir de paso, que quizás no es la mejor. También inspiró una película disponible en Netflix, dirigida por la cineasta peruana Claudia Llosa.
Camanchaca (Diego Zúñiga)
Un hijo viaja junto a su padre hacia Tacna, para arreglarse los dientes. En el trayecto, en la inmensidad del norte grande, la pampa y la neblina, diversos momentos del joven protagonista se van cruzando como flashazos: recuerdos de infancia, romances que no cuajaron, todo bajo una narración algo espesa -de hecho, no está escrita de forma lineal, sino en breves capítulos- y que oculta e insinúa algo más allá. Fue publicada en 2009 y, en 110 páginas, fue el debut del autor iquiqueño.
Bienvenidos a América (Linda Boström Knausgård)
Puede leerse como un cuento largo, e incluso un poema largo, pero lo cierto es que Bienvenidos a América también funciona como una novela breve. En sus 86 páginas, y con una prosa cuidada y delicada, narra su propia historia, aunque no es totalmente una autoficción. Lo cierto es que nos topamos con la historia de Ellen tiene 11 años y ha tomado una decisión en firme. No hablará más. Esto, debido a que se siente culpable por la muerte de su padre. Eso dispara todo.
Piña (Gonzalo Maier)
Un artista que se encuentra con el fantasma de una fallecida curadora y crítica de arte. ¿Qué hacer con eso?, ¿qué hacer con los recuerdos no tan gratos de sus críticas implacables? En esta novela ágil y ligera, Gonzalo Maier nos cuenta una historia en 124 páginas que pese a su simpleza, esconde una cierta crítica a la industria de arte. “Creo que el libro va sobre las exigencias desmedidas y ridículas que se les piden a muchos trabajadores: que sean creativos, flexibles, internacionales, que hablen idiomas, que muestren todo lo anterior en Instagram y que se contenten, para colmo, con dos pesos. Y ese mundo de malabaristas, creo, se representa bastante bien en la imagen del artista contemporáneo”, señaló su autor a Culto.
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