Teju Cole: “Una de las cosas que he aprendido es que los grandes cambios siempre están por venir”

Teju Cole, new professor of the practice
Teju Cole ocupa la cátedra Gore Vidal de escritura creativa en la Universidad de Harvard. Foto: Stephanie Mitchell/Harvard Staff Photographer

Novelista, ensayista y fotógrafo, el aclamado autor de Ciudad Abierta se presentará el próximo jueves 18 en el seminario La Ciudad y las Palabras. Escritor nigeriano-americano llega a Chile tras publicar Black Paper, un conjunto de ensayos donde reflexiona sobre el arte, la identidad y el sentido ético. “Las artes pueden ser un entorno útil para pensar en lo que nos debemos unos a otros”, dice.


Fue a Italia para visitar las ciudades donde vivió Caravaggio. El extraordinario artista del barroco huyó de Roma acusado de asesinato y viajó hacia el sur. “Todos los lugares del exilio de Caravaggio se habían convertido en importantes focos de tensión en la crisis de la inmigración, lo cual no fue una coincidencia: había ido a ellos porque eran puertos”, escribe Teju Cole. Viajando en tren hacia Messina, reflexiona: “Ya no podía separar mi exploración de los años de exilio de Caravaggio de lo que estaba viendo a mi alrededor en la Italia contemporánea: el mar era el mismo, la sensación de peligro rimaba”.

El escritor y fotógrafo americano nigeriano se estremeció en el Museo Regional de Messina frente a La resurrección de Lázaro y La adoración de los pastores. De algún modo, sintió que el dramatismo de las pinturas de Caravaggio creaban un campo de fuerza y, con cientos de años de distancia, le hablaban, despertaban su conciencia.

Teju Cole no pudo evitar relacionar las obras de Caravaggio con los inmigrantes que veía bajar de los barcos en la costa. “No es difícil imaginar que cuando pintó La adoración de los pastores, podría haberse encontrado en una profunda simpatía por la Sagrada Familia. Después de todo, se enfrentaban a una de las necesidades humanas más simples y complicadas: un lugar seguro y decente para pasar la noche”, escribe.

Después de Caravaggio es el ensayo de apertura de Black Paper, el libro de no ficción publicado por Teju Cole en 2021. El volumen lleva por subtítulo Writing in the Dark Times, fue finalista del Pen America Literary Award y es la obra más reciente del premiado autor de Ciudad Abierta.

Invitado al ciclo La Ciudad y las Palabras de la UC en 2019, su visita fue postergada por el estallido social primero y la pandemia después. Finalmente, el próximo jueves 18, Teju Cole ofrecerá su postergada conferencia y con ella el seminario del Doctorado en Arquitectura retomará sus actividades presenciales.

-Estoy muy contento de viajar finalmente a Chile. Creo que este viaje y todos los retrasos que lo acompañaron fueron una ilustración perfecta de lo complejo que puede ser el mundo. Crees que tienes un plan para ir a algún lado, pero ocurre una revolución, ocurre una pandemia. Pero si tienes suerte, tu plan eventualmente se hará realidad, que es lo que parece estar sucediendo ahora -dice a través del e-mail. Agrega:

-Ha sido un ejercicio de paciencia y de humildad, pero también de reflexión sobre lo frágil que es el mundo. Una de las cosas que he aprendido es que los grandes cambios siempre están por venir, pero no sabemos si el cambio será para bien o para mal. Todo lo que podemos hacer es tener una actitud de flexibilidad. ¿Cómo te preparas para la revolución política? ¿Cómo te preparas para una pandemia? No puedes, no realmente. Pero puedes ser moralmente alerta e intelectualmente flexible. Eso te da una oportunidad de sobrevivir.

Nacido en Michigan en 1975, Teju Cole creció en Laos, Nigeria, y luego se trasladó a Brooklyn. Es doctorado en historia del arte por la Universidad de Columbia y actualmente ocupa la cátedra Gore Vidal de escritura creativa en la Universidad de Harvard.

Autor de ocho libros, alcanzó reconocimiento internacional con Ciudad abierta, novela sobre un joven siquiatra nigeriano que emprende caminatas por Nueva York. Entre 2015 y 2019 fue crítico de fotografía de The New York Times y ha expuesto su obra visual en España, Italia, Suiza y Estados Unidos. A inicios de 2021 editó Golden Apple of the Sun, un proyecto pandémico donde fotografió el mesón de su cocina todos los días durante cinco semanas, y escribió un ensayo en torno a lo doméstico y la comida con dimensión histórica.

Admirador de John Berger y WG Sebald, Cole es un autor reflexivo y de aliento poético. “Estos ensayos que parecen joyas, desarrollados a partir de una serie de conferencias que Cole pronunció en la Universidad de Chicago en 2019, son testimonio tanto de sus muchos talentos como de la asombrosa agudeza con la que observa el mundo. Su escritura entreteje cuadernos de viaje, crítica de arte y meditaciones sobre la crueldad de la política del siglo XXI. Pero quizás se trate en última instancia de la lucha de la humanidad por el significado y la pertenencia”, escribió The Guardian sobre Black Paper.

La conferencia de Teju Cole está agendada para el próximo jueves, a las 18.00, en el auditorio de la Facultad de Arquitectura UC (El Comendador 1916, inscripciones al mail lvillarr@uc.cl).

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¿Por qué le interesó la invitación al seminario La Ciudad y las Palabras?

Nunca he estado en Chile, y me interesaba mucho la posibilidad de conversar seriamente con personas que han reflexionado profundamente sobre los problemas de la convivencia en sociedad.

Los viajes han sido centrales para su vida y su trabajo. ¿Qué espera de este viaje a Santiago?

Bueno, durante los últimos tres años viajé muy poco. Ni siquiera crucé el Atlántico hasta el pasado mes de julio. Entonces, mi vida también cambió de esa manera. Pero sí creo que la intensidad de los viajes está comenzando a regresar nuevamente. En cuanto a Santiago, tengo la mente abierta sobre lo que encontraré allí: todas las ciudades son esencialmente iguales, y cada una de ellas es absolutamente distinta. Esa paradoja es a lo que trato de prestar atención.

El tema de la identidad es uno de los más relevantes en nuestras sociedades hoy. La cuestión de la identidad rodea a Julius, el protagonista de su premiada novela Ciudad abierta. Siendo un escritor nigeriano-estadounidense, ¿cómo aborda la cuestión de la identidad?

Es uno de esos temas que requieren un enfoque fuerte y sutil a la vez. Creo que ha sido importante que en todas nuestras sociedades nos enfrentemos a cuestiones de género, raza, clase, sexualidad, etc. Estos asuntos estructurales han sido la causa de tanta opresión, y creo que los errores específicos requieren soluciones específicas. No podemos simplemente decir “olvídate de todas esas cosas, seamos amables el uno con el otro”. No, tenemos que reconocer por qué ocurrieron los errores en primer lugar.

Por otro lado, creo que también es importante enfatizar que la “identidad” no es solo algo importante para los negros, los homosexuales o las mujeres. De hecho, la razón de la opresión estructural en torno a estas cuestiones es precisamente porque los blancos, los heterosexuales, los hombres, etc., se han involucrado tanto en sus identidades. Las personas que más invierten en “políticas de identidad” son los hombres blancos heterosexuales. Así que no creo que deban pensar en sí mismos como personas sin categorías mientras todos los demás están en categorías.

El año pasado publicó el libro de ensayos Black Paper. Leí que trabajó en él durante la presidencia de Donald Trump. ¿Es a eso a lo que se refiere el subtítulo del libro, Writing in the Dark Times?

Sí, se refiere en parte a esa realidad políticamente deprimente. Pero creo que el tema de los tiempos oscuros va más allá del ganador de una determinada elección en un determinado país. Como digo en el libro, “tiempos oscuros” se trata de tiempos inciertos, pero no necesariamente de malos tiempos. La oscuridad puede contener posibilidades de crecimiento y renovación. Así que también hay un aspecto inesperadamente optimista.

Según he leído, uno de los temas que aborda en Black Paper es la relación entre arte, experiencia estética y sentido ético. ¿Podría referirse a él?

¡Animo a sus lectores a leer esos ensayos! Los argumentos que esgrimo allí son largos e intrincados. Pero la versión breve es que la atención cercana a las artes es un gran consuelo, y las artes pueden ser un entorno útil para pensar en lo que nos debemos unos a otros. Pero lo digo con más cuidado en los ensayos.

Ciudad

Uno de los temas que le preocupan es la migración y ha escrito sobre el lenguaje con el que nos referimos a ella: wave, flow. ¿Cómo impregna el lenguaje la forma en que los percibimos?

Así es, la forma en que tratamos a otras personas a menudo es visible en el lenguaje que usamos sobre ellos. Y hablar de un “flujo de migrantes” o de una “ola de inmigración ilegal” oscurece la realidad de las vidas humanas involucradas. También oculta que en la misma situación que estas personas, todos haríamos exactamente lo mismo: salir de casa en busca de una vida mejor. Pero los políticos se benefician del uso de un lenguaje abstracto y deshumanizante. Si realmente estuviéramos enfocados en el dolor personal de nuestros semejantes, si realmente creyéramos que los demás son humanos en la forma en que somos humanos, nuestras políticas se verían muy diferentes.

“Entre los derechos humanos está el derecho a permanecer invisible y oscuro”, escribe en otro lugar. ¿Podría explicar esta idea?

Esto nos devuelve a la idea de que lo que es “oscuro” puede ser desconocido, pero eso no significa que sea malo. Desde el punto de vista del colonialismo, todo tenía que ser expuesto y examinado para poder ser controlado. Entonces, si decimos “no, no le estamos dando acceso a esta parte de nosotros mismos, esta parte de nuestra experiencia”, eso puede registrarse como un gesto anticolonial significativo.

Black Paper

“Pero la razón secreta por la que leo, la única razón por la que leo, es precisamente por esos momentos en que la historia que se cuenta es profunda y casi místicamente alerta al mundo, una alerta que ve las cosas como son o sueña cómo podrían ser”, escribe en uno de los ensayos. ¿Alude esto al poder de la literatura para influir políticamente en el mundo?

Sí, hay un aspecto político en eso. Pero mi punto principal allí es que en realidad hay un aspecto privado y esencialmente apolítico en la literatura. La literatura tiene la capacidad de enseñarnos a estar felizmente solos.

¿Cómo aprecia que sus novelas, ensayos y sus fotografías dialogan entre sí?

He estado publicando ficción, no ficción y fotografía durante unos 15 años. Cuanto más profundizo en mi trabajo, más me doy cuenta de que todos sus aspectos están conectados, todo surge de hábitos similares de concentración y atención. Cada práctica requiere su propia experiencia: ser bueno en una no lo ayuda automáticamente a ser bueno en otra, pero si hace su debida diligencia para aprender el oficio, la parte profunda del trabajo muestra estos vínculos entre géneros. Mis fotografías y mis novelas pueden estar haciendo cosas diferentes, y de hecho tienen que hacer cosas diferentes, pero todavía quiero que mis fotografías parezcan el trabajo de la misma persona que escribe mis novelas.

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