Martín Kohan: “Sigo la línea de Woody Allen, no pienso y no hablo de la muerte”
El prolífico autor trasandino acaba de publicar Desvelos de verano, un volumen de cuentos ambientados en la estación estival. En charla con Culto, desmenuza el libro, cuenta por qué le gusta el verano, la importancia del formato cuento y se refiere al triunfo de Javier Milei en las recientes elecciones PASO.
Mientras veraneaba con su familia, entre siestas reposadas, lecturas sin prisa, el calor seco y los desvelos por no poder dormir, Martín Kohan (56) comenzó a darle forma a una serie de cuentos. Es que la época estival es su momento favorito del año. Así le comenta a Culto al otro lado de la pantalla, vía Zoom.
“A mí el frío me resulta hostil. Me gusta mucho andar por las calles, por las ciudades y en cambio, no me gusta el espacio de las casas -de todas maneras no tengo alternativa y vivo en una casa-. El invierno es bastante disuasorio en ese sentido, porque la calle se vuelve un espacio ingrato. El verano es para mí también el espacio de lo abierto, y a diferencia del retraimiento, el cuerpo sobre sí mismo, las capas de ropa y quedarse adentro, lo ligo con la comunicación entre espacios interiores y exteriores”.
Así fue como Kohan le dio forma a una serie de 10 cuentos que se publican en nuestro país con el sugerente título Desvelos de verano, a través de la editorial independiente chilena Banda Propia. En ellos, da cuenta de una serie de relatos afincados en polvorientos pueblos pequeños, de provincia, en que el calor sofocante es un elemento que los unifica. También las dinámicas de las cosas impensadas.
“Estaba la idea -a la que responden prácticamente todos los textos de este libro- de crear historias diferentes pero que tuvieran una misma atmósfera. Es decir, la idea de que el verano fuese casi un personaje de los cuentos, que tuviera la misma incidencia que puede llegar a tener un personaje”. Así pasan matrimonios, engaños, una chica que no puede dormir, curas de pueblo, una adivina, una mujer policía, entre otros seres y pillastres.
El bonaerense es uno de los escritores más notables de su generación. Premio Herralde de Novela 2007 por su notable Ciencias Morales, es Licenciado y Doctor en Letras por la Universidad de Buenos Aires. Prolífico escritor, ha publicado 11 novelas, 5 libros de cuentos y 10 de ensayo. Si bien, sus mayores logros los ha obtenido en la novela, también es un defensor del género corto, del que, convengamos, hay una tradición notable en su país, con exponentes destacados como Ricardo Piglia, Julio Cortázar, Hebe Uhart, Samanta Schweblin, o el mismo Jorge Luis Borges.
“Es muy llamativo lo que pasó en la literatura argentina, y debo decir en mi propio caso, porque la tendencia del mundo editorial desde hace unos años varios años, es la de privilegiar las novelas. Al menos eso es lo que uno percibe o lo que surge en conversaciones, lo cual es fuertemente discutible y cuestionable. Por ejemplo, Samantha Schweblin comenzó escribiendo cuentos, le iba muy bien, y ella misma contaba que le preguntaban una y otra vez por la novela como si fuese todavía una escritora en vías de conformación hasta que no termine de ratificarse en el género novela”.
“El caso de la literatura argentina es especialmente arbitrario e injustificado ¿por qué? Porque la literatura argentina hace centro ni más ni menos que en Borges. Y como ya sabemos, excepto algún presidente de la nación que en algún momento mencionó haber leído la novela de Borges, él no escribió novelas”.
Además del verano, otro elemento que aparece mucho en estos cuentos es la muerte…
Yo sigo la línea de Woody Allen. Una vez le pidieron que se pronunciara sobre la muerte y solo respondió: ‘estoy en contra’. Eso me representa completamente. En el mundo de lo que llamaríamos el mundo de la vida, (la muerte) es algo de lo que no pienso, y no hablo. Por eso mismo, y porque para mí la escritura de la literatura no reproduce mi relación con las cosas en el mundo, es que lo abordé. Tiene más que ver con explorar ideas y circunstancias distintas a las que habitualmente vivo. Tiendo a no hacer de la literatura una especie de prolongación de la propia vida, sino más bien al revés. De probar en la literatura y de hacer pasar por la literatura lo que no hago pasar por mi vida cotidiana.
También aparece el juego del ajedrez, en dos de los cuentos…
No es que yo juegue demasiado ajedrez, juego poco y mal. No es una afición personal, es evidentemente una afición literaria. En el mismo sentido que te decía lo de la muerte, que puede serlo cuando estoy escribiendo. El mundo del ajedrez no me atrae tanto en el mundo de la vida, pero a mi hijo le gusta mucho el ajedrez y lo juega muy bien, disfruto de sentarme a jugar con él, pero es claramente algo de la literatura. El ajedrez es una ficción de guerra, y da la posibilidad de que se dirima primero de manera incruenta y después con un grado alto de cerebralidad, que no es que la guerra no lo tenga -lo tiene en la dimensión estratégica- pero la idea en el ajedrez es que predomine tanto lo cerebral como la condición del ajedrecista. Te agregaría algo que está en esos dos cuentos: la soledad del ajedrecista, solo comparable a la soledad del boxeador.
Como argentino, es imposible no consultarte por los resultados de la recientes elecciones PASO, que dieron como más votado al candidato de la ultraderecha, Javier Milei. ¿Qué piensas de él?
La situación me parece de veras preocupante. En parte sabemos que este tipo de irrupciones políticas se están produciendo en distintos lugares en el último tiempo, con algunas características compartidas: lo atípico y lo disruptivo del candidato, y el carácter fuertemente reaccionario de su ideología. Creo que el desafío es pensar una y otra vez, ¿cuáles fueron las condiciones que hicieron que esto fuera posible?, ¿Qué les pasa a los a los votantes de Milei?, ¿realmente creen o quieren que haga lo que dice que va a hacer? ¿apuestan a un proyecto o en verdad adhieren a la furia reactiva contra un estado de cosas? que como estado de cosas es verdaderamente decepcionante y hasta deplorable, ¿por qué la reacción toma ese carácter? A mi entender, en Milei hay una simplificación y una banalización de la noción de libertad, que se viene usando de modo superfluo y vacío. Por otro lado, y esto pasa en términos generales, el tono medio de la circulación social de la palabra subió fuertemente su gradación de violencia y agresividad. La violencia del energúmeno ya ganó el centro de escena, eso impide el debate, e impide la polémica. De hecho, Milei no es un gran polemista, es alguien a quien le molesta muchísimo que le hablen mientras habla. Una de las cosas que más lo irrita es no poder hablar él solo, de manera que no es exactamente una polémica lo que ofrece. Lo que ofrece es violencia. Entonces, la pregunta es ¿qué ha estado pasando para que esa violencia no solo sea posible, que lo es, no solo sea admisible que lo es, sino que pase a ser deseable?.
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