De fundo a pulmón verde: historia del Jardín Botánico de Viña del Mar arrasado por los incendios
El lugar arrasado por las llamas durante el fin de semana, tiene una larga historia de poco más de un siglo ligado a la Ciudad Jardín. Fue impulsado por el magnate Pascual Baburizza, pero tras un período, lo cedió al Estado chileno, el que lo ha ido administrando, a partir de varias de sus instituciones, hasta llegar al modelo actual, administrado por la Fundación Jardín Botánico Nacional.
Es una de las imágenes más impactantes que ha quedado a consecuencia de los incendios forestales que han afectado a Valparaíso y Viña del Mar; la destrucción del Jardín Botánico de la Ciudad Jardín. Uno de los sitios tradicionales de paseo para los turistas y los viñamarinos, resultó afectado en su mayor parte, principalmente en el sector Los Tilos, además de lamentarse la muerte de una de sus funcionarias, junto a tres familiares.
El parque tiene una historia que se remonta hasta el primer cuarto del siglo XX, mientras el mundo era sacudido por la I Guerra Mundial. El terreno era propiedad del empresario de origen croata, Pascual Baburizza (el mismo que también fue propietario del palacio que lleva su apellido en el Cerro Alegre de Valparaíso), quien hizo su fortuna en la industria del salitre y la industria naviera. Es decir, un modelo similar al de los empresarios de la época, que invertían en industrias relacionadas entre sí (como lo hizo, por ejemplo, Matías Cousiño, con su inversión en el carbón de Lota y en su propia flota de vapores).
“(Baburizza era) un adulto austero y extrañamente solitario, acumula una da las mayores fortunas de Chile en el siglo XX; justo antes de la crisis del salitre inexplicablemente se retira del negocio, vende todas sus acciones y se reinventa una nueva vida de predios, flores, arbustos y árboles; empresas agro-forestales y producción de maderas y alimentos, de empresas navieras y portuarias, de compañías de seguro, de nuevos bancos, en la bolsa de Nueva York, en el estaño de Bolivia”, explica una semblanza sobre el empresario publicado en la Memoria anual 2017 de la Fundación Jardín Botánico Nacional.
En 1917, y a la usanza de los empresarios de la época, Baburizza adquirió el fundo El Olivar, de 404 hectáreas y ubicado a 7 kilómetros de la plaza de Viña del Mar, siguiendo el curso del estero Marga Marga. Pero su deseo era crear un parque al estilo europeo, por lo que en 1918 contrató a Georges Henri Dubois Rottier (diseñador del Parque Forestal de Santiago) para proyectar el lugar. Así dio origen a un hermoso paseo con un formidable campo de prados y vegetación, algunas de las cuales plantó él mismo según .
Años después, en 1931, cuando el país era golpeado por los estragos de la Gran Depresión, Baburizza donó el fundo El Olivar a la Compañía del Salitre de Chile, con la idea de que este se usara como un campo de experimentación y desarrollo agrícola. Esta lo transfirió en 1935 a la Corporación de Ventas del Salitre y Yodo (un estanco creado bajo la segunda presidencia de Arturo Alessandri Palma para regular la exportación y comercialización de ambos minerales), la que mantuvo abierto el parque al público por 20 años, de allí a que por un trecho de la centuria el lugar fuese conocido como Parque del Salitre.
Sin embargo, casi veinte años más tarde, en 1951, la Corporación de Ventas del Salitre y Yodo, traspasó el terreno estado de Chile. Es en ese momento que adquiere su fisonomía y su nombre como Jardín Botánico Nacional bajo la administración de la CONFIN (Consejo de Fomento e Investigaciones Agropecuarias) institución antecesora del INDAP, quien lo administra hasta 1982. Incluso a comienzos de los ochentas, y por un breve tiempo, existió un pequeño zoológico en el lugar.
En ese año, el Parque fue entregado en comodato a la CONAF, institución que se orienta a la conservación de la naturaleza, gracias a su perfil técnico y su especialización en protección de incendios en áreas de uso público. Bajo esta administración se crea un parque de fauna de 150 hectáreas y según datos del sitio oficial del Parque, se llegó a tener un promedio de visitantes de casi 100.000 personas al año.
Desde 1992, el Parque es administrado por Fundación Jardín Botánico Nacional (FJBN). Esta le permite al lugar contar con mayor autonomía y no depender de la administración de las instituciones del Ministerio de Agricultura. Actualmente, se extiende por 305 hectáreas (de las cuales 32 corresponden al antiguo Parque del salitre), y en cuanto a la asistencia, según las cifras oficiales el Parque tiene un promedio de visitación cercano a las 200.000 personas por año.
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