Yasmina Reza, entre un encuentro casual y un homenaje al teatro
La destacada escritora francesa vuelve a los escaparates nacionales con dos libros. El primero, Adam Haberberg, una especie de comedia donde un escritor fracasado y con matrimonio en crisis se reencuentra con una compañera del colegio. El segundo, Anne-Marie La Bella es un monólogo en que una actriz ya veterana repasa su vida. Se trata de un homenaje de Reza al género donde obtuvo su mayor éxito.
¿Qué pasaría si un día cualquiera, de la nada, nos encontramos con un antiguo compañero del colegio con el que apenas tuvimos vínculo? ¿Qué le diríamos? Es el ejercicio de realiza la escritora, actriz y dramaturga francesa Yasmina Reza (64) en su novela Adam Haberberg, recién publicada en nuestro país vía Anagrama. En rigor, es una reedición, puesto que el libro es original de 2003, pero hasta ahora no estaba disponible en los escaparates chilenos.
En sus breves 136 páginas el protagonista es un escritor fracasado, Adam. Su último libro resultó un fiasco y para pasar la amargura, se va una tarde al zoológico para ver a las avestruces. No tiene ganas de volver a casa donde lo espera una esposa que lo detesta y un matrimonio que se va a pique. Ahí se encuentra casualmente con Marie-Thérèse Lyoc, quien fue una compañera en el colegio. Después de un intercambio de palabras algo incómodo, ella lo invita a cenar a su casa y Adam solo busca una excusa para irse a la primera de cambio.
En rigor, Adam Haberberg se parece más a una sitcom que a una novela más clásica, y muestra a un hombre poco común, que a veces da lástima, pero que funciona como un trasunto del escritor masculino más tradicional. Así lo cree la escritora y crítica española Luna Miguel en El País. “La biografía de Haberberg es la de un ‘escritor macho’ de manual. Reza, que cree que sus opiniones como escritora son estériles y enturbian las lecturas honestas del texto, deja filtrar en este tipo una parodia del escritor cisgénero, heteronormativo, blanco y misógino que se adelanta casi dos décadas a las críticas que desde los feminismos vertimos ante dichos especímenes”.
“Haberberg tiene algo de Humbert Humbert en sus momentos de rabieta y de manía persecutoria; una sensación que Reza acelera con una alternancia de frases breves y tajantes con subordinadas que se van mucho por las ramas, o parloteos que a veces ni siquiera traspasan la mente de sus protagonistas, aunque luego lo inunden todo”.
El encuentro entre Haberberg y Lyoc es la madeja que va desenredando la historia hasta el final. Eso tiene que ver con la forma con que Reza desenrolla sus historias. “Parto siempre de una situación que, intuyo, puede encerrar un tema que se podría desarrollar más; veo unos personajes en una situación y ambos conforman un mundo que se va desvelando a sí mismo. En ese sentido me siento más cercana a un fotógrafo o a un pintor. Nunca escribo sobre un tema, no sé ni cómo sería algo así. Jamás me he propuesto algo como: ‘Voy a escribir sobre las difíciles relaciones entre madres e hijas’”, explicó en una entrevista con El Mundo, en 2018.
Reza, una de las autoras referentes de las letras francesas, nació el 1 de mayo de 1959 en París, hija de padre iraní y madre húngara, ambos judíos. Cursó estudios en la Universidad de París y dio sus primeros pasos como actriz en la Escuela de Arte Dramático Jacques Lecoq Su primera obra teatral fue en 1987 y se llamó Conversaciones tras un entierro, con la que obtuvo el prestigioso premio Molière. En su escritura, se combinan instantes algo poéticos, imágenes muy claras y un relato ágil. Quizás se podría hacer un paralelo con su compatriota, Annie Ernaux, quien también escribe novelas breves y accesibles, aunque a diferencia de la Premio Nobel, Reza no se ubica tan decididamente en la autoficción.
Homenaje al teatro
La casa editora catalana también acaba de traer a Chile una de sus últimas novelas, Anne-Marie La Bella. Original de 2020 en francés, acaba de ser traducida al castellano. En 64 páginas, se trata del monólogo de una actriz veterana, Anne-Marie, que va repasando su vida. Todo como un flujo, sin usar puntos aparte. “Soy de Saint-Sourd-en-Ger, señora, una región en donde no nos quedamos tumbados
En Saint-Sourd, cuando yo era niña, estaban los pozos de carbón y la Compañía Teatral de Prosper Ginot
Veíamos pasar por el pueblo a los actores de la Comédie de Saint-Sourd. Andaban solos o en parejas por allí. Sobre todo los domingos porque había mercado”.
De alguna manera, en este libro Reza le hace un homenaje al teatro, lo cual se entiende en su condición de actriz y de dramaruga. Algo que, por supuesto, ha influenciado en su acercamiento a la literatura. “Cuando sabes lo que es capaz de hacer un buen actor, aprendes a escribir poco, con las menos palabras posibles, y a dejar espacio para lo que el intérprete puede aportar. A este respecto, creo que, si se hace una adaptación en clave de sainete [se refiere aquí, por ejemplo, a la película Un dios salvaje, dirigida por su sin embargo amigo Roman Polanski], se destruye la obra porque todos los personajes quedan reducidos a estereotipos”.
Aunque en este libro, Reza ubica a la actriz a narrar sobre todo las desventuras de su vida. “Pone a una actriz retirada a enumerar los amores y las miserias de toda una vida. Desde el oscuro patio de butacas que son sus libros, las lectoras dudamos de si lo que suena es la voz del personaje o su cerebro enmarañado. La confusión mente-voz ya es marca de la casa en Yasmina Reza”, señala Luna Miguel.
Y fue en el teatro donde se ubicó su éxito más grande hasta la fecha, la obra Art, que incluso ha sido presentada en Chile y que ha tenido a intérpretes como el argentino Ricardo Darín. Se trata, sobre todo, sobre una reflexión sobre el arte. Con eso llegó la fama, que su autora ha manejado de una manera bastante particular. “El éxito no es, evidentemente, un acontecimiento que se pueda aceptar de manera neutra -dijo a El País-. Es algo que ‘desestabiliza’ en el sentido literal del término, como todo deseo que llega a realizarse. El éxito provoca muchos malentendidos. Entre la gente que te admira, muchos lo hacen por razones que, en tu opinión, no son las correctas. Esa es la razón de que no proporcione seguridad. Nunca he pensado que el éxito sea una confirmación del talento”.
En El Mundo complementó: “Lo que aprendí enseguida es que no había que mostrarse. Nada de fotos ni de salir en programas televisivos: en Francia es muy raro que un escritor no salga por televisión porque eso vende. Yo procuro no ir siquiera a ferias del libro; así me protejo para poder llevar una vida normal”.
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