Selva Almada y Gabriela Wiener: las destacadas autoras latinoamericanas nominadas al International Booker Prize 2024
No es un rio, de Selva Almada; y Huaco retrato de Gabriela Wiener acaban de entrar en la "Lista larga" del prestigioso galardón. La primera es una novela bastante masculina que transcurre en el Paraná, la segunda es una novela casi autobiográfica donde Wiener habla de un antepasado suyo que fue expoliador de tesoros incas.
Una argentina, la otra, peruana. Selva Almada y Gabriela Wiener son dos de las escritoras latinoamericanas que han animado el panorama literario de los últimos años firmando libros esenciales. Por ello, no es de extrañar que ambas hayan sido recientemente seleccionadas para la llamada “Lista larga” (13 libros) del International Booker Prize 2024, el mismo galardón al cual estuvo nominado el chileno Benjamín Labatut, en 2021, y la mexicana Guadalupe Nettel, en 2023.
El galardón reconoce a obras escritas fuera del Reino Unido que hayan sido traducidas al inglés y publicadas en Reino Unido e Irlanda. En el caso de la primera, obtuvo su nominación gracias a su novela No es un río (Not a River, en su traducción al inglés), y en el caso de la segunda, su novela Huaco retrato (Undiscovered, en su traducción al inglés).
No es un río, publicada en 2020 por Random House, es una novela cuyos protagonistas son 3 hombres. Todos viven en condiciones agrestes al borde del río Paraná, y la historia cuenta cómo se vinculan entre ellos, cómo van creando lazos emotivos, pero con la violencia de telón de fondo, propia de hombres más bien ásperos y rudos que solo saben solucionar los pleitos a golpes.
De hecho, No es un río abre con una escena bastante llamativa. Dos amigos llevan de pesca al hijo de otro fallecido camarada. Ahí, en el río atrapan una enorme mantarraya a punta de disparos. “Esa anécdota es real -contó a Culto-. Es algo que a mí me contaron, eso pasó justamente en el río Paraná. Creo que nunca lo menciono en la novela, pero sí estaba pensando en él y en las islas que lo pueblan. Lo que me impresionó fue que hubiese una mantarraya gigante en aguas dulces, pero sobre todo, que se la rematara de un tiro”.
Es que la violencia de las relaciones masculinas es un tema que a la autora le resulta llamativo. Así lo comentó en charla con Télam. “Esa mirada también está en mis novelas porque sería pasar por alto una parte casi constitutiva de las relaciones varoniles que tienen que ver con la violencia y con agruparse para violentar, una característica muy masculina. (...) Tiene que ver con esos pactos de masculinidad y los varones que se construyen en mis historias padecen esa marca. (...) Y así como está este ingreso medio básico del mundo masculino, ese más recurrente, también está la posibilidad de que esos hombres puedan establecer otro tipo de lazos entre ellos y con su entorno. (...) En No es un río los isleros pueden ser muy violentos con los forasteros pero también tienen una nobleza y una entrega hacia la naturaleza, el río, el monte”.
A pesar ser mujer, Almada admite que no le fue complicado escribir una novela sobre un universo de hombres. “No. No me resulta difícil, tuve mucho contacto con varones de chica. Durante muchos años, siempre mis vínculos fueron con mis hermanos, mis tíos, mis primos, siempre muy rodeada de varones. No es un universo que sea desconocido para mí. De todos modos, en la ficción, el desafío de la escritura es también poder ponerte en los zapatos de alguien que no sos vos. ¿Cómo hacer un cuento ambientado en Marte si nunca has ido a Marte?”.
No es un río es la novela que cierra su llamada “trilogia de varones”, junto con dos de sus imperdibles: El viento que arrasa (2012) y Ladrilleros (2013). “Cuando empecé El viento que arrasa no sabía que iban a seguir estas dos novelas, de hecho cuando escribí Ladrilleros tampoco lo sabía -dijo a Télam-. Pero cuando aparecieron las primeras imágenes de esta novela pensé que entre las tres podían formar una especie de trilogía porque están concentradas en personajes masculinos y en el universo de los varones”.
Un tatarabuelo saqueador
En su sitio web, el International Booker Prize resume Huaco retrato, de Gabriela Wiener, de una manera bastante precisa: “Es una novela provocativa, irreverente, que se enfrenta con el legado del colonialismo a través de los vínculos de la familia de una peruana con los colonizados y los colonizadores”. Es que en sus páginas, la cronista mira hacia uno de sus ancestros, su tatarabuelo, el explorador austriaco nacionalizado francés Charles Wiener, quien expolió desde el Perú nada menos que 4.000 figuras incásicas para llevarlas a Europa; pero la conecta con la historia de su fallecido padre, de quien descubre tenía una familia paralela; y su propia vivencia en el poliamor, con un esposo y una novia.
Wiener, autora de libros reconocidos como Sexografías (2008), Nueve lunas (2009) o Dicen de mí (2017), ha sido más conocida como cronista junto a otras plumas notables como las de Leila Guerriero o Martín Caparrós. Pero en esta oportunidad da un paso hacia otro espacio que hasta entonces no había explorado. Esas tres historias las armó como una novela, por lo que hace su debut en la ficción.
“Se me ocurrió hacer un libro sobre mi tatarabuelo hace una década, pero ahí no hubiera podido escribirlo porque tenía que estar empapado de reflexiones que me vienen ahora: el activismo antirracista, teorías del pensamiento feminizadas y anticoloniales, que son las que nutren ideológicamente al libro”, comentó Wiener en charla con Culto.
“El libro es básicamente la crónica, el retrato, la respuesta desde la imaginación crítica a la conciencia de tener presuntamente un antepasado así. El libro recoge esta lucha que tengo con su legado. Fue leer su libro, encontrarme con su lenguaje racista, encontrarme en un museo en París con su colección saqueada. Fue ir uniendo los pedazos de este personaje que también es muy contradictorio, tampoco lo podemos ver solamente como un verdugo. Era un inmigrante judío, una persona que va intentando obtener todas las medallas posibles para no ser segregado”.
“Hay una conexión entre la protagonista y él, una relación de amor-odio, y es un personaje que ha condicionado su presente. No sabe qué le indigna más: que haya dejado un bastardo, el primer Wiener peruano, o que se haya robado a un niño para demostrar la eficacia de su proyecto civilizador blanco, o que se haya llevado todos esos tesoros. Son muchas cosas que a Charles Wiener lo hacen un personaje interesante con el que me interesaba lidiar. No en términos absolutos, sino viendo los matices”.
En cuanto al International Booker Prize, el próximo paso es el anuncio de la “Lista corta”, de 6 libros, agendado para el 9 de abril. En tanto, el libro ganador se dará a conocer en una ceremonia el 21 de mayo.
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