De El patito feo a Frozen: las trágicas historias reales tras los Cuentos de Andersen
El autor danés escribió casi 200 cuentos en el siglo XIX. Muchos de ellos superaron la prueba del tiempo y hasta hoy, se mantienen como clásicos de la literatura infantil. Hay también varias adaptaciones cinematográficas que han aportado a ese propósito. Este martes 2 de abril, a 219 años de su natalicio, en Culto recordamos las tramas reales que originaron muchos de los filmes Disney de la actualidad.
Hans Christian Andersen fue un escritor danés del siglo XIX, nacido un 2 de abril de 1805, hace 219 años. Entre sus textos se encuentra poesía, obras teatrales y novelas, sin embargo, hasta hoy, sus obras más conocidas están dentro del género infantil: los Cuentos de Hadas de Andersen. Muchos de estos han superado el paso del tiempo y se han mantenido vigentes en la cultura popular, con títulos y personajes llevados incluso a la pantalla grande, como Pulgarcita, el Soldado de Plomo, el Patito Feo y la Sirenita.
Escribió y publicó casi 200 cuentos entre 1835 y 1872. Con historias que en su momento no obtuvieron mucha popularidad, pero que hoy son mundialmente reconocidas; en cada una, sin embargo, hay varias diferencias con el material original, ya que en muchos casos –sobre todo por las adaptaciones de Disney– se suavizaron ciertos sucesos de las tramas, que tendían a ser sangrientos e incluso crueles, algo típico del movimiento romántico, la época en la que fueron creados.
Estas historias encontraban su inspiración en personajes de la vida diaria del autor, héroes míticos, animales e incluso objetos que adquirían personalidades humanas. En muchos casos eran comparados con fábulas, debido al carácter infantil del género. No eran precisamente cuentos de hadas para dormir o disfrutar en familia, pero con el paso de los años, estas se han transformado para poder llegar a todo tipo de público.
En conmemoración a la obra del autor y a propósito de su natalicio, en Culto realizamos una recopilación con las historias reales tras los conocidos cuentos.
*El Patito Feo (y el intento de suicidio que Disney no contó)
Tal como en la historia popularmente difundida, principalmente por el cortometraje de 1939, por la compañía Walt Disney Productions, el protagonista es un pato que acaba de nacer, y que desde el primer momento es molestado por sus hermanos, debido a sus diferencias físicas.
“Los patos lo pellizcaban, las gallinas lo picoteaban y, un día, la muchacha que traía la comida a las aves le asestó un puntapié”, dice un fragmento del cuento original. No se trataba solo de insultos, la violencia escalaba hasta lo físico. Hoy podría acuñarse como un caso de bullying, en el que el acoso es tan grande, que la víctima termina incluso por creer que todo es su culpa: “¡Es porque soy tan feo!”, se repite el personaje en varias ocasiones.
El final es el mismo que se ha difundido durante años: el pato se da cuenta de que en realidad es un cisne, y solo es cosa de tiempo para que llegue a su majestuosa figura en la adultez. Pero, lo distinto que tiene el cuento original es la manera en que se da cuenta de su procedencia.
El patito llega a un río, cansado de los malos tratos por parte de sus hermanos, es ahí cuando ve a unos cisnes en el agua. En ese momento piensa que lo tratarán mal, al igual que todo el resto de los animales: “Me darán de picotazos hasta matarme, por haberme atrevido, feo como soy, a aproximarme a ellas. Pero, ¡qué importa! Mejor es que ellas me maten, a sufrir los pellizcos de los patos, los picotazos de las gallinas, los golpes de la muchacha que cuida las aves y los rigores del invierno”, se lee en el cuento. La escena es una clara escena de suicidio, en la que el protagonista decide morir a manos de esos bellos seres, porque tiene la certeza de que en su hogar las cosas no mejoraran. Este último encuentro termina con final feliz, pero eso es netamente por casualidad, luego de los oscuros pensamientos que el patito expresó.
*El intrépido soldadito de plomo (y el final en una hoguera)
El soldado de plomo es un personaje que aparece en varios productos audiovisuales infantiles. El clásico traje color rojo, acompañado del sombrero, son característicos –incluso existe una versión de Mickey Mouse con la indumentaria–. Aunque sin duda, las versiones más conocidas son las de El Cascanueces. Ambos son soldados de juguete, pero tienen historias completamente distintas.
En el cuento original de Andersen, el soldado es el último de una producción de 25 juguetes; el material con el que son construidos no es suficiente para armarlos todos, por lo que este último queda incompleto, con una pierna faltante. Aún así, es empaquetado como el resto de los juguetes. Desde esa caja, ve a una bailarina, de la que se enamora perdidamente. Haciendo todos los esfuerzos posibles, logra salir de su encierro para reunirse con su amor.
Hasta ahí podría ser una historia romántica y feliz, pero aparece un personaje que da vuelta todos los hechos: el duende de resorte. Se trata de un juguete envidioso que posee el particular poder de controlar las acciones de los niños de la casa donde ocurre la trama. Al ver a la pareja feliz, decide tomar cartas en el asunto, para que no se mantengan juntos, porque claro, él también está enamorado de la bailarina.
Por casualidad, y sin intromisión del duende, el soldado cae por una ventana luego de que los niños jugaran con él. Comienza una aventura a través de las alcantarillas en un barco de papel, aunque tiene conciencia de que se trata de un viaje sin retorno: “¡Adelante, guerrero valiente! ¡Adelante, te aguarda la muerte!”, se lee en el cuento.
Por fortuna –o no, depende como se quiera interpretar–, el soldado es devorado por un pez, que es capturado poco tiempo después. El cuerpo del animal termina en la casa donde comienzan los hechos, por lo que el soldado –vivo dentro del pez– vuelve a ver a su amada bailarina. Aunque es en este punto cuando el duende del resorte intercede: envidioso por la felicidad de la pareja, convence a un niño para que arroje al protagonista a la chimenea.
Y tal como haría un soldado, cumple con su destino valientemente, derritiéndose entre las llamas. La bailarina, al ver a su amado morir en el fuego, decide arrojarse junto a él, para terminar la historia juntos. Cuando se apagan las brasas, lo único que queda de ambos es el corazón de plomo del soldado y una lentejuela del brillante traje.
*La Sirenita (y la oscura búsqueda del alma)
Una de las princesas Disney más conocidas, destacada por tener cola de sirena en vez de vestido. La adaptación de 1989 hizo mundialmente conocida la historia de Ariel y recientemente, en versión live action, se estrenó una nueva cinta con Halle Bailey en el protagónico. En estas historias, la sirena –hija de Tritón y la más pequeña de siete hermanas– ansía conocer el mundo humano, fuera de las profundidades del mar. Conoce a Eric, un príncipe que naufraga en un barco y se enamora de él.
A raíz de lo anterior, Ariel realiza un pacto con Úrsula, la villana de la historia, en el que intercambia su voz –lo único que Eric recuerda de ella– por un par de piernas. La condición es que el príncipe se enamore de ella y así, podrá quedarse en el mundo de los humanos. El cuento original de Andersen, sin embargo, tiene una trama mucho más oscura.
En la historia del escritor, las sirenas carecen de alma, por lo que el destino después de la muerte es incierto. La protagonista desea conseguir entonces un alma humana para acceder a la promesa de la vida después de la muerte. Y para lograr eso, su madre le dice que la única manera de lograrlo es que un humano se enamore perdidamente de ella. Es ahí cuando conoce al príncipe, y realiza el pacto con la bruja malvada, perdiendo su voz a cambio de piernas.
Cuando su cola cambia por el par de extremidades, siente “como si una espada la estuviera atravesando por completo”, y a raíz de esto, comienza a vivir en constante sufrimiento: “Seguirás teniendo la misma gracia al moverte y ninguna bailarina danzará nunca de forma tan ligera, pero cada paso que des se sentirá como si caminaras por encima de cuchillos y la sangre correrá”, es parte del diálogo de la bruja.
Igual que en la película de Disney, el príncipe no la reconoce sin su voz y termina casándose, no con Úrsula disfrazada, sino que con otra mujer. En medio del dolor del desamor, decide arrojarse al mar para convertirse en espuma –nuevamente el suicidio presente en las historias de Andersen–, pero sus hermanas logran hacerle llegar una nota y un objeto antes de que lo cumpla: “¿Ves este puñal? Es un puñal mágico que hemos obtenido de la bruja a cambio de nuestros cabellos. ¡Tómalo y, antes de que amanezca, mata al príncipe! Si lo haces, podrás volver a ser una sirenita como antes y olvidarás todas tus penas”, dice el escrito.
En vez de matar al príncipe, mientras duerme al lado de su reciente esposa, decide darle un beso y finalmente lanzarse al mar. Aunque no muere trágicamente, sino que obtiene la gloria celestial por una hueste de espíritus del viento, quien le concede ascender al paraíso luego de hacer reír a “niños desafortunados” –podría decirse que tiene un final feliz–.
*Algunos cuentos con final feliz
No todos los escritos de Andersen terminaban en tragedias sangrientas. Hay otras historias que han superado el paso de los años en los que se aprecian tramas alegres. Uno de esos casos es el de Pulgarcita, una niña muy pequeña que nace de una flor, luego de que una señora solitaria expresara el deseo de tener una hija. Es raptada por un sapo y tiene que enfrentar muchas dificultades en el mundo exterior para finalmente regresar a casa, no sin antes haber conocido al príncipe Cornelius –igual de diminuto que ella–, con quien se casa y tiene un final feliz.
Se dice que Andersen se inspiró en la ya creada historia de Pulgarcito, la que también comienza con una señora queriendo ser madre. Así mismo, se considera que los liliputienses, personajes de Los Viajes de Gulliver, escrito por Jonathan Swift, fueron también una fuente de inspiración. Una de las representaciones audiovisuales modernas más conocidas es una cinta del universo animado de Barbie en el que Pulgarcita es un hada, estrenada en 2009.
El cuento de La princesa y el guisante también es otra de las historias conocidas. La reina le está buscando esposa a su hijo, y para esto, le presenta a varias candidatas, pero ellas tendrán que pasar una prueba: dormir en una cama con varios colchones –el consenso de acuerdo a las distintas versiones dice que eran veinte–, en la que escondido bajo el peso, se encuentra un pequeño guisante; quien sintiera esta verdura, sería digna para casarse con el príncipe.
Pasan varias jóvenes con sangre real, pero ninguna emite comentarios al respecto sobre el objeto bajo los colchones. Días después aparece en la entrada una chica notoriamente cansada, que busca asilo por la noche. La reina la hace dormir en la cama nombrada, y a la mañana siguiente, luego de ser consultada, esta admite que sintió una molestia en la espalda durante toda la noche que no la dejó dormir plácidamente. Ese comentario fue suficiente para que se celebrara la boda entre ambos.
*La Reina de las Nieves
Y así como hay adaptaciones íntegras de los cuentos de Andersen, también hay productos en la historia que han utilizado a personajes del danés. Ese es el caso de La Reina de las Nieves, un cuento dividido en siete relatos: tiene como protagonista a Gerda, una niña que busca a su mejor amigo, Kay, quien ha sido secuestrado por la Reina de las Nieves. De acuerdo a investigaciones posteriores de la biografía del autor, se asume que la historia se inspiró en Jenny Lind, una cantante de ópera que rechazó al escritor.
En la década de 1950 se publicaron los primeros tomos de Las crónicas de Narnia, una saga infantil por C. S. Lewis, que tiene como villana a la Reina de las Nieves, un personaje claramente inspirado en el cuento de Andersen. Posteriormente también se realizaron películas que adaptan la historia.
Más recientemente, están las películas de Disney Frozen –1 y 2–, que tienen como protagonista a Elsa, una chica que se convierte en reina de Arendelle, y que guarda un secreto: tiene poderes mágicos con la nieve. Estos filmes también encuentran su origen en el cuento de hace dos siglos.
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