Francisca Solar y su novela El Buzón de las Impuras: “Quise devolverle la dignidad a esas miles de mujeres que murieron”
Para escribir el libro, la autora se basó en el fatal incendio en la iglesia La Compañía de Jesús en 1863, donde fallecieron más de dos mil mujeres. Sin embargo, a través del libro, pretende ir más allá de la tragedia y reconstruir la historia de quienes perecieron. Para Solar, este texto es "justicia", frente la invisibilización de un hito clave en la historia nacional contemporánea. "Es el Titanic de Chile, aunque está completamente borrado de las clases de historia", asegura.
El libro comienza con una escena desgarradora. En 1863, autoridades ingresan a lo que queda de la Iglesia de la Compañía de Jesús y se encuentran con los cuerpos de miles de mujeres fallecidas a causa del incendio. Las llamas consumieron todo, menos un misterioso buzón de metal.
Así, la escritora chilena Francisca Solar da inicio a El Buzón de las Impuras (2024), su nueva novela de ficción histórica y la primera de su autoría publicada por Umbriel, sello de Ediciones Urano.
El texto, que ya está disponible en librerías chilenas —y que también llegó a España—, será lanzado a lo grande esta tarde en el Teatro Oriente (entradas agotadas), en un evento que espera congregar a la sólida fanaticada de la autora nacional. Asimismo, mañana viernes 28 de junio, la escritora estará presentando el título en el Festival Invierno Lector, en la Plaza de Maipú, a las 14:00 horas.
El Buzón de las Impuras llegará próximamente a Estados Unidos para el público hispano, otro hito en la carrera de Francisca Solar.
Si bien el libro toma el fatal incendio del 8 de diciembre como puntapié, no pretende que sea un título centrado en ese hecho. “La novela se llama El Buzón de las Impuras porque no es sobre el incendio de la Compañía, sino sobre las mujeres que murieron, que no es lo mismo. Esa es la arista menos tocada del incendio mismo”, aclara en conversación con Culto.
La también periodista se ha ganado un puesto en la literatura nacional, gracias a más de quince títulos publicados, que van desde la ciencia ficción a la novela histórica. Sus últimos libros han ido en esta última línea: Bluebells (2023), La via Damna (2022) y Los últimos días de Clayton & Co. (2019).
Fue durante la investigación para la novela de 2019, sobre fotografía mortuoria, que Francisca Solar guardó un listado de potenciales hechos históricos para abordar en un futuro desde la ficción. Para alegría de sus lectores y lectoras, afirma: “Me quedé con un montón de ideas. Voy a tener toda la vida para seguir escribiendo”.
Así nació la idea de ahondar en los detalles que rodearon el fatídico incendio en la Iglesia de la Compañía de Jesús, edificio ubicado en la esquina de las calles Compañía y Bandera. “Como hito, es el Titanic de Chile. Por razones que hasta el día de hoy no soy capaz de explicar, es un evento que está completamente borrado de las clases de historia y de los libros, apenas se nombra. Es una de las tragedias humanas más importantes de la historia contemporánea, por su magnitud, y eso implica que en las librerías deberíamos tener 35 novelas basadas en el hecho y al parecer a nadie le importa. Se ha escrito muy poco, se ha investigado muy poco y todo el patrimonio histórico y cultural está invisibilizado para la mayor parte de la ciudadanía”, reflexiona con la voz firme.
Sin embargo, la autora tiene una teoría: el hecho se olvidó porque la mayor parte de las víctimas fueron mujeres. “Si hubiesen muerto 2.200 hombres, tendríamos museos, esculturas en todos lados, calles con los nombres de los mártires, sería muy diferente. No estoy diciendo que no haya sido dolor nacional. Fue una tremendísima tragedia, pero fueron mujeres. La historia de Chile no le dio la importancia que requería. Debería ser un día de duelo nacional; la fosa común debería ser un lugar de peregrinaje y no tiene ningún tipo de letrero o demarcación. Por ahí pasan los santiaguinos todos los días y nadie tiene idea. A mí me parece una atrocidad”, medita Francisca Solar.
“Para mí El Buzón de las Impuras no es solo divulgación histórica, es justicia histórica”, sentencia. Actualmente, la fosa común con los cuerpos de las más de dos mil mujeres víctimas se encuentra frente al Cementerio General de Santiago.
La historia
En esa línea y tras una diligente investigación de aproximadamente tres meses, la escritora ficcionó cómo era la vida de quienes perecieron en el incendio. Los hechos relatados inician un mes antes de la tragedia y siguen a la familia Aguirre Vanderbilt, de origen chileno estadounidense.
La protagonista del relato es Fátima, una de las tres hijas de la familia, quien vuelve de Francia con su esposo —a quien no ama—y su hermano, Beltrán. De vuelta en la capital, se reintegra al grupo religioso las Hijas de María, bajo la vigilancia de los jesuitas. Fue esa cofradía la que organizó la misa que se realizaba al momento del incendio: la ceremonia de cierre del mes de María.
“Cada vez que se aborda (el incendio), se hace desde el heroísmo de los hombres que rescataron y que eso implicó la creación del primer cuerpo de Bomberos de Santiago. Siempre se enfoca desde ahí, pero las mujeres que murieron pasaron sin pena ni gloria, nadie se acuerda de ellas, nadie habla de quiénes eran, por qué estaban ahí. Lo que yo quise hacer con la novela era devolverle la dignidad a esas miles de mujeres que murieron, y dignidad significa contarle a la gente quiénes eran, y todo a partir de este elemento fundamental que se salvó del incendio, que fue el llamado Buzón de la Virgen”, explica Francisca Solar.
El Buzón de la Virgen, tal como señala la autora, fue uno de los pocos elementos que quedaron intactos tras el incendio. En esta caja de metal, las mujeres integrantes de las Hijas de María —que formaban parte de la aristocracia nacional— depositaban sus pecados para que fueran expiados por la Virgen. Sin embargo, poco a poco este buzón fue usado por los sacerdotes de la época como confesionario público o mecanismo de coerción y humillación para las mujeres.
“Sabemos que el buzón se salvó, porque un par de días después del incendio, dos autoridades muy importantes de la época, el intendente de Santiago, Francisco Bascuñán Guerrero, y un sacerdote, Joaquín Larraín Gandarillas, empiezan a pelearse el buzón por carta abierta. A través de cartas muy pasivas agresivas, se peleaban el buzón que en las pesquisas encontró la Intendencia”, profundiza Francisca Solar. ¿Por qué el Arzobispado estaba interesado en el buzón? Pues porque corría el rumor de que su contenido exponía al clero como foco de corrupción y perversión. De esa forma, la prensa liberal de aquella época le denominó al pequeño cofre el Buzón de las Impuras.
Fátima Aguirre se verá involucrada en el cuidado del buzón por circunstancias adversas. Será ese detalle el que movilizará muchas de las acciones de la novela y, por supuesto, que influirá en su desenlace.
Exhaustiva documentación y discapacidad
En los agradecimientos del libro, la autora señala que los nombres de los personajes están basados en la realidad. Sin embargo, Fátima Aguirre es producto de la ficción. Dentro de su perfil, la joven aristócrata es una apasionada por la arquitectura, detalle que condujo a Francisca Solar a documentarse sobre esa disciplina en el siglo XIX.
“En este género, lo más importante es la verosimilitud”, explica la escritora para fundamentar los meses de investigación que anteceden la redacción. “Mi mayor objetivo en la novela histórica es recrear de la forma más fidedigna posible un momento de la historia al que ya no podemos volver”.
Diversos textos de periódicos del siglo XIX son pilares en la documentación de El Buzón de las Impuras. “Mi gran fuente fue la prensa de época”, comenta Fransica Solar. Integrados en el libro aparecen extractos de medios como El Mercurio, El Ferrocarril, El Conservador o La Voz de Chile.
La autora, quien es periodista de formación, es crítica a la hora de analizar la evolución del escenario mediático nacional. “Era un momento de la historia de Chile donde los medios eran extremadamente plurales. En ese escenario, se daban los grandes debates a través de la prensa y eso fue muy interesante verlo, porque todas las voces tenían cabida. El pueblo de Santiago tenía acceso fácil y rápido a todas las posturas y eso es fundamental en cualquier democracia. Comparado con lo que tenemos hoy día es para ponerse a llorar, tenemos una concentración absurda de medios, donde hay cero pluralidad de voces y las voces hegemónicas son todas iguales. Lo que hoy vivimos está a años luz de lo que existía en 1863″, comenta.
Además de una rigurosa documentación, las novelas de Francisca Solar se caracterizan por romper estereotipos, a pesar de que sus personajes se inserten en contextos pasados. Por ejemplo, Beltrán, el hermano de Fátima, es usuario de silla de ruedas y una de las voces más divertidas y potentes del reciente libro.
“La representatividad en la literatura es demasiado importante. Cada autor tiene sus banderas de lucha, pero una de las mías desde el inicio de mi carrera ha sido la de las personas con discapacidad, la literatura inclusiva. Tienen una representación bajísima en la literatura y creo que es relevante hacer algo al respecto. En esta novela, en particular, una de las cosas que me pregunté es cómo vivían las personas con discapacidad física en 1863. Me pareció interesante agregar un secundario, en este contexto de época, y que no fuese un personaje lastimero, sino que tuviera personalidad, buen humor”, reflexiona.
El estudio de sillas de ruedas de la época, o las soluciones arquitectónicas para personas con movilidad reducida, fueron parte de las tantas indagaciones que hizo Solar para construir el libro.
Inserta en el ‘Claytonverso’
Si bien El Buzón de las Impuras es una novela autoconclusiva y se puede leer de forma independiente, viene a complementar historias previas de los mundos creados por Francisca Solar, tales como Bluebells o Los últimos días de Clayton & Co.
Se trata del ‘Claytonverso’, como le llama ella y sus lectores. “Mi idea no era hacer una saga, lo que quería hacer era una serie de libros completamente independientes, pero que estuviesen todos conectados entre sí, porque suceden en un mismo periodo histórico y todos tienen base en Chile. Son historias que de alguna manera se solapan, que se cruzan entre sí, porque la historia se cruza”, explica.
“Que todas estas novelas históricas estén conectadas entre sí, a través de alguna fecha, algún suceso, algún personaje, permite que la experiencia de lectura para quien lo ha leído todo sea mucho más rica y sea mucho más entretenida. Eso es un poco lo que yo quería ofrecer, este plus”, describe.
A pesar de que la tarea es un desafío, ya que implicar mayor trabajo previo, es una especie de regalo para sus lectores. “Es crear una intimidad con lector y agradecerle su confianza y lealtad”, concluye.
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