Julio Cortázar a los 110 años: una ruta con los mejores libros para entrar en su universo

Julio Cortázar wsp
Julio Cortázar a los 110 años: una ruta con los mejores libros para entrar en su universo

Nacido un 26 de agosto de 1914, el argentino fue un escritor con una obra muy particular y creativa. A veces densa, pero exquisitamente literaria, su narrativa sigue siendo un imperdible. En Culto lo recordamos con una guía breve para comenzar a leerlo sin fracasar en el intento.


Final del juego (1956)

Fue su segundo volumen de relatos. Y en él se encuentra quizás su cuento más famoso, Continuidad de los parques. Pero también otros relatos como La puerta condenada, un relato notable en que a su manera mezcla la claustrofobia con el terror. Según lo comenta el español Miguel Herráez en su Julio Cortázar una biografía revisada (Editorial Alrevés, 2011), se basó en su residencia en el Hotel Cervantes, de Montevideo. “Es este un cuento peculiar porque es de los pocos de Cortázar que explora el ámbito de lo fantasmático, si bien el relato ‘Bruja’ ya andaba en esa órbita de acción”.

Otros relatos de ese libro son el mismo cuento Final del juego, que relata una experiencia de juego infantil; Axolotl, la historia de un hombre y una particular mascota; o La noche boca arriba. Un ejercicio experimental donde se pasa -sin aviso- de un joven que yace en una camilla tras un feroz accidente, a uno que es capturado por los mexicas en las guerras floridas y es conducido al inevitable tránsito del sacrificio a los dioses en lo alto de una pirámide. Mezcla planos, tiempos, narrador y requiere un lector atento. La experiencia, eso sí, es altamente recomendable.

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Historias de cronopios y famas (1962)

Otro clásico del canon cortazariano. Es un libro donde relata las historias de cronopios, famas, y esperanzas. Cada cual tiene sus propios caracteres. Los cronopios, tienen la conducta del poeta, de quienes viven al costado. Los famas, tienen a ser más formales y ordenados. Las esperanzas son personajes intermedios, tomando influencias de uno y otro. En las páginas del libro, vamos viendo cómo se van relacionando, cómo los cronopios chocan con los famas.

Este es quizás el libro más accesible de Cortázar. “Fue una suerte de divertimento. -indica Miguel Herráez-. Hay lectores que acceden a su obra por esta puerta. Hay gente joven, me refiero joven hoy, que hallan en este libro una dimensión inédita para ellos. Gusta. Desde mi punto de vista, este volumen complementa, engrandece su bibliografía, pero porque previamente existe todo lo anterior. Por sí mismo, es un libro lindo y juguetón. Sin mayores pretensiones”.

JULIO CORTAZAR
Author Julio Cortazar Sitting at Desk

Todos los fuegos el fuego (1966)

El Cortázar cuentista es un escritor desatado. Y en este volumen podemos leer algunos de sus cuentos más reconocidos, como Instrucciones para John Howell, que según se señala en el libro de Herráez, surgió tras una visita del autor a Londres, donde pasó por el Aldwych Theatre para ver una obra. “A la salida del teatro de golpe se le ocurrió escribir la historia de alguien que, siendo espectador de una pieza teatral, de repente se ve implicado en la puesta en escena de esta sin justificación alguna”. O La señorita Cora, donde a partir de algo tan simple como la operación de apendicitis a una joven 15 y el vínculo con la enfermera que la cuida, Cortázar armó un artefacto literario. “En este cuento, Cortázar pretende, fiel a su dinámica exploradora, eliminar por completo al narrador rígido, tradicional, a través de una perspectiva en primera persona continua y ubicua”. Eso sí, este cuento requiere una atención cuidada y máxima, tal como en otros momentos de su narrativa.

En este libro también se leen otros imperdibles como La autopista del sur, La salud de los enfermos, Reunión o el mismo relato Todos los fuegos el fuego.

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El perseguidor (1959)

En rigor, no es un libro que Cortázar hay publicado como tal, pero en algunos países de habla hispana se le encuentra como El perseguidor y otros cuentos. Lo cierto es que este relato formó parte de Las armas secretas (1959), y más que un cuento, se puede leer perfectamente como una novela breve. Así lo comentó Roberto Bolaño en un artículo cuando incluyó a El perseguidor en este categoría. En esta aventura, relata los días de decadencia de un saxofonista, Johhny Carter (un trasunto de Charlie Parker), quien concede una entrevista a un periodista (quien narra la historia) y se encuentra golpeado anímicamente por haber perdido su saxofón. Desde ahí se desprende una trama que -pese al pesimismo y la derrota presentes en el personaje- es uno de los sitios más luminosos del Cortázar cuentista.

“La idea de recurrir al músico de jazz para su relato le vino por la devoción que el escritor sentía desde sus años juveniles por Parker y, muy en particular, por el entusiasmo que se le despertó tras leer una biografía suya, en la que vio cómo en él se ajustaban algunas de las peripecias y muchos de los aspectos que le interesaba reflejar en el cuento”, señala Herráez. Y agrega algo crucial: “En muchas ocasiones Cortázar comentó que El perseguidor era una pequeña Rayuela, un antecedente de esta, si bien eso será algo que él descubrirá mucho tiempo después de la publicación de la novela, que fue en 1963. El perseguidor fue una primera semilla, Carter fue un poco, como decimos, Horacio Oliveira. Sin la escritura de este cuento difícilmente hubiera podido escribirse la novela”.

En Las armas secretas también hay otros relatos destacados, como Cartas de mamá, Los buenos servicios, o Las babas del diablo. En base a esta última se basó el cineasta Michelangelo Antonioni para su filme Blow up (1966), pero que a Cortázar no le gustó.

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