Amanda Teillery, escritora chilena: “Recuperar tu historia familiar es también recuperarte a ti”
Tierra Materna, se llama la nueva novela de la autora nacional, donde explora su propia historia familiar en base a un doble trauma del pasado que ha cruzado a tres generaciones. En charla con Culto, comenta cómo fue el proceso de escritura, si acaso resultó terapéutico, y qué le dijeron sus propios parientes por esta publicación.
Una novela pero sin ficción. Es una tendencia en el mundo literario que ha tomado forma con escritores como Annie Ernaux, Emmanuel Carrère, Amélie Nothomb, Karl Ove Knausgård o Édouard Louis (en un caso más reciente), que han hecho de la vida propia un material para la narrativa. Abrir la intimidad a la vista de los lectores del mundo. La escritora chilena Amanda Teillery (29) sigue esa misma ruta en su nueva novela, Tierra Materna (Alfaguara), donde cuenta la historia de un doble trauma para su familia: el secuestro y muerte de su bisabuelo en la Francia de la Segunda Guerra Mundial acusado de colaborar con los nazis, y el cáncer de su abuela.
Esas historias trágicas siempre rondaron a Teillery, y un buen día decidió convertirlas en novela. Así lo explica a Culto: “Un poco mi familia me la metió en la cabeza desde niña, ellos mismos cuando yo tenía unos diez años me dijeron que hiciera un libro sobre la muerte de mi bisabuelo. Siempre lo sostuve como una promesa y algo que seguramente haría, pero la idea del libro se me hacía algo abstracta y difícil, por lo que lo fui postergando. Yo creo que gracias a varias lecturas de libros de no ficción que fui leyendo ya de adulta pude encontrar posibilidades y ángulos para la historia, por lo que pasó de ser esta idea algo ambigua de una novela histórica a un relato sobre las complejidades y también la belleza en las relaciones entre madres e hijas”.
¿Cómo fue el proceso de escritura?
Fue lento y con bastantes pausas porque me costaba mucho encontrar la forma de contar esta historia. Partí con entrevistas con mi abuela, que por suerte de extendieron por varios meses y me dieron cuadernos enteros de información. Me enfrenté a varios problemas principalmente porque tenía una idea bastante terca en mi mente sobre lo que era una novela, y mientras hablaba con diferentes miembros de mi familia me daba cuenta de las discrepancias en sus recuerdos que harían que el resultado final no tuviera la coherencia narrativa que yo pensaba obligatoria. Sin embargo, creo que aquello terminó siendo el tema de la novela; como en una familia confluyen variadas perspectivas, formas de recordar y nadie es el malo, sino que somos un grupo de gente con heridas que muchas veces repetimos el patrón aprendido de seguir hiriéndonos.
En esta novela hay un doble trauma presente, en el recuerdo y en una enfermedad, ¿fue esta novela una especie de terapia?
Termino siéndolo, a pesar de que en un principio no comencé a escribirla con ese propósito. Entender el origen de muchas cosas que me afectan todavía y que marcaron mi salud mental me ayudó a desarticular ciertos sistemas de creencias que siempre me acecharon, a hacerme las preguntas necesarias y desafiar lo que yo creía como cierto. En medio de ese trabajo fui descubriendo los sistemas de creencias de cada una de las mujeres de mi familia, de cómo sus infancias marcaron su mente y, sobre todo, como muchas de las veces en las que me hirieron a mí u a otra persona solo estaban reaccionando ante el dolor que guardaban por las veces que ellas fueron heridas también. Además, mi abuela se enfermó mientras yo escribía el libro, por lo que cambió su dirección y me motivó a realizar una suerte de celebración sobre su vida, incluyendo las penas y tragedias.
¿Qué respuesta quisiste buscar en la escritura de esta novela?
No comencé en búsqueda de una respuesta, pero la encontré de todos modos, o más bien encontré la pregunta necesaria que, si bien quizás jamás podré responder completamente, si me abrió a ver las cosas con más curiosidad, acercarme con ojos nuevos y sobre a ejercer la empatía hacia las personas que nos rodean.
¿Qué fue lo más complejo?
En un principio eran las formas diferentes en que todos recordaban. Me daba miedo que alguien se sintiera herido o pasado a llevar, pensando que la otra estaba mintiendo o queriendo dejarla mal. Sin embargo, aquello se solucionó por si solo mediante la empatía que todas se demostraron lentamente mientras me hablaban, incluso descubriendo o perdonando por primera vez algunas cosas mientras rememoraban en voz alta. Al final creo que todas quedaron contentas con el final porque todas hicieron el mismo trabajo de hacer las paces con el pasado.
¿Cómo fue para ti escribir desde la realidad y exponer a la familia?
Desde lo práctico, fue complicado cuando me estancaba en alguna parte o no sabía cómo seguir, ya que mi plan siempre fue que la novela sea completamente verídica. Encontré las formas lentamente, en lugar de inventar me dedicaba a buscar, cuando no sabía cómo unir o profundizar en ciertas cosas volvía a hablar con mi familia, hacer preguntas y de pronto me daba cuenta que la respuesta siempre estuvo ahí.
Sobre la exposición, la verdad es que mi familia me dio bastante libertad a la hora de escribir. Mi abuela es muy lectora, y como en tradición literaria francesa la novela autobiográfica está bastante normalizada, no le resultó para nada chocante o raro que yo escribiera una historia verdadera. Mi mamá a veces se ponía algo dudosa, pero ella siempre me ha apoyado en mi desarrollo artístico y en la libertad literaria, por lo que después del nerviosismo siempre me volvía a asegurar que escribiera lo que sintiera correcto.
¿Qué te han comentado en tu familia por la novela?, ¿la leyeron?
Mi abuela, cuya opinión es la que más me importaba, lo leyó en dos noches. Si bien ella puede resultar un tanto parca a la hora de comunicarse, me dijo a su manera que le gustó mucho, aunque leerlo también fue una experiencia fuerte que le cuesta explicar en palabras. Lo mejor que me dijo es que la diversidad de puntos de vista la ayudaron a entender mejor las situaciones y al resto de mi familia. Mis hermanas no me comentaron tanto, pero si me dijeron que les gustó aunque sufrieron un poco leyéndolo. Mi mamá todavía no la lee, como está cuidando ahora de mi abuela le ha costado encontrar el tiempo para concentrarse, pero lo tiene pendiente.
En Tierra materna vemos 2 líneas de la trama. Por un lado, los procesos que ocurren con las familias cuando deben migrar y cómo eso afecta su historia y a sus descendientes. Y por otro lado, esa línea materna de abuelas, bisabuelas, madres e hijas que cargan con esas herencias, ¿quisiste reflejar eso en tu libro?, ¿cómo ves esas historias de migración en nuestro país?
Apenas empecé las entrevistas me di cuenta que esta historia siempre fue sobre madres e hijas. En la forma en que mi abuela recordaba a su madre, y en la que esta fue la figura central en toda su infancia, encontré la ternura y complejidad para dar con el tono de la novela. Así, se fue volviendo un poco un trabajo comparativo entre la dualidad de la identidad de las madres, como sus hijas las absorben y anulan un poco quienes fueron antes o quienes iban a hacer, y cómo esas hijas después corren la misma suerte.
Creo que cualquier migración conlleva una parte dolorosa, porque dejas una parte de ti en otra parte, un poco desaparece, pierdes a las únicas personas que fueron testigos de tu vida y eso te hace cuestionar y quizás tambalear la identidad. Es muy complejo, ya que termina siendo un espacio liminal en el que prima la incertidumbre.
En tu narración se puede ver cómo desde el presente se puede entretejer la historia y desenredar la madeja de una historia familiar, llena de secretos o historias desconocidas, ¿crees que eso es algo común en las familias? ¿cómo ayuda la escritura o el relato oral a la recuperación de esas historias y de la memoria?
Sí, yo creo que todas las familias pueden ser el tema de una novela, principalmente porque las dinámicas familiares contienen algo elemental para la literatura, que es diversos puntos de vista. Aquello envuelve todo en áreas grises, en verdades sin terminar y cosas que si bien pueden no considerarse secretos, el dolor las entierra en el silencio. Recomendaría a la gente realizar este trabajo de retrospectiva con su historia familiar, no solamente para fines literario sino también por personales. Recuperar tu historia familiar es también recuperarte a ti, conocerte, entenderte y perdonarte.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.