“El terror de los mares acaba de caer hecho pedazos”: cómo informó la prensa chilena la captura del Huáscar

COMBATE ANGAMOS

El combate naval de Angamos, ocurrido el 8 de octubre de 1879, fue celebrado por la captura, tras meses, del monitor peruano. La noticia fue conocida muy pronto en el país, gracias al telégrafo. Y aunque primó el entusiasmo patriotero, también se lamentó la muerte del almirante Miguel Grau. Las editoriales y telegramas de la época también registraron las celebraciones en el país ante un evento que en algunos medios se proyectó como un punto decisivo para el devenir de la guerra.


El telegrama desde Antofagasta, llegó urgente a Valparaíso pasadas las tres de la tarde del miércoles 8 de octubre de 1879. Desde ahí se despachó hacia La Moneda, a la oficina del presidente Aníbal Pinto. Por fin, se había logrado dar caza al Huáscar. “A las 9 A. M. se trabó combate entre Huáscar i Cochrane. A las 10 entró en combate el Blanco. A las 10.50 Huáscar hecho pedazos se rindió. Grau muerto; igualmente el segundo i tercer comandante de este buque”, señalaba el parte redactado de puño y letra por el comandante en jefe de la escuadra, Galvarino Riveros.

Había sido el mismo Riveros, con el apoyo del ministro de guerra en campaña, Rafael Sotomayor, quien trazó el plan que permitió emboscar y obligar al monitor peruano a trabar combate contra los blindados chilenos, Cochrane y Blanco Encalada. Básicamente, una operación de tenaza en las aguas del Pacífico sur. Así se cortaba de una vez con las incursiones del buque comandado por Miguel Grau en las costas chilenas.

Como el combate se desarrolló en Punta Angamos, cerca de Antofagasta, la información se despachó por el telégrafo que conectaba esa ciudad con Valparaíso. Así no tardaron en conocerse los primeros detalles de lo ocurrido, como la emboscada de los blindados chilenos, la infructuosa persecución a la corbeta peruana Unión, por la corbeta chilena O’Higgins y el transporte astillado Loa, y la muerte en combate del comandante Grau.

ANGAMOS
Pintura que representa el combate de Angamos, ocasión en que se concretó la captura del Huáscar.

El general Manuel Baquedano detalló en un telegrama fechado el 9 de octubre al ministro Sotomayor, cómo se vivió la celebración en los cuarteles. “El dia de ayer ha sido solemnizado con un toque de diana en todos los cuarteles, música en las calles i una salva mayor hecha por la artillería. La tropa entregada a la mayor alegría, estuvo franca hasta las 10 P. M., hora en que terminó la retreta tocada por todas las bandas. Debo hacer notar a US. que no se oían esclamaciones ofen sivas a nuestros enemigos, sino frenéticos vivas a Chile”.

A diferencia de lo ocurrido tras el Combate Naval de Iquique, en que recién se conocieron los primeros indicios en Santiago el 24 de mayo, en la capital se tomó conocimiento de lo ocurrido en Angamos ya desde el jueves 9 de octubre, con los hechos todavía muy recientes. “El Huáscar rendido i como glorioso trofeo de nuestra armada. El tricolor nacional sustituido al bicolor peruano que al tope de aquella nave se paseaba orgulloso en nuestros mares [sic]”, comenzaba la nota de El Ferrocarril, uno de los dos principales periódicos de la época.

En el estilo dramático propio de esos días, la misma nota daba cuenta de la muerte de Miguel Grau, y ya desde el primer momento se le reconocía como un digno adversario. También se insitió con la tesis de la rendición del Huáscar, cuando en los hechos fue abordado por la marinería chilena para impedir que fuera hundido por su tripulación. “El tipo mas brillante i caballeroso de nuestros enemigos, el audaz comandante Grau, i sus tenientes, encontrando honrosa tumba en la nave capitana, i el resto de la tripulación rendida en leal combate, al amparo ya de la jenerosa protección de nuestra bandera. Respeto al noble vencido i sus dignos compañeros de gloria i de infortunio. Honor a Grau i a los valientes que han sucumbido en gloriosa lid i que legan a su patria una pajina de honra i de inperecedero recuerdo [sic]”, detallaba.

MIGUEL GRAU
Miguel Grau

Por supuesto, se hacía referencia a lo ocurrido en Iquique el 21 de mayo. “El victimario de la Esmeralda, el Huáscar, la fuerza i el honor de la escuadra enemiga, tiene ya que saludar con nuestro tricolor al tope de esa misma rada de Iquique, testigo i altar del lejendario sacrificio. Los manes [sic] de Prat, Serrano, Riquelme i demás víctimas gloriosas del amor patrio, alcanzan ya la noble i digna espiacion, propia de las grandes al mas i de los espíritus inmortales”.

En general, entre la prensa y los redactores, que habitualmente eran personalidades de la época y no periodistas profesionales, primó el tono celebratorio. “El invencible Huáscar, acostumbrado a huir, tuvo que rendirse la primera vez que estrechado por nuestras naves de guerra, se vio en la precisión de empeñar combate. Ignorando, a la hora en que escribimos, las circunstancias en que se realizó el encuentro i la rendición, nos guardaremos bien de escribir una palabra sola que pueda ir a caer como una gota de acíbar en el corazón de los vencidos”, detalló la editorial de El Independiente.

En el periódico Los Tiempos, una de las editoriales, firmada por Augusto Ramírez S, calibraba la importancia de la captura del Huáscar. “El terror de los mares, el fantasma de nuestras costas, la eterna pesadilla, el Huáscar, en una palabra, acababa de caer hecho pedazos en ese mismo mar que — según la prensa peruana — era demasiado pequeño para contenerlo. Miguel Grau - la primera gloria del Perú, el héroe de las cien medallas, el osado aventurero que habia confiado a la audacia o a la casualidad la salud de su patria— habia caído también, combatiendo como leal i como bueno al pié de su bandera”.

HUASCAR CAPTURADO
El Huáscar, recién capturado

La misma daba cuenta de la celebración por lo ocurrido en las plazas y calles del país. “¡Viva Chile! ¡Viva nuestra Escuadra! Loor eterno [sic] a nuestros valientes marinos!» — esos eran los únicos gritos que en medio del entusiasmo frenétieo de Santiago—se escucha ban en las calles, en las plazas públicas, en todas partes. Eso dará a nuestros adversarios la medida de lo que es Chile i de lo que siempre ha sido Chile. Aquí se celebra la victoria, pero no se insulta al vencido; se cantan las glorias de la patria, pero no se injuria a nadie”.

Como en otras crónicas y editoriales, también se hacía mención a la muerte del almirante Miguel Grau. “La noticia de la muerte de Grau produjo en Santiago honda impresión. Sencillamente afortunado o valiente en realidad, Grau era considerado entre nosotros como un hombre de honor; i a los hombres de honor acostumbra Chile respetarlos siempre”.

En sus páginas del 9 de octubre, El Mercurio también editorializó con lo sucedido en Angamos. “Por fin el Huáscar, el poderoso monitor peruano que por tanto tiempo se burlara de nuestro poder marítimo, atacando alevosamente nuestras débiles embarcaciones i huyendo siempre a la vista de nuestros blindados, encontró en el dia de ayer i en las aguas de Mejillones el tremendo cas tigo que merecía”, detallaba el texto.

Asimismo, la editorial proyectaba el impacto de la captura del monitor, como un desastre para el Perú que generaba las condiciones para la victoria de las armas chilenas. “Es casi seguro que la pérdida que acaba de esperimentar con la rendición del Huáscar, que era todo su poder marítimo, lejos dé hacerle cobrar mayor bríos, como nos habria su cedido a nosotros en análogo caso, le sumerja en el mas profundo desaliento. También es probable que Bolivia con un fracaso semejante concluya por persuadirse de que lo único que puede esperar de su aliado es participar de su derrota, la cual le quitaría todo derecho i toda esperanza a la compasión de Chile. En cuanto a nosotros, el camino de la victoria está ya completamente espedito; no falta sino seguirlo para obtenerla espléndida”.

Sigue leyendo en Culto

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.