“Ella representa más que su crimen”: libro rescata la biografía de Mónica Briones, víctima del primer lesbicidio en Chile

“Ella representa más que su crimen”: libro rescata biografía de Mónica Briones, víctima del primer lesbicidio en Chile
“Ella representa más que su crimen”: libro rescata biografía de Mónica Briones, víctima del primer lesbicidio en Chile

La activista, periodista y escritora Érika Montecinos lanza Con mi recuerdo encendí el fuego, un libro que aúna lo biográfico y personal para traer a la vida a la artista Mónica Briones, asesinada durante la dictadura por ser abiertamente lesbiana. En Culto, la autora reflexiona sobre el proceso del título y sobre la necesidad de la memoria para la comunidad LGBTQ+.


La escultora y pintora chilena Mónica Briones Puccio fue la primera víctima de un crimen lesbofóbico en Chile. Fue asesinada un día después de cumplir 34 años, el 9 de abril de 1994, en el centro de Santiago y en plena dictadura militar. Tras ser brutalmente golpeada, su cuerpo quedó tendido en la vía pública y las primeras pericias arrojaron que fue un atropello.

Hasta el día de hoy, el homicidio de Mónica sigue impune. Así lo recuerda la periodista, activista y escritora Érika Montecinos en su libro Con mi recuerdo encendí el fuego, una biografía personal que explora las facetas de la artista chilena más allá del hecho que terminó con su vida.

Mónica Briones

El libro empieza cuando Montecinos escucha sobre el asesinato de Mónica en una organización de mujeres lesbianas. “Abrí los ojos sorprendida e inquieta, como si recién comprendiera que mi lugar seguro era frágil, que cabía esa posibilidad. La impresión que me provocó el relato hizo imposible olvidar su nombre”, escribe la autora en la primera página del libro publicado por el sello Ariel, de Editorial Planeta.

Conocer la historia marcó un antes y un después en la vida de Érika Montecinos. Con la biografía de Briones se formó un lazo que la escritora define como especial. “Ya traía esta vocación periodística y me causó mucha curiosidad lo que decían: que no se había investigado nada, que la familia lo había tapado todo, que no había que investigar. Se transformó en un desafío para mí. Tengo que descubrir esto que pasó. Me motivó mi activismo, porque yo sabía que la figura de ella, o más bien, tenía la intuición, de que ella representaba mucho más que su crimen”, explica la autora en diálogo con Culto.

Biografía personal

En una decisión literaria, la biografía intercala el relato de Mónica y con el de Érika. “Cuando me planteé hacer este libro, de inmediato pensé: no quiero que esto sea un relato a sangre fría”, cuenta la periodista.

Así inició el ejercicio del propio recuerdo. Cuando Mónica tenía 34 años, Érika tenía 12 y comenzaba a descubrir su identidad. “Hice este enlace entre lo trágico que estaba ocurriendo con ella, después de haber vivido una vida abiertamente lesbiana, y cómo yo también estaba empezando esta búsqueda de la identidad. Me pareció muy bonito ese enlace, muy inspirador”.

El trabajo de reconstrucción comenzó hace 18 años. Datos, recortes de prensa, entrevistas; un trabajo que Montecinos asegura que es más colectivo que individual. “Este libro no lo escribí sola, lo escribí con medio mundo al lado mío. Datos que me llegaban cuando estaba escribiendo, en una sinergia que sentimos quienes escribimos: todo nos habla del libro, de la novela, de la narración, es algo muy lindo”.

Tras el tiempo de investigación, llegó la hora de vencer la página en blanco y la decisión definitiva de incorporarse como personaje en el relato.

“Hay mucha no ficción, porque estoy trabajando con elementos reales, pero tiene un poco de la autoficción también. Tratando de incorporar esto, muchas personas me decían que en realidad eso no se debía hacer. De hecho, la misma Leila Guerriero dice que una tiene que estar atrás de una investigación o de una biografía. Aquí yo lo encontraba tan necesario, porque en el fondo estábamos hablando de la vida de una persona que vivió su lesbiandad de manera tan abierta. ¿De qué manera la estaba viviendo yo, como la viven otras compañeras y cómo lo vivirán? En ese sentido, se hace una narración muy rica y emotiva”, asegura.

Mónica Briones

El libro parte con el homicidio de Mónica Briones. Con esa decisión, la autora decidió quitarse el peso de un suspenso innecesario, pues el crimen ya es, en gran parte, conocido. “Al principio me había quedado muy cronológico. Con ayuda de escritores, como María José Viera Gallo, fui ordenando la estructura. Me di cuenta de que había hechos muy intensos y que necesitaban irse a un lugar destacado, como el crimen. Todos sabíamos que íbamos a llegar ahí”.

También emerge en el relato uno de los pasajes más icónicos de la vida de Mónica Briones, hecho que quedó registrado en la prensa de los noventa. A sus 19 años, participó de una maratón de pintura que desafiaba a que los concursantes sostuvieran el pincel sobre el lienzo durante 72 horas. Nadie lo logró, pero Mónica fue la que más tiempo permaneció en la lucha. En Con mi recuerdo encendí el fuego este episodio tiene un lugar central, gracias a la recreación que hace Montecinos.

Mónica Briones

“Junto con los testimonios de su mejor amigo, el Rolo, que ya falleció, y de su hermana; pude construir todo un momento, imaginármela a ella, porque me tuve que meter en la cabeza de alguien que no conocí.¿Qué estaba pensando? ¿Qué le estaba sucediendo? ¿Qué decía? Yo me la imagino súper entusiasmada, bien ‘pila’. No completó las 72 horas, pero la fue la única que llegó. Esa parte también fue muy entretenida narrarla, imaginándonos a ella en ese momento”, cuenta la autora.

La figura de Mónica Briones y la memoria

El libro irrumpe en la escena literaria en un año especial: en 2024 se cumplieron 30 años desde la muerte de la escultora. Desde diversas instituciones se recordó el nombre de Mónica Briones, e incluso, un ciclo teatral de diversidades, que incluye 17 obras, lleva su nombre (Ciclo de teatro Diversidades Mónica Briones).

Asimismo, este año se cumplieron cuatro décadas desde el deceso de Edmundo Rodríguez, el primer paciente fallecido por sida en Chile.

Ambos hitos suscitan una reflexión en torno al registro de la historia del movimiento LGBTIQ+ y su presencia en las artes en nuestro país.

“Hay muchos colectivos vinculados al registro de las disidencias en Chile, sobre todo gente joven—dice la también activista Érika Montecinos—. Hay trabajo archivístico; desde el arte están tratando de hacer un rescate. Pienso que ha sido una porfía que he tenido yo y otros activistas de rescatar la memoria, porque en el fondo acá hay una historia, hay un movimiento”.

Con ímpetu, la periodista relata: “Se tiende a pensar que el movimiento LGBTQ+, por ejemplo, partió los años 90, con las primeras marchas de los derechos humanos donde participaba el Movilh Histórico, por ejemplo. Sin embargo, se dejan atrás otros hechos, porque nosotros, las personas LGBTQ+, hemos estado en toda la historia de la humanidad. Hemos sido omitidos de la historia, omitidas y omitidos y, en ese sentido, han invisibilizado también algunos hitos que se resisten a morir. Eso mismo pasa con la primera protesta LGBT en Plaza de Armas, que pasó en 1973, unos meses antes del golpe, y que no se sabía, gracias, por ejemplo, a esta prensa homofóbica. La prensa tiene mucho que decir respecto a eso”.

Con mi recuerdo encendí el fuego

—¿Cómo contribuye este libro a la memoria?

“En ese sentido, lo de Mónica aporta grandemente, porque en el fondo, también está hablando de una parte de la comunidad LGBTIQ+, que son las mujeres lesbianas. Las mujeres lesbianas siempre hemos sido— y eso yo creo que es reconocido por todo el mundo—más invisibles también dentro del mismo colectivo. Lo mismo le pasa a las personas trans”.

El título del libro, inspirado en una canción de Édith Piaf, de quien Briones era admiradora, apunta precisamente a eso. “Por eso el título me hizo tanto sentido. Decía esa frase: con mi recuerdo encendí el fuego. Mónica encendió esto. Las compañeras, que ya se habían formado en 1983, comenzaron a activar mucho más fuertemente. Había mujeres que tenían el interés de que esto cambiara, de que esta situación no se volviera a repetir, aunque sí ha vuelto a suceder”.

Así lo deja registrado Montecinos en el cierre del libro. Ataques lesbodiantes desde el caso de Mónica Briones reúne catorce nombres de víctimas en el colofón del texto.

“Sirve para conservar la memoria, pero también para la justicia. Que no se los olvide que el crimen de Mónica quedó impune. Lo que se logra con esta historia es vernos a nosotres como disidencia”.

Tras casi dos décadas estudiando la vida de Mónica Briones y con la biografía terminada, Érika Montecinos analiza su futuro sin despegarse del activismo y de la figura escultora, de quien habla como una amiga.

“Me caracterizo, igual que la Mónica, por ser muy pila. No paro. Tengo mi activismo y tengo proyectos. Quizás un grupo de cuentos. No sé si vuelva a hacer una biografía de alguien. Creo que ahora quiero escribir cuentos, pero sí desde una óptica lésbica. La literatura—ojalá no tuviera apellido— siento que ha salido un poco de este nicho y lo vemos, por ejemplo, en escritoras españolas y nacionales que están escribiendo muy bien historias lésbicas. Han sido muy destacadas y están vendiendo mucho, la gente las está leyendo. Y todo el mundo, no solo las personas LGBTQ+”, concluye la autora.

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