Bolaño, Costamagna y Rimsky: la ruta de la literatura chilena y el Premio Herralde de Novela
Dos ganadores del tradicional galardón hispano ha tenido nuestro país, Roberto Bolaño en 1998 y Cynthia Rimsky, en 2024. A ellos, se suma la condición de finalista de Alejandra Costamagna, en 2018. Acá exploramos las narrativas que les permitieron a cada uno obtener el reconocimiento.
Uno de los galardones con renombre dentro de la escena del libro a nivel mundial es el Premio Herralde de Novela. Creado en 1983 por el sempiterno editor Jorge Herralde Grau -el fundador de la casa editora catalana Anagrama- tiene como finalidad “alentar y promocionar la nueva narrativa española, sin descuidar la literatura latinoamericana”. En términos literarios ha cumplido sobremanera su objetivo, pues ha galardonado a nombres que han resultado ser destacados. Solo contando a Latinoamericanos han obtenido el Herralde autores y autoras como Alan Pauls, Juan Villoro, Jaime Bayly, Martín Caparrós, Guadalupe Nettel, o Mariana Enríquez.
Pero también lo han obtenido -o sido finalistas- hijos y hijas de esta tierra. El primero en ganarlo fue Roberto Bolaño, en 1998. “Fue el año de la publicación de su primera gran obra maestra, Los detectives salvajes, es decir, una obra maestra de gran formato ya que, a mi juicio, Estrella distante es otra obra maestra. Obtuvo nuestro premio de novela por unanimidad”, comenta Jorge Herralde en su libro Un día en la vida de un editor (2019).
“Él decía que no le importaba el premio, pero casi a la madrugada lo llamó a Jorge Herralde para decirle que lo había ganado -comentó a este medio la biógrafa de Bolaño, Mónica Maristain-. El discurso al recibirlo fue genial. Le agradeció a Ángeles Mastretta y todo”, ¿por qué? según la prensa de la época, Mastretta fue la única jurado que votó en su contra.
En declaraciones recogidas por el matutino español El País, el 2 de noviembre de 1998, un día después de haber sido anunciado como ganador, Bolaño comentó, muy en su estilo, qué significaba el premio para él. “No me preocupa ser conocido o no, no me preocupa la posibilidad de las grandes ventas. Me presenté porque creo que el Herralde es uno de los pocos premios, si no el último, auténticamente literarios. Me considero un autor de la casa, estoy muy a gusto aquí”. De todos modos, a contar de ese premio, Bolaño comenzó a ser muchísimo más conocido por el gran público.
“La indefinición en el límite entre lo ficcional y lo real”
Para seguir rastreando la presencia chilena en el Herralde hay que dar un salto de 20 años. En 2018, la escritora nacional Alejandra Costamagna fue finalista del certamen con su excelente novela El sistema del tacto. En la ocasión, perdió el Herralde en manos de la escritora española Cristina Morales. De todos modos, la autora se mostraba feliz de publicar con la casa catalana, que también publica a las novelas finalistas del premio.
“Anagrama tiene un catálogo que me parece fabuloso. No puedo no mencionar que es un honor aparecer en una editorial que publicó a Lemebel, a Bolaño, o donde ahora publica Mariana Enriquez. Pero creo que sobre todo es importante para el libro porque esta novela visibiliza el desarraigo, que es un tema que hoy se ha vuelto urgente y universal, y creo que Anagrama le dará otra circulación a la novela, mucho más amplia”, dijo Costamagna a este medio en 2018, tras enterarse de la noticia.
En esta novela, Costamagna crea una narrativa en base a una historia familiar. Ania, una chilena debe cruzar la cordillera para despedirse de Agustín, su moribundo tío argentino —primo de su padre–, el último eslabón de una genealogía que la tuvo, una buena parte de su infancia, viajando todos los veranos a Campana, donde compartía con Agustín y con la madre de él, Nélida, quien es el verdadero centro de esta novela, aunque su vida se narre sólo a pedazos, como un rumor. Es una novela que va hacia atrás en el tiempo, y vuelve. Persigue rastros de una genealogía perdida en el pasado, en la inmigración de unos italianos al cono sur de América.
“Me interesa lo inespecífico, la indefinición en el límite entre lo ficcional y lo real -dijo la autora-. Trabajo con eso, y creo que tiene que ver con que originalmente imaginé este libro como algo muy documental, pensar a mi bisabuelo y esa inmigración italiana: por qué habían venido, qué costos había tenido el viaje, y pensaba en otros personajes que vinieron después, como mi tía abuela, y descubrí un vínculo que se podía hacer también con la venida a Chile de mis padres, la resonancia de ese desarraigo de lo que había en el fondo ahí. Pero una vez que empecé a trabajar con esos materiales, yo misma empecé a desplazarme e ir a otros lugares, me fui desplazando hacia una zona de la ficción”.
“Sigo aprendiendo cuando la leo”
La segunda chilena en ganar el Premio Herralde, lo sabemos, es Cynthia Rimsky. El galardón lo obtuvo por su novela Clara y confusa, que llega en los próximos meses a Chile. “Liviana y profunda, esquiva y sólida, hilarante y seria, esta novela singularísima, que despliega un escurridizo y delicioso sentido del humor, nos lanza algunas preguntas trascendentales: ¿qué es el arte? ¿Cuál es su misión? ¿Cómo podemos darle sentido a la vida? ¿Qué es el amor? ¿Lo que nos sucede es fruto del destino o de la casualidad? ¿Hay una lógica en el azar?”, señala Anagrama en su sitio web sobre la novela.
Nacida en Santiago, Rimsky estudió periodismo, realizó la práctica en el diario El Mercurio de Valparaíso. Comenzó a publicar en 2001, cuando debutó con la novela Poste restante. Desde ahí, poco a poco comenzó a hacerse un nombre como una importante escritora chilena. Hace más de una década que reside en Argentina.
En 2017 obtuvo el Premio Municipal de Literatura de Santiago y el Premio Mejores Obras Literarias Publicadas (MOL) por su novela El futuro es un lugar extraño (Random House, 2016). Cinco años más tarde, obtuvo el Premio Mejores Obras Literarias Publicadas por su novela Yomurí (Random House,2023). Ambos galardones la fueron colocando en un sitio más destacado de las letras nacionales.
¿Cómo podemos definir su literatura? La escritora nacional Pino Luna, comenta a Culto: “Fui jurado en el MOL cuando Yomurí fue premiada. Fue una novela que sobresalió por su libertad. Para mí los grandes artistas, las grandes escritoras son personas inmensamente libres y Rimsky es una de ellas. Ese arrojo rezuma en su obra. Tiene el mérito para el premio Nacional, me atrevo a decir”.
Una escritora que ha reconocido su influencia es Ariel Florencia Richards. Al igual que Rimsky, la semana pasada ganó el MOL por su notable novela Inacabada (Alfaguara, 2023), lejos el último fenómeno literario chileno. En su cuenta de Instagram le dedicó su premio a Rimsky, con quien hizo un taller literario. “Tanto su taller como sus novelas formaron (y sin duda siguen formando) mi propia escritura. Este premio se lo dedico a ella con agradecimiento, admiración y cariño”.
Consultada por Culto, Richards se da el tiempo de hablar de la escritura de quien considera una maestra. “Años atrás Cynthia Rimsky fue mi profesora en el taller que ella daba en su casa, así que para mí es imposible hablar de su literatura sin considerar mi experiencia como su alumna. Creo que, en general, ella trabaja con el espesor y la extrañeza desde una escritura gozosa. Quiero decir: una puede sentir en sus novelas cómo disfrutó escribiéndolas y la libertad con la que les entró a cada una de sus historias”.
“A su escritura la acompaña siempre una pregunta que tiene que ver con la identidad, el pasado y el territorio, pero que al mismo tiempo se abre a nuevas e inesperadas aperturas sobre lo que creíamos sabido, terminado o conocido. Es puro descubrimiento”.
Richards añade: “Sigo aprendiendo cuando la leo. Creo que El futuro es un lugar extraño es una clase maestra de escritura y trompos de tiempo en ficción. Siempre vuelvo a pasajes de ese libro y de Poste restante. Para mí es una de las escritoras más geniales que conozco: sabia, generosa y asertiva. Me enseñó a no tenerle miedo a lo raro y a entrar donde cuesta entrar”.
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