H.P. Lovecraft, Houdini, y la historia de un relato en modo fantasma

HP Lovecraft
H.P. Lovecraft, Houdini, y la historia de un relato en modo fantasma

Encerrado con los Faraones (Libros Dementira) se llama el relato que acaba de llegar a las librerías. Con traducción chilena, se trata de un texto que el escritor estadounidense escribió como ghostwriter para Harry Houdini, el que tuvo una particular anécdota. Esta es la historia.


En vida, H.P. Lovecraft nunca fue la leyenda que es hoy. En la mayor parte de su existencia vivió apremios económicos, y su obra no tuvo el reconocimiento que ha tenido posterior a su muerte. En vez de vivir de la literatura, lo suyo era mera sobrevivencia. “En cuanto a sus obras, no le reportaron prácticamente nada. De todos modos, no le parecía conveniente hacer de la literatura una profesión. Según sus propias palabras: ‘Un caballero no intenta darse a conocer, lo deja para los egoístas arribistas y mezquinos’. Claro, quizá sea difícil apreciar la sinceridad de esta declaración; puede parecernos producto de un enorme tejido de inhibiciones, pero al mismo tiempo hay que considerarla como la aplicación estricta de un código de conducta caduco al que Lovecraft se aferraba con todas sus fuerzas”, señala el francés Michel Houellebecq en su excelente ensayo H.P. Lovecraft. Contra el mundo, contra la vida (Anagrama, 2021) donde se explayó sobre el escritor estadounidense.

“Siempre quiso verse como un gentilhombre de provincias, que cultiva la literatura como una de las bellas artes, para su propio deleite y el de algunos amigos, sin preocuparse por los gustos del gran público, los temas de moda o cualquier otra cosa por el estilo. Un personaje semejante ya no tiene cabida en nuestras sociedades […]. En una época de mercantilismo enloquecido, es reconfortante encontrar a alguien que se niega con tal obstinación a ‘venderse’”, agrega el autor de Serotonina.

Más allá de que solía publicar sus relatos en la revista de género pulp Weird Tales -práctica aún habitual a inicios del siglo XX-, Lovecraft solía obtener sus ganancias de otro modo. “El grueso de sus ingresos provenía de sus trabajos de revisión y corrección -dice Houellebecq-. Consentía en trabajar por tarifas extremadamente bajas, incluso gratis si se trataba de amigos; y cuando no le pagaban una factura, no solía atosigar al acreedor: no era digno de un gentleman comprometerse por culpa de sórdidas historias monetarias, ni mostrar una preocupación demasiado viva por sus propios intereses”.

HP Lovecraft wsp

Otra de sus fuentes de ingresos era ser ghostwriter para otros escritores. Lo hizo, por ejemplo, en El diario de Alonzo Typer (1938) de William Lumley; El montículo (1940), de Zealia Bishop y Muerte alada (1940) de Hazel Heald. Pero también recibió encargos más excéntricos.

Eso es lo que se puede ver ya en las librerías chilenas. Acaba de llegar Encerrado con los faraones (Libros Dementira), un cuento traducido al castellano en un trabajo hecho en Chile por Diego Tejías, confirmando la tendencia de las traducciones internacionales hechas desde nuestro país. Este relato fue un encargo originado en 1923 por J.C. Hennenberg y J.M. Lansinger, los fundadores de la revista Weird Tales, donde decíamos, publicaba Lovecraft. “Dicha publicación enfrentó problemas económicos desde sus inicios. Estos problemas obligaron a sus dueños a buscar formas de aumentar sus ventas para así evitar la quiebra, y una de las ideas propuestas por Hennenberg fue la de asociarse con el mago Harry Houdini, el que, a diferencia de Lovecraft, sí gozaba de gran popularidad y reconocimiento tanto en Estados Unidos como en Europa”, señala el editor del volumen, el también librero Luis Cruz.

“El editor se contactó con H.P. Lovecraft y le pidió que novelara un relato de Houdini que se basaba en una experiencia que este había tenido en Egipto. Por esta labor de escritor fantasma, el editor le ofreció a Lovecraft $100 dólares -unos $1.800 dólares actuales-, el anticipo más grande que había recibido el escritor hasta el momento -agrega Cruz-. Motivado por el incentivo económico, Lovecraft se puso manos a la obra. Nos obstante, al conocer el relato de Houdini, concluyó que la historia era completamente falsa, por lo que pidió autorizaciñon a Hennenberg para realizar una versión libre del relato original”.

La historia tuvo un vuelvo muy propio de la magia de Houdini. “A Lovecraft no le tomó más de un mes escribir Encerrado con los faraones, sin embargo, extravió el manuscrito original en la estación de trenes de Providence cuando se dirigía hacia Nueva York para contraer matrimonio con la escritora Sonia Greene. Ante esta situación, Lovecraft se vio obligado a reescribir el texto completamente durante su luna de miel en Filadelfia”, dice Cruz.

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Pero la historia tuvo un final feliz. El relato Encerrado con los faraones finalmente se publicó en el número de Weird Tales correspondiente a mayo, junio y julio de 1924, y con la firma de Harry Houdini. “El editor de la revista justificó esta decisión, señalando que la inclusión de ambos nombres hubiese confundido a los lectores, pues el relato está escrito en primera persona, con Houdini narrando los hechos”.

En el relato, “Houdini” cuenta que estando de visita en Egipto, fue engañado para ingresar a la Gran Pirámide de Guiza, ahí fue secuestrado, atado y encerrado en un pozo profundo. Pareciera que está destinado a permanecer atrapado ahí por toda la eternidad. Logra escapar, pero en vez de salir a la superficie, se equivoca y llega a presenciar una extraña ceremonia donde un ejército de momias mitad hombres, mitad animales, dirigidos por el antiguo faraón Kefrén y su reina Nitocris, que dejan ofrendas a una extraña bestia con tentáculos y cinco cabezas. Horrorizado, logra escapar.

H.P. Lovecraft murió a los 46 años, el 15 de marzo de 1937, producto de un cuadro letal que combinaba un agresivo cáncer intestinal complicado con la enfermedad de Bright, que afecta severamente a los riñones. Dos años después, se hizo justicia con su relato. “En 1939 -y de forma póstuma- la historia fue republicada con una nota del editor en que se reconoce a H.P. Lovecraft como autor del texto”. La muerte puso las cosas en su lugar.

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