Campanas perdidas hace 150 años tras histórico incendio vuelven a la vida
En 2010, las campanas, sobrevivientes al siniestro de la Iglesia de la Compañía de Jesús en 1863, volvieron a Chile desde Gales. Hoy resonarán en el memorial que las conserva.
Nadie supo de su paradero durante 146 años y la verdad es que nadie tampoco se lo preguntó. Recién en 2009 aparecieron en un reportaje de la BBC que alerto a las autoridades locales de su existencia: tres campanas sobrevivientes del incendio de la Iglesia de la Compañía de Jesús el 8 de diciembre de 1863 -una de las mayores tragedias nacionales donde murieron 2 mil personas- estaban resguardadas en la iglesia anglicana de Todos los Santos, en la localidad de Oystermouth, Gales, donde el británico Graham Vivian, quien las compró en Chile tras el siniestro, las dejó como donación en 1865.
De inmediato el gobierno inició las gestiones para repatriar las campanas que arribaron en septiembre de 2010, justo para la celebración del Bicentenario. El presidente Piñera realizó una ceremonia en La Moneda donde el primer campanazo fue dado simbólicamente por Martina Maturana, la niña que en el terremoto del 27 de febrero salvó a varias personas del tsunami al hacer sonar el gong de alerta en la Isla Robinson Crusoe.
Pero es solo ahora, 10 años después, que las campanas tienen un lugar permanente. Mientras una de ellas ya fue instalada en 2013 en calle Santo Domingo con Puente, en la Primera Compañía de Bomberos de Santiago, la primera fundada justamente luego del incendio de 1863; las otras dos campanas tienen ahora un memorial en los jardines del ex Congreso Nacional, que será inaugurado hoy a las 19 horas, donde se volverán a tocar en un concierto inédito que sumará a los campanarios de la Catedral, de las Iglesias de Santo Domingo, la Basílica de la Merced, la Iglesia de San Francisco y de San Agustín.
Sonido subterráneo
El memorial donde se ubican ambas campanas -de 300 y 400 kilos cada una- se titula Elegía y fue diseñado por los arquitectos Martín Holmes y Gonzalo Vergara, quienes en 2013 se adjudicaron el concurso público realizado por el Departamento de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, por un monto de $ 110 millones.
"Estamos acostumbrados a ver las campanas en altura, por eso mirarlas hacia abajo como lo hace este proyecto nos pareció muy innovador; además de ser respetuoso con el entorno del ex Congreso Nacional. Ellos ganaron por unanimidad", cuenta Raúl Irarrazabál, Director Nacional de Arquitectura del MOP.
El proyecto ubica las campanas a ras de suelo, colgando sobre una especie de orificio con forma de cono invertido que funciona como bocina, por lo que el sonido viaja subterráneamente. Los arquitectos pintaron de un azul profundo la base y la escalera que lleva al interior; color elegido en homenaje al neodadaísta francés Yves Klein quien solía usar ese tono en sus pinturas. Además, para los autores, el memorial no solo recuerda el incendio de 1863, sino también el 27F. "La elegía, en tanto composición poética, es un lamento por algún hecho penoso. La propuesta fue materializar ese vacío y pérdida y dar lugar a la presentación paradójica de una ausencia", explican Holmes y Vergara. "Este tipo de obras nos recuerdan que la arquitectura es un arte, y no una actividad meramente pragmática y funcional", agregan.
Tras el concierto del jueves, las campanas seguirán sonando todos los días a las 12 horas y eventualmente el público también podrá visitar el memorial por dentro.
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