El enemigo en casa: ex analista de la CIA publica thriller de espías
Karen Cleveland debuta con Toda la verdad, donde una agente busca infiltrados rusos en EEUU. El libro será adaptado al cine con Charlize Theron de protagonista.
"Los espías rusos que vivían infiltrados en el corazón de EEUU"; "Detenidos 10 espías rusos en EEUU"; "La historia secreta del mayor centro de espías ruso en EEUU", son titulares de los últimos años de la prensa internacional que se multiplican en Internet, como si nunca hubiese terminado la Guerra Fría. Aunque a veces la sorpresa puede ser mayor: el enemigo puede estar en tu propia casa.
"Abro la tercera imagen y en mi pantalla aparece una cara. Una instantánea de la cara, un primer plano. Tan familiar, tan esperada (...) En ese instante juraría que el tiempo se detiene", dice Vivian Miller, quien trabaja en el Centro de Contrainteligencia, sección de Rusia, de la CIA. "La que tengo delante es la cara de mi marido", confiesa Vivian en las primeras páginas de Toda la verdad, el thriller debut de Karen Cleveland, que llega a Chile por editorial Planeta.
El volumen de más de 400 páginas, escrito en primera persona, fue una de las sensaciones de la Feria del Libro de Londres del año pasado. El rumor de que una ex analista de la CIA había escrito una novela, titulada en inglés Need to Know, con las mismas características adictivas que La chica del tren (2015), de Paula Hawkins, tuvo resultados.
Vendida para ser editada en 30 países, Toda la verdad será adaptada al cine luego de que Universal Studios adquiriera los derechos cinematográficos. La protagonista del filme será la actriz australiana Charlize Theron.
"Escribí la novela durante las siestas de mis hijos y después de acostarlos por la noche. La idea de Toda la verdad estuvo en mi mente durante años", señala Karen Cleveland en una entrevista promocional. "Empecé a salir con mi marido justo cuando comencé a trabajar para la CIA, y como agente nueva me advirtieron muchas veces sobre la posibilidad de que servicios secretos de otros países quieran acercarse a mí", agrega quien permaneció ocho años en la CIA y hoy vive en el norte de Virginia, con su marido y sus dos hijos. "No todos los que trabajan en la CIA son James Bond o Jason Bourne", comenta sobre la imagen idealizada del agente secreto.
Labores extras
Vivian se trasladó desde Charlottesville hasta Washington para trabajar en la agencia de seguridad más importante del planeta. Por entonces Vivian, mientras hacia la mudanza, tropezó con un chico del que se enamoró, según ella, "a primera vista": Matthew Miller.
Han pasado más de 10 años y Matt, como ella lo llama, es su marido y padre de sus cuatro hijos. El es ingeniero "de software", mientras Vivian tiene como labor revelar células de espías rusos en Estados Unidos.
Tras diseñar un algoritmo capaz de infiltrarse en los computadores de los agentes encubiertos rusos, su objetivo de desenmascarar al enemigo tiene un rostro demasiado conocido. Es cuando encuentra una carpeta de archivo llamada "Amigos" con la fotografía de su marido en el equipo personal de Yury Yakov, líder del servicio de inteligencia ruso (SVR). Ella imagina que espían a su familia.
"¿Cuánto tiempo llevan vigilándolo, vigilándonos?", se pregunta Vivian sin saber si partir corriendo donde su jefe y entregar a su propio marido. "¿Y si lo reclutaron y él pensó que era como ganar la lotería? ¿Y si ni siquiera sabe que lo reclutaron? ¿Y si lo engañaron, si cree que se ha hecho con un trabajo extra perfectamente legítimo?", especula mientras el tiempo avanza. Pasan las horas, los niños deben bañarse para ir al colegio al día siguiente. Ella llega a casa, Matt hace las labores del hogar. Parece un marido ejemplar. Más tarde vendrá el desenlace.
"Todos devoraremos este excelente debut, saltándonos el almuerzo, perdiendo horas de sueño, pasando sus páginas hasta el final, quedándonos con ganas de más", apuntó con entusiasmo sobre Toda la verdad el escritor John Grisham.
Cuando Vivian se entera de más detalles de la historia real de Matt, el thriller psicológico es más intenso y adictivo.
"Pienso en la partida de nacimiento que tenemos en la caja fuerte. La tarjeta de la Seguridad Social, el pasaporte", señala con voz angustiada la narradora. "Clavo la mirada en él. Me está pidiendo que comparta información clasificada. Que me convierta en la clase de persona a la que me he pasado toda mi carrera persiguiendo...".
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