Ocho Apellidos Catalanes: el retorno del taquillazo español

<P><I>Ya está en salas chilenas la secuela de </I>Ocho apellidos vascos<I>, la cinta más exitosa del cine hispano. Su protagonista, Clara Lago, cuenta detalles de una película que se ríe de los nacionalismos. </I></P>




En el universo de la vasca Amaia, el corazón siempre apuntará, al parecer, hacia el sur. De nada servirán los esfuerzos de su nuevo novio catalán Pau para que la testaruda muchacha trate de olvidarse de las malas experiencias con su ex prometido, el inmaduro Rafa, un vividor andaluz que prefiere levantarse tarde, disfrutar de la noche y acostarse siempre con una chica diferente. Y también, a la larga, el sentimental Rafa siempre preferirá a Amaia.

El inicio del argumento de Ocho apellidos catalanes, que desde el jueves está en la cartelera chilena, es una sinopsis de cómo se mueven los sentimientos en esta película, secuela de la exitosísima Ocho apellidos vascos, el filme que más ha recaudado en el cine español, con 56 millones de euros. También, a su manera, la sinopsis sirve para recordar que tal como su predecesora, Ocho apellidos catalanes no pretende dejar atrás hacer humor con los nacionalismos, uno de los tópicos más controvertidos de la sociedad española.

Estrenada en noviembre del 2015 en el país ibérico, la cinta se transformó fácilmente en la producción que más dinero ganó en el año, con 31 millones de euros. El éxito en taquilla la ubicó en esa nación sobre Star Wars: El despertar de la fuerza y Los minions y entre los cinco largometrajes más taquilleros de la historia del cine hispano junto a Ocho apellidos vascos, Lo imposible, Los otros y El orfanato. También, junto a su predecesora, es una de las series fílmicas más exitosas de la península ibérica, apenas superada por las cinco partes de Torrente, de Santiago Segura, que ha llevado 13,2 millones de espectadores.

"Nadie tiene una respuesta tan clara de por qué Ocho apellidos vascos fue tan exitosa. Si la tuviéramos significa que habríamos encontrado la fórmula para hacer películas de gran taquilla. Lo que pasó fue realmente insólito y tiene que ver con una serie de ingredientes y casualidades: el guión, el momento en que se estrenó, el tema de la nacionalidad vasca, la capacidad de reírse de eso, pero sin maldad. En general, creo que el éxito de esa película nos pilló a todos por sorpresa", cuenta al teléfono desde Madrid la actriz Clara Lago (1990), quien es Amaia en la saga.

Las dos películas protagonizadas por ella y Dani Rovira en el rol de Rafa han sido dirigidas por el veterano director español Emilio Martínez Lázaro y escritas por Borja Cobeaga, uno de los guionistas más solicitados del cine hispano. Es más, hace unas semanas Cobeaga anunció una tercera parte, aunque aún no se define que zona de España será la que esta vez caiga bajo sus viñetas de humor.

Ocho apellidos catalanes tiene a los mismos personajes, pero la acción se traslada a Cataluña, concretamente al pueblito de Monells, cerca de Gerona. Si en la anterior los defectos y virtudes de la comunidad vascongada eran motivo de risas, ahora les tocó el turno a los catalanes. En la trama, Rafa busca impedir la inminente boda de Amaia con Pau, un catalán bastante hipster y relamido. El tema del nacionalismo otra vez entra en escena, cuando Pau le hace creer a su abuela que su matrimonio será el primero que se celebre en la recién independiente Cataluña.

"Esta secuela llega cuando el tema de la independencia catalana está más candente. Sin embargo, no nos interesa reírnos maliciosamente de eso. Es decir, yo me río mucho con el guión, pero no me siento mal. No siento estar haciendo daño", dice la madrileña Clara Lago.

Dentro de un elenco que esta formado sobre todo por actores ligados a la comedia o de gran experiencia en el teatro, Lago tiene el rol más "serio" del grupo. Algo así como la piedra de tope entre las importunaciones infantiles de Rafa, los arranques de nacionalismo de su padre Koldo o la cursilería de Pau. "A mí me hubiera gustado también ser algún personaje cómico, pero me tocó ser la normal y seria del grupo. Pero a la larga no me arrepiento, pues hubiera sido difícil competir en comedia con ellos. Por ejemplo, Dani Rovira (su pareja, en la vida real) es cómico de profesión y toda su vida hizo shows hasta que debutó como actor en Ocho apellidos vascos. Y para que hablar de Karra Elejalde o Carmen Machi que tienen mucha experiencia en cine y televisión. Un personaje como Amaia siempre es necesario en una película de estas características, sobre todo en Ocho apellidos catalanes, que a diferencia de Ocho apellidos vascos pasa de la comedia típica a la comedia romántica", explica Lago.

Filmada en poco tiempo y con la intención de aprovechar el vuelo de Ocho apellidos vascos, la secuela de Martínez-Läzaro siempre se caracterizó, según la actriz, por la fluidez en el rodaje. "La pasamos tanto o aún mejor que antes, aunque en esta filmación, los cuatro actores principales éramos ya bastante conocido y nos reconocían por todos lados en el pueblo. Esta secuela concitó tanta atención que había como 60 medios a veces en las filmaciones y, de hecho, debimos hacer una conferencia en medio del rodaje, algo muy raro, pues no hay demasiado que contar tampoco a esas alturas", dice.

Sobre la relación con los actores, la actriz reconoce que debió hacer esfuerzos para aguantar las ganas de reír. A veces simplemente no pudo: "Dani Rovira es humorista y con Beto Romero, que interpreta a Pau, tuve literalmente problemas para filmar. Llegué a estar media hora tratando de hilvanar un diálogo. Trataba de mirarle el nudo de la corbata u otra cosa, pues su cara era muy divertida. Es muy cómico cuando lo quiere ser, pero cuando no quiere también. Tiene la gracia dentro. Es un ser que suda humor por los poros. Lo inhala y lo exhala".

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