El balance del cerebro de Viña: "En lo posible, ojalá Morrissey no vuelva nunca más"
El director del certamen, Álex Hernández, desclasifica su período al mando del Festival, cuya etapa en un principio termina este año. Desde el humorista que menos lo hizo reír hasta el minuto más tenso.
A horas de comenzar su octavo, y tal vez último Festival de Viña del Mar, el director Álex Hernández entrega su veredicto sobre lo mejor, lo peor, lo pendiente y lo más memorable que le tocó presenciar desde el switch de la Quinta Vergara, desde las vísceras del evento. Mientras masticó con más tiempo algunas respuestas, otras las disparó con gran rapidez y sin titubear, como cuando tuvo que referirse a Morrissey.
* El momento complicado
Don Omar, el reggaetonero que tenía que abrir la última jornada de la cita en 2016, anunció unas horas antes que había perdido un vuelo, por lo que su llegada estaba al límite. Ese tenso momento, Hernández no lo olvida, a pesar que todo se solucionó y el puertorriqueño terminó cerrando la noche. "La situación que vivimos con Don Omar fue muy complicada, porque nos enteramos 18 o 20 horas antes de su show, que estaba perdiendo el avión. Pero se solucionó porque se le puso un jet privado para que llegara a tiempo a Viña. Todo el canal se movilizó para generar los permisos de todos los países por donde tenía sobrevuelo, desde EE.UU. a Chile".
Tampoco quiso dejar afuera a Morrissey, quien, por ejemplo, exigió que sacaran a Cristián Sánchez del público. "Morrissey es un artista que no quiso participar de la fiesta que es el Festival de Viña. Eso lo vuelve un artista que, en lo posible, ojalá no vuelva nunca más", dice.
* Lo inolvidable
"Si uno lo ve a nivel de conexión con la audiencia, diría que es muy importante la presencia que tuvo Ana Gabriel y que tuvo Miguel Bosé, la vez anterior que vino, y también Isabel Pantoja. A nivel personal, digo Pedro Aznar. Me generó mucha emoción verlo, y trabajar el opening de Cerati con él, cuando le hicimos un homenaje", cuenta el realizador.
* Humoristas
En el humor, Hernández es mucho más escueto y preciso. Asegura que con el que más se rió fue con "Jorge Alís, por lejos". Mientras que el que menos gracia le causó fue "Rudy Rey", el que en 2014 fue vapuleado por el "Monstruo". ¿Y lo que pasó con Ricardo Meruane? "El episodio de Meruane, yo lo incluiría en lo que me da pena del Festival. Yo fui testigo de todas las veces que trabajó en la rutina, cuando volvió a la Quinta el 2016. Y por eso, cuando vi que los nervios le jugaron una mala pasada, lo lamenté muchísimo. Él tenía una muy buena rutina, pero los nervios le hicieron desarmarla".
* La gran decepción
Para definir cuál fue el momento más decepcionante, Hernández responde rápido, pero el nombre del artista es el que se le olvida: "Hubo un español que se puso a contar su vida en el escenario. ¡Chuta!, se me olvidó el nombre. Ya, me acordé: Melendi. Él tenía 35 minutos de show. Algo así como ocho canciones. Pero desde la canción tres para adelante, empezó a contar su vida, y consumió el tiempo en eso, y no cantaba. Entonces, finalmente, la decisión fue respetar el tiempo que se le dio, y se le informó, mientras estaba en el escenario, que estaba perdiendo tiempo para presentar sus canciones. Yo pensé que sería un pelotazo, porque tenía varias canciones conocidas. Pero no. Lo que podría haber rendido en el escenario no lo logró". Aquello fue en 2014.
* La gran sorpresa
Varios nombres quería dar el director para hablar de la gran sorpresa, pero, finalmente, optó por uno, que tuvo lugar en 2016: "Lo que me sorprendió fue Rick Astley. Me sorprendió cómo él se integró al Festival en toda la semana que fue jurado. Y más encima, termina haciendo un show, cuando no se movió ni un alma de la Quinta Vergara, y la gente lo disfrutó completo".
* El más desafinado
Esta fue la categoría que más le complica, porque sabe que CHV irá por un nuevo período, lo que significaría volver a toparse con varios de los artistas que ya le tocó ver. "Pucha. ¿Cómo voy a responder esto? (ríe). Sí, hay varios desafinados, pero no puedo mencionarlos, porque imagínate vienen de nuevo. Hay uno que es sorprendentemente desafinado, me acuerdo muy bien, pero no puedo mencionarlo".
* El mea culpa
Al momento de hacer el mea culpa, Hernández responde de forma concisa: "En el caso de Emmanuel, lo que asumo es haber pensado que ese show iba a funcionar muy bien cerrando. Y aunque funcionó, mejor habría funcionado abriendo. Mi error fue no haberlo puesto abriendo, lo asumo. Y con Raphael pasó exactamente lo mismo. Son artistas muy grandes, y cuando traes a artistas de ese calibre, creo que la discusión de si cierra o abre, se debe limitar a que abra. Son cosas programáticas, y son muchos los factores que influyen en si un artista abre o cierra. Pero como director, lo que pasó con ellos, lo asumo yo".
* Un sueño
Antes de llegar a convertirse en el director del Festival, Hernández veía la cita desde su casa, cómodamente, sin ninguna situación de estrés. Así fue desde chico, y por eso tiene claro los momentos que vio como telespectador, y que como un sueño, le habría gustado dirigir. "Me hubiera encantado, aunque era un niño, estar en la actuación del Puma Rodríguez. Eso fue inolvidable. Yo habría estado ahí feliz, pero tenía solo siete años. Era imposible, pero ese es un momento soñado, tremendo. Y el de Sandro también. Sandro siempre dejaba la grande".
* El que queda pendiente
No hay margen de error en esta respuesta. Acá, Hernández habla a modo personal, y lo dice fuerte y claro: "Charly García, y siempre respondo lo mismo. Ojalá venga a celebrar el aniversario de Piano bar, que a mi juicio es el mejor disco de su historia. Y que venga con la banda original de Piano bar. Se hicieron todos los intentos, pero hubo algunos inconvenientes de salud que generaron un respeto desde nosotros hacia él. Queremos que se cuide".
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